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Lo político tras el alza del pasaje de TransMilenio

Mientras Petro no ha querido autorizar un incremento como lo sugerían los estudios internos de la empresa, en el equipo de Peñalosa hay molestia, porque será una de las primeras medidas que deba tomar.

Verónica Téllez Oliveros
18 de diciembre de 2015 - 04:14 a. m.

El pasaje de Transmilenio tendrá que subir y podría ser el alza más alta en sus 15 años de funcionamiento: $200. Este monto lo sugirió el gerente del sistema Sergio París. No está claro si Gustavo Petro tomará la decisión a 13 días de terminar su mandato o si dejará que la administración de Enrique Peñalosa cargue con esa responsabilidad. Sea el alcalde que sea, la decisión tendrá que empezar a regir lo antes posible, pues la realidad es que las cuentas del sistema no cuadran y el aumento es inaplazable. La pregunta es: ¿quién cargará con el costo político de la orden?

Sergio París anunció que le pedirá el aumento de $200 al alcalde electo Enrique Peñalosa, teniendo en cuenta las condiciones financieras del sistema. Dijo también que el Distrito quería recaudar más recursos con dos proyectos que presentaron al Concejo, pero que fueron hundidos en los debates. Pero lo que no explicó es que esa alza tan alta es necesaria, en gran parte, producto de las decisiones de esta administración, como la rebaja que ordenó el alcalde Petro en 2012, cuando dividió las tarifas según horarios ($1.700 en hora pico y $1.400 en horario valle).

Como lo ha contado este diario, evidentemente la intención de rebajarles el pasaje a los ciudadanos era buena, pero la tomó sin tener ninguna fuente financiera para cubrir el hueco que iba a dejar esa rebaja. El impacto no se hizo esperar y hasta julio de este año iba en $400 mil millones. Por eso el alcalde tuvo que echarse para atrás y aunque no subió el pasaje, como se lo sugerían los estudios de la subgerencia económica de Transmilenio, sí eliminó las horas valle en este sistema y fijó una tarifa plena de $1.800 en julio pasado.

En la Alcaldía se sabía hace tiempo que el aumento del pasaje era inaplazable. Sin embargo, el mandatario ha mostrado su interés en ser recordado como el alcalde que rebajó la tarifas. Es por esto que asumir el costo político de autorizar un aumento tan alto en los últimos días de su gobierno, no parezca una buena opción. Mucho menos, en momentos en que busca defender lo hecho en la Bogotá Humana, con miras a consolidar su proyecto político de la Colombia Humana.

Pero todo puede suceder con el alcalde y puede que, como lo hizo Clara López hace cuatro años, decrete en el último día de gobierno el incremento, de manera que en medio de las fiestas de fin de año, pase inadvertido entre los ciudadanos, que sólo lo sentirán cuando asuma el nuevo alcalde.

Justamente será al gabinete Peñalosa al que le quedará la tarea de reorganizar las cuentas de Transmilenio. Varias fuentes le confirmaron a este diario, que en su equipo hay molestia porque la administración Petro no quiso subir en $100 el pasaje de Transmilenio durante su mandato (como se hizo desde los comienzos del sistema para evitar huecos fiscales) y ahora pretenda imponer un alza que dobla esa cifra. Además, la molestia también radica en que, si Petro no lo deja decretado, será una de las primeras medidas que tendrá que tomar la nueva administración.

Lo que los expertos en movilidad critican en esta historia es que en los últimos años la tarifa de Transmilenio se haya sometido a los caprichos políticos, más que a los aspectos técnicos, como funcionó en principio. El primero en decidir que no haría un aumento al pasaje del sistema fue Samuel Moreno, y cuando Clara López autorizó un incremento en el último día de 2011, lo ordenó sólo por $50 y no por los $100 previstos. Y aunque las rebajas o las decisiones de no autorizar un alza son presentadas como un “regalo” para los ciudadanos, lo cierto es que el impacto económico les termina costando a todos los ciudadanos, porque al final el Distrito tendrá que buscar recursos para cubrir el déficit que dejará este tipo de medida.

En el caso de Transmilenio, sólo la tarifa valle le costó $400 mil millones a la ciudad, como lo contó El Espectador. Y el déficit de la implementación del Sistema Integrado de Transporte Público se calcula en unos $2 billones. De ahí que el gerente de Transmilenio ahora le esté sugiriendo a Peñalosa un aumento de $200 en la tarifa para 2016.

Por Verónica Téllez Oliveros

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