¿Se debe acabar el festival Hip Hop al Parque?

Durante años, este festival ha estado bajo un estigma que asocia un histórico movimiento con consumo de drogas y delincuencia. Aunque muchas voces piden cerrarlo, tanto el Distrito como sus miembros le quieren apostar a fortalecerlo.

Felipe García Altamar / fgarcia@elespectador.com / @FelipeAltamar
06 de octubre de 2018 - 03:13 a. m.
El Distrito espera que 80.000 personas se reúnan en el Simón Bolívar. / Cortesía: Idartes
El Distrito espera que 80.000 personas se reúnan en el Simón Bolívar. / Cortesía: Idartes

Han pasado 45 años desde que en las calles de Nueva York brotaron las semillas del hip hop, un movimiento que rápidamente creció en Estados Unidos y se extendió al resto del mundo. En Bogotá, los vestigios de esta música cruda y estética singular que rodea a los raperos, se pueden encontrar 30 años atrás, cuando en los barrios populares empezaron a imitar lo que había en revistas, casetes y videos de la época. Los pequeños grupos de barrio evolucionaron hasta tejer una red de colectivos que desde entonces sostiene el hip hop en sus cuatro ejes: rap, DJ, graffiti y breakdance. Y pese a la firmeza del movimiento, por esta época, cuando la capital acoge el festival de hip hop más grande del continente, las opiniones suelen contraponerse.

Hip Hop al Parque nació hace 22 años como una más de las propuestas de festivales al aire libre. Sin embargo, su consolidación fue más lenta, ya que se dio gracias a que los propios raperos empujaron para que pasara de ser un festival de nicho, en la Media Torta, a acoger a más de 80.000 personas en el Parque Simón Bolívar.

Desde su creación, al convocar población de barrios difíciles, el evento ha sido estigmatizado y señalado como foco de riñas y delincuencia. Por eso, al final de cada versión, no faltan las voces que piden acabarlo, bajo el argumento de que propicia la inseguridad. Este año fue particular porque un grupo de raperos le pidió al Instituto de las Artes (Idartes) que cancelara el evento. Su argumento fue que venían en aumento los problemas a la salida del festival, y que los procesos de selección de artistas no son los adecuados.

¿Por qué se tendría que acabar?

Al interior del festival reconocen las dificultades que tiene su realización. Por eso, desde Idartes adelantan una reconfiguración del certamen. Lo primero es mejorar los procesos de selección de las bandas que estarán en tarima. Antes había concursos e invitados, pero a partir de este año todo cambió a procesos por convocatoria y eso causó malestar entre algunos artistas. La selección internacional está a cargo de la curadora Diana Avella, quien explica que con este modelo buscan aumentar la calidad seleccionando entre más de 100 agrupaciones, las ocho que representarán a Bogotá.

“Idartes garantiza los derechos culturales y no puede entregar cupos directos a quienes no participan de la convocatoria. Eso era lo que pedían las personas que se manifestaron, que además solicitaron financiación para festivales urbanos en las localidades. Lo que no saben es que al programa ‘Festivales al barrio’, que garantiza la realización de 30 festivales locales en el año, se presentaron 130 propuestas y fueron escogidas 25 del movimiento hip hop”.

Avella agrega que entre las estrategias para fortalecer el hip hop capitalino también se están teniendo en cuenta las letras y mensajes en tarima de los grupos, para que desde ellos se empiece la transformación y se regrese a la esencia pacífica y respetuosa del movimiento. Por estos cambios, más el significado histórico y artístico del evento, es impensable que se cierre de un año para otro. “Queremos coherencia con el movimiento y total respeto con las demás expresiones culturales. El festival es una reivindicación, porque el movimiento luchó para que naciera y se expandiera, así que no somos quienes para acabar un festival que ha sido plataforma para muchos artistas”.

Eso sí, no es secreto que históricamente el festival ha presentado situaciones complejas de seguridad, que según el Distrito se han reducido año tras año el año pasado. Por eso este tema también hace parte del proceso de renovación del evento y desde la producción se prevé mejorar las condiciones de seguridad.

“Junto con la Policía y las secretarías de Gobierno y Seguridad diseñamos anillos externos y en el Simón Bolívar. Además muros de contención y requisas más duras. Lo que hemos notado es que días previos al evento vienen personas y entierran elementos en zonas verdes del parque y las sacan de allí en medio del festival”, dice Diego Millán, productor de Hip Hop al Parque, quien confirma que entre las mejoras está un aumento del pie de fuerza. Habrá 800 policías por día, 450 personas de logística y 42 filtros de seguridad, 21 en cada costado del parque.

Hip Hop al Parque, solo una pieza del rompecabezas

Como indica la curadora del festival, esta tarima ha sido plataforma para muchos artistas y de ahí la importancia de mantenerlo. Para ello, además de transformarlo, miembros del movimiento afirman que también es necesario trabajar en otros frentes para crear conciencia sobre el hip hop y que no se tenga que pensar en soluciones drásticas como el cierre.

Juan Pablo Barragán, actor y productor de Yoky Barrios, afirma que “a partir de las problemáticas del movimiento se deben generar estrategias para crear conciencia, porque tomando decisiones como acabar el festival no se hace nada ya que se omite el problema. Todo evento en masa es el reflejo de la sociedad y si van a agarrarse allá hay que revisar por qué lo hacen”.

En esto coincide Andrés Triana, gestor cultural de Antonio Nariño y vocalista de la banda Afrikan Soul, vieja conocida de la tarima del festival. Para él, los incidentes que se presentan son un tema que se debe tratar con procesos reales de sensibilización y cultura. Además, asegura a manera de consejo que los raperos no deben tomarse Hip Hop al Parque como la cúspide de su carrera, sino apenas un paso para llegar a ser conocidos.

"Muchos raperos que no logran sonar creen que el festival es la cima de su carrera y se preparan todo el año para eso. Si no pasan se les acaba la vida y luego se autoexcluyen. En realidad, hay que pensar en crear industria y en salir de los tópicos de barrio para hacer trascender la música".

Por último Will Martínez del sello Spectral Enter, responsable de la visita de artistas como Kase.O, Canserbero o Vico C, resalta que es el emprendimiento y el apoyo a los nuevos talentos el camino para seguir fortaleciendo el movimiento. “Podemos ser más transgresores y apostarle a apoyar grupos emergentes. Hay que fortalecer esta nueva visión del festival, porque más que querer acabarlo, la idea es darle la vuelta”.

Como estas figuras del movimiento, son varios los raperos convencidos de que el camino para mejorar el histórico festival no es acabarlo, sino transformarlo y hacerlo más cercano a quienes disfrutarán de dos días cargados de hip hop, como los que se vivirán este fin de semana en Bogotá.

Por Felipe García Altamar / fgarcia@elespectador.com / @FelipeAltamar

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