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Programas LGBTI son pedagógicos: Canal Capital

Así lo aseguran los conductores del 'El Sofá', el magazín cuestionado por el concejal Marco Fidel Ramírez.

Diana Carolina Cantillo E.
09 de noviembre de 2012 - 09:11 p. m.
El parche de El Sofá: Catalina Villa,  Daianny García (productora) y Alejandro Jaramillo (director).
El parche de El Sofá: Catalina Villa, Daianny García (productora) y Alejandro Jaramillo (director).

Alejandro Jaramillo y Daianny García son los protagonistas de una revolución silenciosa —y para algunos incómoda— que busca empoderar los derechos de la comunidad LGTBI. Lo hacen todos los domingos a las 8:30 p.m., durante 45 minutos, desde cualquier localidad de Bogotá, en un sofá morado, a través del magazín televisivo El sofá.

García y Jaramillo, productora y director del programa del Canal Capital, respectivamente, son también los conductores de un programa que ha sido calificado por el concejal Marco Fidel Ramírez, del Partido de Integración Nacional (PIN), como el de la discordia para la familia bogotana por sus contenidos “vulgares, inmorales y pornográficos”. Un programa cuya producción cuesta $24 millones mensuales y que reúne el apoyo de organizaciones sociales y fundaciones que defienden el ser LGTBI.

Estos dos personajes son criticados no porque sean homosexuales, sino porque les dan voz a gays, lesbianas y transgeneristas que no tienen pantallazos en los canales comerciales, personas que no necesariamente son peluqueros o trabajadores sexuales, sino expertos, escritores, psicólogos y abogados que son LGTBI.

Los dos presentadores debían figurar con nombres y apellidos en la respuesta al cuestionario que debía entregar el Canal Capital al Concejo de Bogotá, a través de la proposición de control político ideada por el ‘concejal de la familia’, politólogo y especialista en derechos humanos (ver nota anexa). Solicitud que no fue aceptada por Hollman Morris, gerente del canal distrital, por considerarla inconstitucional y en contravía de derechos como la libertad sexual y a la intimidad.

¿Por qué El sofá? “Porque en el sofá se ve televisión y cabe toda la familia”, responden García y Jaramillo. El primer reproche: el magazín es emitido en un horario familiar, por lo que Ramírez asegura que sus contenidos no son aptos para la familia. “Sí, ¿y es que acaso en una familia no puede haber un gay declarado o enclosetado? ¿No habrá una madre que quiera entender a su hija lesbiana?”, arremete García, y complementa la respuesta Jaramillo: “nuestros contenidos no son vulgares, son pedagógicos y no sólo están orientados a la comunidad LGTBI, algunas secciones son para cualquier persona con X o Y orientación sexual, aunque nuestro público específico es el LGTBI, que es una minoría”.

“Ahora, el concejal nos ataca con un discurso religioso y moralista, pero nosotros hemos realizado programas que han tenido la temática religiosa, porque a él se le olvida que los gays y las lesbianas son cristianos, católicos, ateos... Esta no es la dictadura de la diversidad, en ella no hay una dictadura y precisamente eso no lo está viendo Ramírez”.

La religión. Un tema trascendental para García, una mujer creyente, que fue cristiana, líder juvenil y baterista de su iglesia. Hoy recuerda la admiración que sintió alguna vez junto con su madre, una mujer devota, por el pastor Marco Fidel Ramírez, un hombre recto, comprensivo y amoroso que predicaba la palabra de Dios y del amor en la Iglesia Familiar Internacional, el mismo que hoy la cuestiona, dice, a ella y a muchos otros, por decidirse por una orientación sexual diferente a la heterosexual y lograr un espacio en la televisión pública. “El miércoles, en el debate de control político en el Concejo, entendí que hay muchos que quieren que llevemos una vida, pero una invisible”.

Por Diana Carolina Cantillo E.

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