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Sector ambiente en Bogotá: año de corregir errores y fijar nuevos retos

Aunque se frenó la idea de intervenir en la reserva Van der Hammen, no se salvó de la polémica por la intervención en los humedales. Calidad del aire, los cerros y el río siguen siendo las prioridades. Este es el balance de los primeros 12 de una administración que llegó con la intención de “reverdecer la capital”.

Nicolás Díaz
31 de diciembre de 2020 - 02:17 a. m.
Una de las primeras tareas del Distrito fue retirar la solicitud para intervenir la reserva Van der Hammen. / Archivo.
Una de las primeras tareas del Distrito fue retirar la solicitud para intervenir la reserva Van der Hammen. / Archivo.

Recuperar la confianza de la gente, reverdecer la ciudad y definir qué hacer con casi $1 billón en lo que queda de administración han sido algunos de los retos que ha enfrentado la Secretaría de Ambiente este año. Aunque para los ambientalistas se ha evidenciado una mejoría respecto a la administración pasada, lo que piden para 2021 es mayor agilidad y eficacia en los procesos.

La administración de Claudia López arrancó este año buscando modificar y mejorar muchas de las acciones que habían causado descontento durante la alcaldía de Enrique Peñalosa, como evitar la intervención de la reserva Van der Hammen y restringir obras en humedales, misiones que fueron compromisos adquiridos en campaña. Esto, sin dejar de lado obligaciones como la de mejorar la calidad del aire (que a comienzo de año obligó a declarar la alerta amarilla), la protección de los cerros orientales y seguir con la recuperación del río Bogotá.

De esa manera, a mediados de enero, el Distrito retiró la solicitud para intervenir la reserva Van der Hammen, y hasta el momento se ha dedicado a analizar cada predio que la compone, con el fin de poder hacer acuerdos con todos sus propietarios. Sin embargo, para Sabina Rodríguez van der Hammen, integrante de la veeduría ciudadana para la protección de la reserva (que lleva el nombre de su abuelo), la implementación de los acuerdos que se plantearon en el Plan de Manejo Ambiental aprobado en 2014 están “totalmente colgados”.

Si bien ella celebra el hecho de que la amenaza de intervención por ahora no existe, considera que desde la CAR y el Distrito aún hay demoras para su restauración y la definición de su relación con Lagos de Torca (plan de expansión urbana en el norte de la ciudad). “El reto sigue siendo enorme y creo que el Distrito, con la buena voluntad que tiene, enfrenta unos desafíos bien grandes”, recalcó Rodríguez..

En cuanto al tema de los humedales, la administración planteó revisar minuciosamente las distintas obras que se estaban llevando a cabo en estos hasta el momento. Según Carolina Urrutia, secretaría distrital de Ambiente, los únicos humedales que hasta el momento están siendo intervenidos son Juan Amarillo y Jaboque, ya que fueron obras que quedaron contratadas desde la pasada administración. No obstante, en estos existen procesos sancionatorios por presuntas irregularidades en permisos de algunos puntos de sus obras, los cuales están siendo investigados.

Para Rodríguez van der Hammen, el inicio de estas obras ya causó un daño importante al ecosistema, requiriendo una atención urgente del Gobierno. Ante esto la secretaria de Ambiente manifestó que “debemos encontrar una forma en la que tener las obras paradas no sea una manera de agravar los ecosistemas. En ese sentido, estamos vigilando y tenemos conversaciones con el Acueducto para asegurarnos de que el estado de las obras no afecte más a la fauna, flora y a los recursos naturales de ese espacio”.

Mientras tanto, para la ambientalista Alegría Fonseca, este año deja un balance positivo para la ciudad. Pues según ella el hecho de tener un presupuesto de más de $1 billón es algo histórico, pero también de mucha responsabilidad. Ella destaca la labor del Distrito en el reverdecimiento de Bogotá, en el que según la Alcaldía se han plantado más de 43 mil árboles y, por otro lado, resalta el monitoreo de la calidad del aire, el cual se vio beneficiado debido al confinamiento de los ciudadanos durante el año.

Bogotá espera disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 15 % para 2024, 50 % a 2030 y lograr ser carbono neutrales para 2050. La planeación, según el Distrito, es fundamental para lograrlo, por eso durante este año buscaron ampliar la red de monitoreo, con la que lograron actualizar tanto los índices de calidad del aire como el inventario de gases de efecto invernadero. De esta manera esperan tener información más clara y así proponer de la mejor manera los planes durante el próximo año.

Mejorar en el aprovechamiento de residuos, acelerar los procesos de cuidado y mantenimiento de ecosistemas en la ciudad, además de organizar un POT con el que la expansión de la ciudad no afecte el medioambiente, son ahora los principales retos para la Alcaldía, la cual espera obtener resultados contundentes luego de haber dedicado su primer año a identificar errores y buscar soluciones para proponerlas a la ciudadanía.

Por Nicolás Díaz

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