Más allá de levantarse temprano, uno de los grandes retos a los que se enfrentan los trabajadores es a la hora de almuerzo, cuando deben regresar a la oficina con el mismo ánimo con el que empezaron el día. Por esto, sugiere un estudio publicado en la Revista Escandinava de Medicina y Ciencia Deportiva, la mejor forma de recuperar el entusiasmo y concentración en la tarde es hacer una pequeña caminata después de comer.
Para llegar a esta conclusión los investigadores de la Universidad de Birmingham, Inglaterra, seleccionaron a los oficinistas que tenían trabajos más sedentarios dentro de la universidad y se les dijo que tenían que estar disponibles para caminar 30 minutos, tres horas a la semana, a la hora del almuerzo.
Antes de empezar en forma el experimento, a los voluntarios se les hizo una serie de pruebas de salud, condición física y estado de ánimo. Aunque ninguno estaba realmente en forma, parecían tener una buena salud física y emocional.
Después, los científicos dividieron aleatoriamente a los voluntarios en dos grupos: el primero, empezaría un programa de caminata de diez semanas antes que el segundo. Con esto, el último grupo sirvió como referencia.
Para hacer el rastreo de la situación emocional, los voluntarios, además, debían descargar una aplicación en los teléfonos que tenía una lista de preguntas relacionadas a su estado de ánimo que incluían características de estrés, tensión, carga de trabajo, fatiga física, entre otras.
El experimento y los resultados
En la primera tanda, los voluntarios empezaron a caminar durante la hora del almuerzo, tres veces a la semana según disponibilidad, y organizados por un líder de grupo, aunque cada uno iba en su propio ritmo. El único parámetro que tenían que cumplir era que el recorrido durara 30 minutos.
Después, tanto el grupo que había caminado como el que no, debían responder las preguntas desde sus celulares.
Diez semanas más tarde, el turno fue para el segundo grupo, mientras al primer grupo se le permitió seguir caminando o no según su voluntad.
Al finalizar ambas tandas, los científicos compararon las respuestas tanto individuales como grupales, ya que querían identificar si había respuestas similares entre ambos grupos. Igualmente, se enfocaron en rastrear si las respuestas cambiaban cuando los voluntarios corrían en las tardes o no. En este punto, explica la investigación, fue donde más encontraron diferencias.
En conclusión, explican, en las tardes los voluntarios que sí habían caminado decían sentirse “más entusiastas, menos tensos y, por lo general, más relajados y capaces de resistir “que cuando no habían caminado.