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Jairo García suma tres semanas al frente de la Secretaría de Seguridad. Llegó tras la renuncia de Daniel Mejía, con quien formuló el actual Plan de Seguridad, Convivencia y Justicia. Su apuesta es el contacto directo con la ciudadanía, una estrategia con la que, confía, podrá mejorar la seguridad.
En este diálogo habla de las dificultades para combatir el hurto a personas y su preocupación por el aumento de delitos que ocurren con violencia.
¿Le dará continuidad al Plan de Seguridad o realizará ajustes?
Hay un trabajo maduro, con información interesante, pero siempre hay posibilidad de aumentar el tono a diferentes programas. Uno de ellos, del que esperamos resultados, es contra el hurto a personas. Hay que fortalecer la presencia en sitios donde hay alta concentración de este delito, hacer énfasis en Transmilenio, así como en el mercado ilegal de compra de celulares, robustecer las líneas de investigación y no descuidar los resultados en homicidios. Queremos tener escenarios de diálogo permanente. Por eso hemos comenzado los encuentros ciudadanos.
¿Esos encuentros serán el sello que lo diferencien de su antecesor?
No se trata de diferenciarse. Queremos mostrar que somos un gabinete que trabaja en equipo y que esta Secretaría fue creada para un propósito: que hablen nuestros resultados.
¿Cuál será su prioridad: los grandes capos o las pequeñas bandas?
No tenemos ese tipo de priorización. En ambos frentes debemos tener resultados, porque la expectativa del ciudadano tiene que ver con lo que afecta su calidad de vida en el día a día, pero también quiere ver resultados macro.
Sólo el 19 % de los bogotanos se sienten seguros. ¿Cómo revertirlo?
Somos la primera ciudad que involucra en sus indicadores de Plan de Desarrollo el mejorar la percepción en la ciudad, en el barrio y sobre el servicio de Policía. No sólo queremos que la gente esté segura, sino que se sienta segura. Hemos tenido casos de terrorismo que generan efecto negativo, pero en lo local sí hay efectos positivos. Por ahora no podemos tener más policía, pero sí mejorar la que tenemos, sobre todo en investigación.
Tres de cada diez ciudadanos dijeron haber sido víctimas de un delito. ¿Cómo reducir la victimización?
Hay que reducirla. Nos preocupan aquellos delitos que ocurren con violencia, con arma blanca o de fuego. Tenemos una propuesta que está en camino y habrá resultados.
¿Por qué ha sido difícil contrarrestar el hurto callejero?
Es el delito de mayor volumen en cualquier país. Es muy flexible, tiene modalidades que varían rápidamente. Es difícil identificar esos cambios, pero lo estamos haciendo. No porque sea de alto nivel de complejidad significa que no podamos tener resultados, y en metrópolis como Bogotá es un gran reto institucional.
¿Es partidario de iniciativas como las del barrio El Chicó que, ante los hurtos, contrataron vigilancia privada y armada para patrullar?
Es un modelo de prevención comunitaria que funciona desde los 90. No había mala intención. Esa figura que quisieron darle algunos no era. El mensaje es de acompañamiento para que la comunidad, en el marco de la legalidad, desarrolle actividades de prevención.
Si bien ha disminuido el homicidio, se han incrementado los asesinatos con armas de fuego. ¿Cómo controlarlo?
Siempre estamos observando cómo se comporta el delito. Hacemos investigación criminal y temas de control.
El Distrito ha advertido fallas en la judicialización. ¿Qué han logrado?
Hemos solicitado una revisión de la política criminal, no pensando en un aumento de penas, pero sí en la eficiencia y conciencia de la Rama Judicial. Hay que poner en la agenda lo que tiene que ver con la reincidencia y en cómo manejan ciertos delitos. Hay un espacio importante para tener conversaciones productivas.
Cada día las redes se inundan con imágenes de delincuentes que terminan linchados. ¿Cómo hacerle frente a la justicia por mano propia?
Lo primero es poder atender el llamado de la comunidad. Trabajamos para atender esta expectativa lo más pronto posible y que no haya hechos de violencia. Hemos promovido el respeto a la vida.
Hay un déficit de 10.000 policías. ¿Insistirán en más uniformados?
Sigue siendo una meta. El Gobierno ha respondido en la medida de sus capacidades. Somos conscientes de que hay necesidades para todo el país, pero seguimos insistiendo en que ese crecimiento se dé en el mediano plazo y que eso se refleje en mejores condiciones de seguridad. Aunque hemos tenido buenos resultados, seguiremos insistiendo, porque la ciudad los necesita.
¿Más policías en la calle o fortalecer las unidades de investigación?
Las expectativas irían en ambos sentidos. Ojalá fueran al mismo tiempo, pero si no, bienvenido el fortalecimiento de las especialidades como lo solicitó el alcalde y, eventualmente, el crecimiento de la vigilancia.
Frente a la restricción del parrillero en moto las cifras muestran que se redujo el hurto bajo esta modalidad, pero se dispararon otras.
La medida tenía un fin, y era afectar una modalidad de hurto. Si usted le pide a esa medida que afecte todas las modalidades, pues seguramente irá reduciendo su efecto. Nunca una medida en seguridad ciudadana tendrá un efecto sobre todo el comportamiento, por eso hablamos de un plan integral de seguridad.
¿Cree, como dice la Defensoría, que en Ciudad Bolívar no debe hablarse de microtráfico, sino de narcotráfico?
El microtráfico en el Código Penal no existe como delito. Se llama narcotráfico en pequeñas cantidades. Hay un problema de venta de estupefacientes, pero sobre el origen y el responsable de ese delito es donde hemos tenido diferencias con la Defensoría. Seguiremos atendiendo las alertas.
¿Cómo están cercando al terrorismo, en particular al Eln?
Siempre estamos evaluando las condiciones de seguridad. Los organismos de inteligencia están pendientes para salvaguardar la vida y la seguridad. Seguiremos trabajando, identificando cualquier riesgo y, en la medida de lo posible, mitigándolo.
¿Habrá Ley Seca en el Mundial?
Lo estamos evaluando, pero ya hemos tenido fechas difíciles sin Ley Seca con buenos resultados. Cualquier decisión se analizará.
jgonzalez@elespectador.com