¿Por qué son talados los árboles en Bogotá?

La actividad es punto recurrente de debate. Mientras el Distrito dice que se hace por seguridad, la comunidad teme que sea para ampliar ciclorrutas y vías.

Salua Murad Rodríguez /Twitter: @salua_96
22 de agosto de 2018 - 03:00 a. m.
Habitantes del barrio La Alhambra dicen que más de 30 árboles fueron talados en el corredor de la 116  entre la Autopista Norte y la carrera 55. / Mauricio Alvarado - El Espectador
Habitantes del barrio La Alhambra dicen que más de 30 árboles fueron talados en el corredor de la 116 entre la Autopista Norte y la carrera 55. / Mauricio Alvarado - El Espectador
Foto: MAURICIO ALVARADO

El sonido de las motosierras talando árboles en los parques públicos ha generado este año más ruido que el de costumbre. Y no solo por el agudo sonido de la herramienta, sino por las voces de protesta que se han alzado en contra de las jornadas que ha adelantado el Distrito en zonas como El Virrey, Bosques de San Carlos y La Alhambra, entre otros. Y no es para menos: de acuerdo con el Jardín Botánico, entre enero y julio habían sido talados 2.604 árboles en el espacio público y, según la proyección de la Secretaría de Ambiente, la cifra este año podría llegar a 10.000.

A raíz de esto es que hoy se libra un debate complejo: mientras los defensores de los árboles dicen que la administración está sacrificando naturaleza por cemento, el Distrito se defiende asegurando que la tarea es indispensable, planeada y responde a la necesidad de eliminar el riesgo que representan algunos individuos enfermos o que están a punto de caer; que la cantidad es mínima frente a los 2,1 millones de árboles que tiene la ciudad y que por cada individuo talado se siembran cinco.

El proceso

Antes de ahondar en la polémica, es clave tener en cuenta que en la ciudad nadie puede talar un árbol sin permiso. Para hacerlo, tanto particulares, empresas privadas como entidades públicas deben adelantar una serie de trámites. Aunque la mayoría cree que la decisión es exclusiva del Jardín Botánico, realmente esta entidad es apenas un actor de una estructura en la que el primer responsable se fija dependiendo de dónde está el árbol. De acuerdo con el subsecretario de Ambiente, Óscar López, “si el árbol está en el espacio público, el encargado es el Jardín Botánico; si está dentro de un parque, es el IDRD, y si es dentro de un humedal, es el Acueducto. Eso está dentro de las atribuciones de cada entidad en el decreto 531 de 2010”. Eso sí, vale resaltar que la última palabra siempre la tiene la Secretaría de Ambiente.

Teniendo esto claro, se establece la ruta para solicitar la autorización de tala. Cuando se tramita para adelantar alguna obra, se hace la petición y es Ambiente la que debe emitir un concepto técnico, en el que determina el valor del árbol y si se pude cortar o no; establece un cobro, que para el caso de personas naturales oscila entre $337.000 (si es una acacia) y $880.000 (si es un nogal), mientras que las entidades públicas deben pagar plantando un nuevo arbolado en zonas del sistema hídrico o áreas verdes en la ciudad.

Cuando la tala debe hacerse porque el árbol genera algún riesgo, son las autoridades de Prevención y Atención de Emergencia las que deben activar un protocolo, para que la situación sea analizada por un ingeniero forestal de la Secretaría de Ambiente, que es la entidad encargada de vigilar y mantener en buen estado los 2,1 millones de árboles de la ciudad. En caso de corroborar algún tipo de condición como ramas caídas, pudrición, marchitamiento y peligro de volcamiento, se toma la decisión de tratarlo o talarlo, tarea que ejecuta el Jardín Botánico. Finalmente, la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP) realiza la recolección y disposición de la madera.

No obstante, es importante destacar que para evitar una decisión tan radical como la tala el Distrito adelanta un plan de mantenimiento de la red arbórea, que tiene un costo por individuo que oscila de $20.000 a $196.000, dependiendo de la edad y las condiciones de cada árbol. 

El debate

Aunque todo parece bien planeado, cada vez que la administración interviene una zona verde, con labores de poda, traslado o tala, se ve enfrentada al malestar de los vecinos, a quienes muchas veces estas actividades los toma por sorpresa. Muchos suelen desconocer las razones de la intervención pues, según ellos, las entidades distritales no les informan sobre los planes ni proponen alternativas para reemplazar los árboles talados. Por ejemplo, en la zona del Bosque de San Carlos, en la localidad de Rafael Uribe Uribe y en el corredor de la calle 116, entre Autopista Norte y Av. Córdoba (Suba), han talado 183 árboles en el último mes, según el Distrito.

En este caso, los habitantes de las zonas aledañas reiteran que no hubo diálogo y que la tala resulta ser una estrategia para llenar de más cemento la ciudad. “Nos opusimos, porque somos el ‘pulmón del sur’ y no había necesidad de cortar los árboles. Queríamos que les hicieran mantenimiento, pero ellos cuando dicen tumbar es a tumbar”, argumentaron miembros de la comunidad que hacen parte de la mesa de trabajo del Bosque de San Carlos.

En la calle 116 la situación no es diferente. Toto Caicedo, residente del barrio La Alhambra y miembro de la junta de acción comunal, llamó la atención sobre la llegada inesperada de los contratistas. “Algunos nos acercamos a preguntar y ellos simplemente respondieron que era una orden del Distrito”. Y agrega: “Nos llama la atención el bicicarril que baja por el puente de la 116. Creemos que la intención es ampliarle el camino”. Por eso, los residentes radicaron un derecho de petición para pedirle explicaciones a la Alcaldía. A la fecha, en esta zona, según la comunidad, han sido talados alrededor de 30 árboles; pero de acuerdo con el Jardín Botánico el plan de tala contempla 136.

Un plan estructurado

A pesar de las quejas de la gente, la administración las desestima y afirma que, contrario a lo que dicen los vecinos, ellos cuentan con un programa bien estructurado, en el que no solo se vela por la conservación de los árboles, sino que cuando se realizan talas se le informa con tiempo a la comunidad las razones y los planes de compensación.

Según el Jardín Botánico, por cada árbol que cortan, siembran cinco. Además, señala que, en lo corrido de esta administración, se han plantado cerca de 80.480 árboles (casi 80 por día) y que en todos los sectores intervenidos se han hecho socializaciones a la comunidad, con el acompañamiento de la Secretaría de Ambiente. “A través de la oficina de participación en las localidades tenemos contacto con la ciudadanía. Les expresamos la necesidad de que se haga el trabajo de seguimiento de arbolado urbano y hacemos un acompañamiento de manera integral a todas las intervenciones”, dijo un funcionario de la Secretaría de Ambiente.

La discusión por los árboles de Bogotá no se detendrá. Según el Jardín Botánico, hay alrededor de 10.000 individuos con alguna probabilidad de volcamiento, por lo que habrá más jornadas de tala. El reto para el Distrito es lograr acuerdos con las comunidades que tienen un arraigo con sus zonas verdes.

Por Salua Murad Rodríguez /Twitter: @salua_96

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