El cerebro humano está preparado para seguir el ritmo de una canción o de un baile

Un nuevo estudio analiza la relación entre la estructura rítmica de la música y la dimensión espacial del sonido. Los resultados publicado en la revista Brain and Cognition revelan que, independientemente del entrenamiento musical, el cerebro es capaz de sincronizarse con el ritmo.

-Agencia Sinc
26 de noviembre de 2019 - 09:43 p. m.
Nuestro cerebro está preparado para seguir el ritmo, independientemente de si lo escuchamos en una canción o lo vemos en una danza.  / Pixabay
Nuestro cerebro está preparado para seguir el ritmo, independientemente de si lo escuchamos en una canción o lo vemos en una danza. / Pixabay

Al escuchar una canción o contemplar un baile, los humanos tendemos a seguir el ritmo de la música. Un aspecto fundamental de la música es su ritmo, la manera cómo nos sincronizamos con las regularidades temporales de una melodía o una danza. (Lea: El lenguaje de las emociones: la música resultó ser culturalmente universal entre los humanos)

Ahora, un estudio reciente publicado en la revista Brain and Cognition ha explorado cómo nuestro cerebro se acopla al ritmo musical y hasta qué punto los humanos compartimos esta habilidad con otros animales.

El trabajo analiza la relación entre la estructura rítmica de la música y la dimensión espacial del sonido. Estudiamos cómo el cerebro interactúa con sonidos que están separados espacialmente para construir una estructura métrica”, explican los autores Alexandre Celma-Miralles y Juan Manuel Toro, miembros del grupo de investigación Cognición Comparativa y Lenguaje (LCC) en la Universidad Pompeu Fabra (UPF).

Para ello, compararon las respuestas neuronales de músicos profesionales con las de oyentes no entrenados mientras ambos grupos oían un ritmo de vals. En uno de los experimentos, los participantes debían prestar atención a sonidos definidos por su posición espacial (los sonidos estaban separados en el espacio).

En otro experimento los participantes prestaban atención a un distractor de tipo visual. Los datos  se obtuvieron de los registros de frecuencias de los encefalogramas de cada sujeto. (Puede leer: Por primera vez un humano entra en hibernación artificial)

El ritmo y el compás se ve facilitado por la experiencia

Los investigadores observaron que, independientemente del entrenamiento musical del participante, el cerebro de todos los oyentes se sincronizó al ritmo. Los resultados mostraron también que las respuestas neuronales de los músicos eran mucho más fuertes y resistentes a las distracciones que las de los no músicos. Es decir, se puso de manifiesto que el entrenamiento facilita la sincronización rítmica.

Como comentan los investigadores, “se demuestra que nuestro cerebro está preparado para seguir el ritmo, independientemente de si lo escuchamos en una canción o lo vemos en una danza”. (Le puede interesar: La obesidad produce daños en el cerebro de los adolescentes, según estudio)

Esto refuerza la idea de que el procesamiento neuronal del ritmo y el compás se ve facilitado por la experiencia previa con eventos rítmicos durante los largos períodos de entrenamiento musical formal.

 

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(a) Representación de la pulsación isócrona siempre se presentó a 0 ° (delante del participante). En las condiciones espaciales, como el espacial 60 °

(b), la pulsación isócrona alternaba en posiciones angulares simétricas: el primer sonido se presentaba en un lado y los dos siguientes en el lado contralateral, siguiendo así un patrón de medidor ternario definido sobre señales espaciales. / UPF

Por -Agencia Sinc

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