Los científicos lo venían advirtiendo: actividades como la minería, el fracking o la extracción de gas y petróleo pueden llegar a inducir movimientos en la tierra tan fuertes para considerarse como sismos. ¿Pero qué porcentaje de los temblores de la tierra han tenido que ver con estas actividades humanas?
Esta fue la pregunta que se planteó Miles Wilson, un hidrogeólogo de la Universidad de Durham, Inglaterra, y la razón por la que juntó a un grupo de colaboradores para crear HiQuake, una base de datos que, dicen, contiene las cifras más precisas sobre los sismos inducidos por humanos.
En total, en los últimos 149 años se habrían registrado 728 terremotos o secuencias de terremotos desencadenados por alguna actividad humana. Aunque la mayoría de ellos fueron pequeños, con magnitudes entre 3 y 4, algunos alcanzaron altos niveles. Uno de los más grandes se registró en el 2015, en Nepal, con una magnitud de 7,8 que fue atribuida a la extracción de aguas subterráneas.
Para llegar a esta cifra, cuyo estudio fue publicado recientemente en la revista Seismological Research Letters, Wilson empezó a trabajar desde el 2016. En ese año la Sociedad Holandesa de Petróleos, junto a otras compañías extractivas, financiaron al equipo de investigación de Wiles para que averiguaran cuál era la cantidad de sismos inducidos que había presentado la tierra en los últimos años.
Desde entonces la misión de Wiles y su equipo fue leer toda la información que se había publicado en medios, artículos científicos y otras fuentes para asegurarse de abarcar la mayoría de información disponible.
De los 728 casos, explica el portal español Investigación y Ciencia, el 37% (271 casos) tienen que ver con la minería, el 23% con acumulación de aguas en represas y un 15% a trabajos de explotación de petróleo y gas. El controversial fracking, por su parte, sólo habría aportado el 4% de los sismos inducidos.
Sin embargo, según la base de datos HiQuake, la actividad inductora de sismos que más parece estar creciendo es la reinyección de agua residual en el suelo tras extraer gas y petróleo.
Ahora, la base de datos tiene un problema y es que la investigación no se encargó de comprobar si, efectivamente, los terremotos se debían a la actividad humana o a otro factor geológico. Este punto, de hecho, es una de las más álgidas discusiones, pues hay quienes aún niegan que actividades como las hidroeléctricas, la extracción petrolera e, incluso el fracking generen movimientos de la tierra.