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40 años de una hazaña: el primer viaje de un latinoamericano (un cubano) al espacio

Este 18 de septiembre se conmemoran cuatro décadas de la travesía que hizo el cubano Arnaldo Tamayo Méndez a la estación Salyut 6 de la Unión Soviética.

18 de septiembre de 2020 - 09:06 p. m.
El cubano Arnaldo Tamayo Mendéz junto al ruso Yuri Romanenko.
El cubano Arnaldo Tamayo Mendéz junto al ruso Yuri Romanenko.
Foto: Agencia Europa Press

Arnaldo Tamayo Mendéz es un héroe para los cubanos. Hace 40 años se convirtió en la primera persona de América Latina en viajar al espacio. Lo hizo a bordo del cohete portador Soyuz-U2 de la Unión Soviética y tras 11 días de viaje arribó a la estación Saliut 6. (Lea Fosfina, el gas que pone a Venus en el foco de la búsqueda de vida extraterrestre)

Tamayo Méndez, que estudió aviación en la Unión Soviética y fue participó en su juventud de la Revolución Cubana, despegó el 18 de septiembre de 1980 junto al ruso Yuri Romanenko desde el cosmódromo de Baikonur, en Kazajstán.

El 19 de septiembre llegó a la estación para reunirse con los cosmonautas Leonid Popov y Valery Riumin que habían llegado en la nave Soyuz 37.

Tamayo Méndez, como lo registra la agencia Europa Press, llevó a cabo 21 experimentos, dirigidos por la Academia de Ciencias de Cuba mientras permaneció en el espacio. El 26 de septiembre de 1980, aterrizó de nuevo en las estepas de Kazajistán,

El cubano había nacido en la ciudad de Guantánamo en 1942 y tras viajar al espacio se convirtió en una verdadera celebridad. Ha recibido varias de las condecoraciones más importantes de Cuba. Entre ellas, la primera medalla honorífica de Héroe de la República. También, en Moscú, recibió la Orden de Lenin y la estrella de Oro de Héroe de la Unión Soviética.

Hoy, en medios locales, Tamayo recordó su hazaña. En sus palabras, uno de los momentos más difíciles fue el momento justo en el que se abrió el paracaídas para poder aterrizar. “La velocidad se redujo a 1.100 kilómetros por hora y a esa velocidad se abrió un inmenso paracaídas. Se produjo un impacto muy fuerte; un jalón. Pero después de eso, volvió la calma”, recordó.

Además de representar un hecho científico para Cuba, Tamayo hoy reconoce que se trató de un “evento político muy importante para un país bloqueado por la principal potencia del mundo”. “La ciencia cubana se cubrió de gloria ese día”, dijo.

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