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¿Se complican las cosas para Claudia López en el Concejo?

El Concejo, que empezó muy alineado con el Distrito en ciertos aspectos, cada vez se muestra más crítico hacia el gobierno de Claudia López. La fisura ocurre en un momento clave, en que la administración debe tramitar su plan de reactivación económica, que ya sufrió el primer revés, y el cupo de endeudamiento.

Redacción Bogotá
01 de septiembre de 2020 - 02:39 p. m.
Las voces de oposición hacia la alcaldesa ya suenan incluso desde la propia bancada de gobierno (Alianza Verde y Polo Democrático).
Las voces de oposición hacia la alcaldesa ya suenan incluso desde la propia bancada de gobierno (Alianza Verde y Polo Democrático).
Foto: Gustavo Torrijos Zuluaga

La oposición al gobierno de Claudia López crece poco a poco en el Concejo de Bogotá. Los primeros días de su administración ninguna bancada declaró su desacuerdo. Bastó una semana para que los concejales de Cambio Radical se declararan en oposición, y a pesar de que otros partidos como Centro Democrático (CD) y Colombia Humana (CH) eran críticos con el Distrito, se mantuvieron en independencia. La pandemia cambió las cosas y temas como el manejo de la seguridad y las ayudas llevaron al CD a declararse de manera formal en oposición, y a la bancada del CH pensando en tomar la misma decisión si el Distrito no reversa su decisión de demoler la torre central del hospital San Juan de Dios.

Las fisuras cada vez más amplias entre el Concejo y el Distrito ocurren en un momento delicado para el gobierno distrital, pues debe sacar adelante ante esa corporación los proyectos más importantes para superar la emergencia sanitaria: el plan de reactivación económica, bautizado “Plan Marshall” (que ya sufrió un primer revés al ser retirado por el secretario de Gobierno) y el cupo de endeudamiento para solventar las pérdidas que ha tenido la ciudad durante los cinco meses de cuarentena estricta.

El retiro del “Plan Marshall”, además de esas fracturas, también dejó claro que se recortan los tiempos para que se ponga en marcha el plan de recuperación. Pero primero este debe ser aprobado en el Concejo, donde las cosas se ponen cada vez más difíciles para el Distrito. A los choques con los tres partidos que le hacen contrapeso de frente se suma el tropiezo que tuvo con Carlos F. Galán, presidente del Concejo, y por consiguiente con la bancada del movimiento “Bogotá para la gente”.

El hecho de que el secretario de Gobierno, Luis Ernesto Gómez, culpara a Galán de haberle dado mal trámite al “Plan Marshall”, generó malestar en el cabildante y lo demostró el mismo viernes que ocurrió el tropiezo. Por medio de varias publicaciones, Galán dio a entender que Gómez “se lavó las manos” al retirar el proyecto ante su inminente hundimiento en el cabildo. Según el presidente del Concejo, como no se alcanzaban a debatir el cupo de endeudamiento y el “Plan Marshall”, el Distrito decidió retirarlo y culpar al Concejo del revés.

Las cosas no cesan ahí. A la alcaldesa López se le está resquebrajando incluso la bancada de gobierno (Alianza Verde y Centro Democrático), donde cada vez se escuchan más fuertes las voces disonantes de Lucía Bastidas, de los verdes, y de Carlos Carrillo, del Polo. A pesar de hacer parte de esa bancada, ninguno de los dos cabildantes oculta su falta de alineación con el gobierno distrital y han expresado sus reparos frente a proyectos como la renovación de la Carrera Séptima y otros planes de movilidad.

¿Cómo se agrietó la unión?

En enero, cuando se instaló el Concejo, hubo las discusiones normales para escoger al presidente del Concejo, pero bastó un pronunciamiento de la alcaldesa apoyando la candidatura de Galán, para dirimir las polémicas y elegirlo de forma unánime. En ese momento se preveía una buena sociedad entre el Distrito y la bancada de Galán, e incluso se intentaron alianzas. También había buenas relaciones con los otros partidos en independencia, y hasta con colectividades como el Centro Democrático y Colombia Humana había un buen diálogo, pues ambas partes prometieron poner los intereses de la ciudad por encima de las confrontaciones políticas.

La discusión del Plan de Desarrollo, a mediados de este año, fue la primera conquista del Distrito. No faltaron las discusiones, algunos artículos sufrieron modificaciones y hasta temas como la creación de un operador público para el transporte, la caída de la troncal de Transmilenio por la Séptima o las metas económicas, fueron muy objetados por varios concejales.

El Plan de Desarrollo finalmente se aprobó, pero luego vinieron las grietas por el manejo de la pandemia. No solo eso, puntualmente al Centro Democrático le causó profundo malestar el continuo choque entre la alcaldesa López y el presidente Iván Duque, e incluso han acusado a la mandataria de “no superar su etapa como senadora”. Por parte del petrismo, el choque gira en torno a los planes de renovación en el complejo hospitalario San Juan de Dios, pues la bancada defiende que el senador Gustavo Petro, cuando fue alcalde de la capital, hizo avances para restaurar el hospital.

Las relaciones se enfriaron y por ahora no se ven muchas salidas para que el Distrito retome el soporte del Concejo, pues además el secretario de Gobierno no ha tenido las mejores relaciones con los cabildantes. Pero en este momento de proyectos importantes es clave el apoyo en el cabildo, y queda en el aire el futuro con otras bancadas con las que si bien no ha tenido muchas confrontaciones, tampoco le han manifestado un apoyo irrestricto.

Por eso queda la pregunta de qué rumbo tomarán partidos como el Liberal, que tiene la segunda bancada más grande en el Concejo y sus ; el Conservador y de la U, con concejales de experiencia y que conocen el manejo político de estos proyectos, y Colombia Justa Libres que, si bien solo tiene dos concejales, cada vez le reprochan más aspectos a la administración, en especial lo relacionado a la apertura de las iglesias.

La medición de cómo quedaron las cosas para el Distrito será el trámite del cupo de endeudamiento, que el Distrito pretende ampliar a casi $11 billones pues, según la Secretaría de Hacienda, el impacto de la pandemia significa una disminución de $4,5 billones en los ingresos, y un aumento en el gasto, de $3,5 billones. También vendrá una prueba de fuego con el nuevo plan de reactivación económica, del que se sigue esperando si tendrá o no modificaciones.

Y a futuro, a la relación entre Concejo y Distrito aún le queda por sacar adelante el presupuesto de Bogotá para 2021, año en que también se dará la discusión del Plan de Ordenamiento Territorial (POT). Este quizás es el proyecto más importante y para su aprobación se requiere más que algunos concejales a favor, como ya se demostró el año pasado cuando el proyecto que presentó la administración de Enrique Peñalosa se hundió en el Concejo, a pesar de que en apariencia tenía una leve oposición.

Redacción Bogotá

Por Redacción Bogotá

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