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¿Vigilancia participativa? El CoronAPP y su ausencia de información transparente a la ciudadanía

Sebastián Calderón
03 de julio de 2020 - 12:03 a. m.
¿Vigilancia participativa? El CoronAPP y su ausencia de información transparente a la ciudadanía
Foto: Archivo.

La aplicaciones tencológicas que se han desplegado para contener la pandemia han sucitado últimamente, bastante revuelo debido a su fallas en la protección del ciudadano. Debilidades en la política de privacidad, la falta de transparencia frente a los procesos de uso de datos, y la falta de voluntariedad de los usuarios para decidir si utilizar o no las aplicaciones, son algunos de los puntos que más se discuten. Pero paradójicamente, el Gobierno ha insistido en argumentar que su estrategia contempla más al ciudadano que en anteriores ocasiones. ¿Cómo? A través de un modelo llamado vigilancia participativa.

En defensa de CoronAPP, por ejemplo, el Instituto Nacional de Salud (INS) ha mencionado que su estrategia de salvaguardar la salud pública en esta coyuntura, se basa en vincular al ciudadano como colaborador principal de la gestión estatal, involucrándole más y delgándole responsabilidades de reporte. Es esta la vigilancia participativa, que busca la identificación de casos por medio de un estudio de contactos cercanos al COVID-19. Así, el Gobierno colombiano sería más preciso al momento de tomar decisiones sobre la pandemia.

Pero por más de que se ha debatido la pertinencia de este despliegue tecnológico y su repercusión en los derechos digitales de los ciudadanos, siguen vigentes algunas preguntas: ¿Quién es el responsable de hacer uso de los datos recolectados por las aplicaciones? y ¿Cuánto tiempo durará esta información ciudadana guardada en los repositorios y bases de datos de este responsable?

Según el Gobierno, el único responsable de utilizar los datos recolectados es el INS. De igual manera, se ha dicho que la permanencia de los datos depende del tiempo excepcional de la pandemia; una vez superada esta, deben transcurrir alrededor de seis meses, para agrupar la información estadística de relevancia y después de esto, se haría una completa destrucción de los datos recolectados.

Sin embargo, la vigilancia participativa no puede concebirse como un ejercicio transparente y participativo, si no contempla información completa para la ciudadanía. No podemos pensar en en este modelo, sin antes tener claridad sobre los riesgos asociados a la explotación, al uso y distribución de datos personales. El uso poco ético, así como la indeterminación sobre la permanencia de estos datos personales en las bases de datos de entidades gubernamentales, son preguntas aún vigentes. ¿Conoce usted los riesgos de explotación de datos personales?

La trazabilidad y el mal uso de estos datos recolectados pueden derivar, en un futuro, en violaciones a derechos como la privacidad, la libertad de expresión, la libertad de prensa, entre otros. No podemos olvidar los escándalos recientes de persecución a periodistas por parte de organismos de inteligencia militar, bajo el nombre de “carpetas-secretas”.

Pero el miedo no es solamente a que se desvanezcan los derechos como la privacidad, sino que nuestra democracia puede estar sufriendo retrocesos grandes con el despliegue de aplicaciones como CoronAPP, si no se hace un uso adecuado de nuestros datos. ¿Quién nos asegura que se hará una efectiva destrucción de los datos una vez pase la pandemia? ¿Cómo ha sido el proceso de destrucción de datos en epidemias anteriores?

Cuando hablamos de democracia, hablamos de garantías específicas en cabeza de la ciudadanía para controlar y vigilar las actuaciones del Gobierno. Esto significa que no pueden pretender nuestros mandatarios que les creamos, simplemente con un “le prometo que esto será así”. La ciudadanía necesita pedagogía sobre qué implica la explotación de datos personales en los tiempos del “colonialismo de datos”. Pero además, se requieren garantías verdaderas sobre el uso ético de nuestros datos personales y la verdadera destrucción de los mismos una vez haya acabado la coyuntura actual.

*Para conocer más información sobre este tema, conozca la publicación “Democracia en III actos: Riesgos, amenazas y oportunidades para las democracias pos-pandémicas”, un libro de Friedrich Ebert Stiftung FESCOL, Extituto de Política Abierta y Organización Artemisas.

Por Sebastián Calderón

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