Seguridad en los estadios sigue en fuera de lugar

Por más de una década se ha tratado de eliminar la violencia en el fútbol. Sin embargo, los avances son escasos: los escenarios aún no cuentan con los mecanismos tecnológicos prometidos, la carnetización está a medias y sigue siendo difícil identificar a hinchas que opacan la fiesta.

Salua Murad Rodríguez / Felipe García Altamar - bogota@elespectador.com
22 de septiembre de 2018 - 03:13 a. m.
La carnetización solo se ha adelantado con los hinchas de tribunas populares. / Archivo
La carnetización solo se ha adelantado con los hinchas de tribunas populares. / Archivo

Este semestre no ha sido fácil para los hinchas de los equipos bogotanos. Y no por una razón deportiva: en este torneo, tanto los seguidores de Millonarios como los de Santa Fe han estado en el ojo del huracán por una serie de incidentes protagonizados por aficionados conflictivos y que han terminado en sanciones a los equipos y señalamientos a la hinchada.

Uno fue la celebración del cumpleaños del equipo azul, que tuvo poca fiesta y muchos daños, y más recientemente el clásico capitalino, en la Copa Sudamericana, en el que les lanzaron objetos a los jugadores, se presentaron desórdenes y choques entre barristas que dejaron dos hinchas apuñalados. Pese a esto, hoy todas las tribunas del estadio estarán abiertas, tras la decisión de la Dimayor de revocar la sanción a la tribuna occidental.

Este panorama no es exclusivo de la capital y se repite casi en todo el país, con un elemento que lo hace más complejo: ponerle fin a esta situación parece imposible, si se tiene en cuenta que las medidas de seguridad en los estadios del país siguen siendo solo buenas ideas. Si todo lo prometido ya estuviera funcionando, seguro después de cada desmán se habría identificado al responsable, tarea en la que finalmente terminan ayudando otros hinchas a través de redes sociales.

Muchos anuncios, poca ejecución

Colombia lleva por lo menos una década tratando de poner en cintura a los hinchas conflictivos y así garantizar la convivencia en los estadios. Todo comenzó en 2009, con la creación de la Comisión de Seguridad, Comodidad y Convivencia en el Fútbol. Dos años después se expidió la Ley 445, que detalló las conductas a sancionar en los escenarios deportivos. Finalmente, desde 2016 se viene estructurando una estrategia para dotar de tecnología e infraestructura los estadios del país para identificar a quienes opaquen la fiesta del fútbol.

Fue así como la Dimayor, la Federación Colombiana de Fútbol, el Gobierno, las alcaldías y la Policía acordaron, como primera medida, el empadronamiento y la carnetización de los aficionados, la instalación de equipos para un control biométrico (lectura de huellas y reconocimiento facial) que respalde la caracterización, la instalación de cámaras de seguridad y el endurecimiento de las penas a los protagonistas de actos vandálicos en escenarios deportivos.

Tras varios años y muchas ideas, hoy son pocos los resultados que se pueden mostrar. De acuerdo con el presidente de la Dimayor, Jorge Enrique Vélez, de los 30 estadios en los que se juega fútbol profesional en el país, sólo tres presentan incipientes avances: El Campín, de Bogotá; el Atanasio Girardot, de Medellín, y el Pascual Guerrero, de Cali, a los que han asistido 506.897 aficionados en lo corrido del año. Allí han sido caracterizados 200.000 hinchas, que asisten a las tribunas populares. Sin embargo, sigue pendiente la carnetización y el enrolamiento de los aficionados que van a las demás tribunas, proceso que, según Vélez, finalizará en noviembre.

“El enrolamiento avanza y estamos presentando una alternativa nueva que es la carnetización de todos los aficionados, con varios beneficios, algo que no reemplazará lo que está en marcha. Ya nos han presentado varios proyectos y esperamos que en un mes esté definido el tema. Bienvenidas las barras, los cánticos y el carnaval, pero todo dentro de la ley. Seré el primero en denunciar a quien la pase un centímetro, y para eso estamos trabajando en la biometría y frentes de seguridad, las alcaldías y la Policía”, resaltó Vélez.

A pesar de este anuncio, la realidad es que la principal dificultad ha sido falta de recursos y de concertación entre los equipos y las autoridades locales, que son los dueños de los estadios. Y no es para menos. Según la Dimayor, dotar los estadios de nuevas tecnologías para la seguridad es algo que cuesta alrededor de $6.000 millones por cada estadio. Por eso, en este momento, ninguna ciudad cuenta con la modernización.

¿Cómo va Bogotá?

El trabajo en la capital ha sido abordado en varios frentes. Entidades como el Instituto de la Participación y Acción Comunal (Idpac) y el Instituto de Recreación y Deporte (IDRD) han establecido distintos planes para mejorar la seguridad y la convivencia dentro y fuera de El Campín. Según el IDRD, en 2017 se instalaron 58 cámaras de seguridad en diferentes sectores del estadio y este año se están renovando 17. A la fecha, en el estadio hay 64 equipos controlados desde un puesto de mando, ubicado en la parte alta del escenario.

Por su parte, el Idpac defiende que se está construyendo un protocolo de seguridad que también estaría listo el próximo mes. Además señala que en el estadio El Campín se ha tenido una reducción de conflictos de 13 %: “A la fecha hemos organizado 120 partidos con puertas abiertas y solo se han presentado cinco situaciones que han alterado la convivencia”, afirmó John Pardo, gerente de juventud del instituto.

Según el Distrito, tanto las cámaras como la tecnología de reconocimiento facial están disponibles, con lo que esperan seguir reduciendo las cifras de acciones en contra de la sana convivencia. “Ya funciona reconocimiento facial en el estadio, tenemos sensores de metales con los clubes, que lo empezamos a implementar este semestre”, resaltó Pardo.

Los dueños del espectáculo

En el caso de Bogotá, las directivas de Millonarios y Santa Fe destacan la ejecución del Distrito en temas de seguridad, pero advierten que mientras no se pueda individualizar y judicializar a los hinchas que alteren el orden en los estadios, cualquier intento será fallido y justos seguirán pagando por pecadores. Juan Andrés Carreño, presidente de Santa Fe, sostuvo que mientras el Distrito siga siendo el administrador del estadio, los clubes se quedan sin facultades para dotar el escenario de tecnología que permita tomar acciones contundentes. “El club es el dueño del espectáculo y responde por la seguridad de los hinchas o compradores de boletas, pero resulta que mientras el club no sea el administrador del escenario, es difícil tener instrumentos para tener mayor seguridad. Le propusimos a Millonarios unirnos y pedirle al Distrito que nos entreguen El Campín para administrarlo”.

En esto coincide Carlos García, director comercial de Millonarios F.C., quien aseguró que la principal dificultad es la falta de competencia administrativa.

Y si bien, en lo único que se ha avanzado es la cartenización, para la gente del fútbol no es una medida efectiva. Dicen que el control que se le puede dar es muy reducido. Así lo reconoce el director comercial de Millonarios, quien critica que la carnetización solo se haya hecho en las tribunas populares, y lo ratifica Diego González, líder de la Guardia Albirroja, barra brava de Santa Fe, para quien los mecanismos de seguridad son los mismos de hace 15 años y la herramienta del carné es fácilmente burlada. “En este momento, ese cotejo se hace con la cédula, entonces uno se pregunta cuál es la función del carné. Se supone que solo con presentarlo se haría la identificación en una base de datos, así que mucha gente problemática solo debe comprar pases de cortesía y entrar a otras tribunas”. A este reparo se suma incluso el Distrito. El Idpac asegura que si el carné no está respaldado por tecnología biométrica, es una medida inútil.

Mientras la hinchada roja pide que las barras no sean vistas solo como un tema de seguridad y solicita incluir a los jóvenes en planes sociales, los hinchas azules buscan poner fin a sus diferencias internas, para poder retornar a las tribunas populares. Por eso, los Comandos Azules y la Blue Rain (barras del mismo equipo, pero enemigas), acordaron sentarse a dialogar para buscar acuerdos de tolerancia. El Distrito, por su parte, anunció que fortalecerá las mesas de trabajo con las hinchadas.

La necesidad de medidas sigue latente. Sin embargo, lo cierto es que, pese a los avances en temas logísticos, los compromisos gruesos no avanzan y se requiere de un mayor compromiso de las partes responsables para aumentar los mecanismos de control, con el fin de que la seguridad en los estadios no quede en fuera de lugar.

Por Salua Murad Rodríguez / Felipe García Altamar - bogota@elespectador.com

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