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¿Terminó el yugo de los precios altos de la vivienda en Bogotá?

Expertos celebran que el valor de los inmuebles se está estabilizando, pues consideran que, aun con este fenómeno, sigue siendo buen negocio.

Camilo Vega Barbosa
17 de febrero de 2016 - 04:30 a. m.

Cada vez que se habla del mercado de bienes raíces de la capital, por lo general alguien dice que en Bogotá hay una burbuja inmobiliaria y argumenta que los precios de la vivienda están muy elevados. Aunque este fue un debate que libraron los mejores centros de estudios y expertos del sector por años, y que nunca se resolvió, la realidad es que en el último año el valor de los inmuebles ha caído de manera sustancial. Una muestra de ello es la disminución de 2,31% en el Índice de Precios de la Vivienda Nueva (IPVN) realizado por el Banco de la República durante el año pasado.

¿Cómo fue que los precios de la vivienda pasaron de tener tasas de crecimiento anual de 15% (registrada en 2013) a caer hasta el 6% en el último registro? Hasta el momento el debate gira en torno a la reducción de la oferta de vivienda en los últimos años.

Para Sandra Forero, presidenta de la Cámara Colombina de la Construcción (Camacol), “en los últimos años, la oferta de vivienda nueva en la ciudad se ha venido reduciendo. Entre el año 2010 y el año 2015, la oferta para estratos medios y bajos se contrajo en 27%. La principal explicación de ese comportamiento es la escasez de suelo urbanizable, lo que ha generado un desplazamiento de la inversión de las firmas y los hogares hacia la Sabana y los municipios aledaños, donde la oferta en los últimos años ha aumentado en 64%. Este efecto ha limitado la capacidad de acceso de la población a la vivienda a pesar de la moderación en la evolución del Índice de Precios, que, de acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), a septiembre de 2015 reflejó un 6,18% de variación anual”.

El Espectador habló con el ministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, quien explicó que “cuando se cerró la construcción durante el período del alcalde Petro, se provocó que el insumo de vivienda subiera casi 30%, en donde el que ganaba no era el constructor sino el dueño del terreno, a través de la especulación. Pese a la corrección que se ha venido presentando en el último año, pensamos que en la nueva administración los precios de las viviendas no van a bajar sino que se estabilizarán. Además consideramos que el retorno de la inversión en este sector seguirá siendo buena, pero lo importante de la nueva dinámica del mercado en la capital es que se van a reactivar las viviendas de interés social, por lo que vamos a apoyar al Distrito con nuestros programas como el subsidio a la tasa de interés”.

 

Por su parte, María Mercedes Maldonado, exsecretaria de Hábitat de Bogotá, señaló que “la oferta de vivienda para estratos medios y altos se ha mantenido y no es cierto que la construcción se haya cerrado durante la administración Petro. De hecho, la caída en los precios de los inmuebles el último año es una muestra de la sobreoferta que hay en la ciudad, pues es un fenómeno que provoca que los tiempos para rentar un apartamento sean mayores, lo que motiva a los propietarios a bajar el valor del arriendo”.

A medida que transcurren los primeros meses de la administración de Enrique Peñalosa, aumenta la expectativa en torno al Plan de Ordenamiento Territorial (POT). Si bien ya se anunció la construcción de 80.000 viviendas en los próximos años, todavía no está claro cuál será la hoja de ruta para lograr esa meta. Y el fantasma de los efectos sobre el POT de Petro todavía inquieta a los constructores.

“La ciudad ha estado inmersa en pérdida de eficiencia para atender las necesidades de vivienda de la población y una ausencia de planeación efectiva del territorio. Un nuevo POT será una nueva oportunidad para los bogotanos, no sólo para generar más proyectos y recuperar la inversión, sino para tener una visión clara del desarrollo urbano y territorial, además de consolidar las actividades económicas y productivas. Oferta para todos los estratos, que permita que los hogares accedan de forma efectiva a los programas de vivienda y encuentren solución a su necesidad habitacional, son efectos positivos previstos de un correcto ordenamiento”, señaló Forero.

Por su parte, Henao afirmó que “el POT lo único que tiene que garantizar es la seguridad jurídica, para que los constructores vuelvan a invertir en la ciudad y no en la Sabana. Ese fue el error de la anterior administración, porque no había reglas de juego, lo que provocó que la vivienda de interés social cayera en 27%. Yo creo que la ciudad debe tener un crecimiento ordenado, amigable con el medio ambiente y con mayor fluidez. Además, es fundamental trazar una buena renovación urbana que cree espacio público y mayor movilidad”.

Por Camilo Vega Barbosa

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