Planta elevadora Canoas: respiro para el río Bogotá

Tras seis años de parálisis y de líos legales, hay luz verde para avanzar en el proyecto que busca descontaminar el afluente. La obra, que conectará la red de túneles y la PTAR, durará casi cuatro años y costará $390.000 millones.

Alexánder Marín Correa (jamarin@elespectador.com) / @alexmarin55
06 de junio de 2018 - 04:00 a. m.
 En el predio Invías, por donde sacaron las tuneladoras, se construirán la estación elevadora y la PTAR Canoas para descontaminar el río Bogotá. / Mauricio Alvarado - El Espectador
En el predio Invías, por donde sacaron las tuneladoras, se construirán la estación elevadora y la PTAR Canoas para descontaminar el río Bogotá. / Mauricio Alvarado - El Espectador

Se empieza a destrabar el plan con el que se busca saldar la deuda que tiene la ciudad con el río Bogotá. Tras la extracción de las tuneladoras, que estuvieron siete años bajo tierra, y asegurar los $4,5 billones para construir la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Canoas, el Distrito anunció este martes la apertura de la licitación para contratar la construcción de una pieza clave en la descontaminación del afluente: la estación elevadora, obra que esperan tener contratada en septiembre, tardará cuatro años y costará $390.000 millones, incluida la interventoría.

El anuncio no es menor. Hoy las aguas residuales del centro y el sur de la capital, así como las de Soacha, se vierten en los ríos Fucha, Tintal y Tunjuelo. De allí llegan sin tratamiento al río Bogotá. Como parte del plan para limpiar estos afluentes, hace más de una década se diseñó un sistema que consiste en una red de túneles a 70 metros de profundidad para transportar aguas negras hasta la futura PTAR Canoas, donde serán tratadas. Para conectar ambas obras es necesaria la estación elevadora. (LEA: Las maniobras para comenzar la descontaminación del río Bogotá)

La historia

Detrás de este anuncio hay una larga historia que comienza en 2009, cuando se adjudicó el contrato al Consorcio Canoas, conformado por CASS Constructores y Odebrecht S.A., para construir la red de túneles, integrada por un colector principal (9 km de longitud y 4,2 m de diámetro) y un túnel de emergencia (200 m de longitud y 3,2 m de diámetro). El diseño original contemplaba que ambos debían conectarse en el predio Invías, en Soacha, donde se construirían la estación elevadora y la PTAR. De allí saldrían las aguas tratadas al embalse del Muña, favoreciendo a Emgesa en su tarea de producción de energía.

La construcción de la red de túneles llegó al 95 %. Sin embargo, hace seis años, cuando la obra estaba a punto de terminar, las tuneladoras se apagaron debido a líos con el predio que se necesitaba para completar la obra. La razón: el Acueducto no adquirió el lote a tiempo. Como alternativa se planteó construir la PTAR en otro lote, denominado El Charquito, lo que no sólo implicaba un cambio de sitio y de diseño, sino afectar los planes de Emgesa. Para sustentar la alternativa, el Distrito señaló que no estaba obligado a invertir dineros públicos e incluso aumentar las tarifas de aseo 6,4 % para incluir una obra que sólo beneficiaría a la hidroeléctrica. 

(LEA: Tuneladoras de Odebrecht empiezan a ver la luz)

La polémica llegó a los tribunales y, en respuesta a una acción popular, el Consejo de Estado suspendió la obra hasta que se tuviera claridad en los diseños, la ubicación, las especificaciones técnicas, financieras y ambientales. Finalmente se ordenó continuar el proyecto inicial en el predio Invías. Pasaron seis años hasta marzo del año pasado, cuando la actual administración contrató los trabajos para terminar los ductos y sacar las tuneladoras.

Con esta fase lista, hoy se puede continuar con el proyecto de saneamiento y avanzar puntualmente con la construcción de la planta elevadora, que una vez esté en operación, en 2022, permitirá habilitar la red de tuberías por la que circulará el 70 % de las aguas negras de la ciudad. La nueva estructura bombeará el líquido desde el pozo ubicado a 70 metros de profundidad hasta la PTAR, donde será tratado antes de verterlo al embalse del Muña y el río Bogotá.

“La estación elevadora es un hito para el saneamiento de las aguas del río y una solución técnica, ya que permitirá elevar esos líquidos por gravedad para llevarlos a la futura planta de tratamiento. La estación estará en Soacha, en el mismo sector donde se construirá la PTAR, y bombeará 39 litros por segundo, suficientes para llenar en un minuto una piscina olímpica”, explicó la Empresa de Acueducto.

Para la construcción, Emgesa se comprometió a aportar $103.000 millones y durante los próximos 20 años, período que durará la concesión de las aguas del río Bogotá que le otorgó la CAR, se encargará de la operación y el mantenimiento de la estación elevadora y asumirá los “costos de la energía eléctrica asociados a dicha estación, como lo es el bombeo del agua para llevarla hasta la planta de tratamiento de Canoas”, dijo Lucio Rubio, director general de Enel en Colombia.

El sistema estará completo en 2024, cuando se termine y se ponga en funcionamiento la PTAR Canoas, que será el corazón del proyecto. Para su construcción, el año pasado se aseguraron $4,5 billones necesarios, de los cuales $1,5 billones los aportará la CAR; $61.000 millones, la Gobernación de Cundinamarca, y el resto el Distrito a través de la Empresa de Acueducto. Del monto total, alrededor de $1,4 billones corresponden a los gastos de operación, cuyas obras comenzarán en 2019 y finalizarían en 2024.

De acuerdo con la Empresa de Acueducto, una vez se termine la ampliación de la PTAR Salitre en el norte y se construya la PTAR Canoas en el sur, se podrá evitar que diariamente lleguen 800 toneladas de residuos contaminantes al afluente, con lo que se podrá pagar la deuda que tiene la ciudad con el río Bogotá.

Por Alexánder Marín Correa (jamarin@elespectador.com) / @alexmarin55

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