En muchos yacimientos de Homo Sapiens de toda Eurasia se han recuperado evidencias de fuegos con pirita (un mineral que contiene hierro). Hasta ahora se estimaba que eran la primera especie que desde hace unos 120.000 años daba muestras claras de su maestría con el fuego. Varios ejemplos de ello aparecen en cuevas como la de Wonderwerk, en Sudáfrica, donde al parecer el Homo erectus dejó rastros de su uso del fuego. Sin embargo, estas pistas se cortan en un punto de la historia y no se habían hallado tales herramientas en yacimientos neandertales. Una investigación publicada en la revista Scientific Reports demuestra que también utilizaron herramientas golpeadas repetidamente para crearlo.
El estudio, liderado por la Universidad de Leiden (Holanda), ha permitido analizar herramientas de piedra que los neandertales habían utilizado en otras tareas. El equipo identificó rastros de minerales que sugieren que habían sido golpeados continuamente con un material mineral duro. Posteriormente, utilizaron réplicas de ocho sílex para rastrear los materiales al usarlos para diferentes funciones, incluida la fabricación de fuego con fragmentos de pirita. Al examinar las huellas en las réplicas, concluyeron que las de fuego son las más cercanas a las halladas en las herramientas neandertales.
Esto sugiere que los neardentales, aquellos individuos que contaban con expresión artística y representaban una forma alternativa de ser humanos gracias a haber desarrollado inteligencia, eran capaces de encender sus propios fuegos. La conclusión es sorpresiva porque se pensaba que solo los humanos modernos habían accedido a este recurso.
No obstante, la relación de los neardentales con el fuego puede explicarse en su uso de herramientas. Por ejemplo, sus hachas (utlizadas para destazar animales y cortar cuerpo para la ropa) están hechas de materiales que al golpearse con pirita pueden producir chispas para encender una fogata. Esta y otra lista de herramientas fueron las analizadas por los investigadores en yacimientos que datan de hace unos 50.000 años en Francia.
De hecho, uno de estos hallazgos simula el papel de un encendedor. Tanto así que al intentar encender fuego con él, los autores encontraron que eran tan prácticos que podía obtenerse fuego en menos de un minuto.