Desde hace cinco años, la comunidad religiosa Pasionista del municipio de Cajicá, en Cundinamarca, realiza un viacrucis infantil en el que participan niños y niñas de la comunidad. Según indican sus organizadores, se trata de “un llamado a la paz y la sana convivencia”.
Debido a que en este acto religioso participa activamente la comunidad de la población, la administración local está estudiando la posibilidad de declararlo patrimonio cultural y así poder prologar su realización en próximos años.
“La paz no es la firma de un papel, es el desarme de los corazones, es perdón y reconciliación y un proyecto de vida en el cual prime la solidaridad y la sana convivencia, sentimientos que debemos promover desde la infancia”, dijo el sacerdote pasionista Miguel González, creador y promotor del espacio religioso.
De acuerdo con su fundador, el espacio surgió debido a que muchas familias dedican los días de esta semana a otras actividades y, según dice, esta es una forma de acercarlas a la Iglesia. Por otro lado, la administración señala que la respuesta de los habitantes ha sido positiva pues el año anterior ocupó las vías principales por centenares de feligreses que acompañaban a los pequeños.
Las figuras que llevan los niños en la procesión son realizadas en Pamplona, y durante los primeros años se realizó en el Seminario Pasionista de Cajicá, pero ahora se ha trasladado al parque principal, como punto de partida.
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