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El lado oscuro de la clonación

Hace 20 años, el 5 de julio de 1996, nació Dolly en Escocia, el primer animal clonado a partir de una célula adulta. El experimento abrió el camino para una nueva era en la genética, pero también, como era previsible, despertó una industria cuestionable.

AFP
05 de julio de 2016 - 02:00 a. m.
Hwang Woo-suk (izq.) ha sido duramente criticado por la comunidad internacional por mentir en algunas investigaciones.  / Efe
Hwang Woo-suk (izq.) ha sido duramente criticado por la comunidad internacional por mentir en algunas investigaciones. / Efe

A US$100.000 por cabeza, los cachorros que corretean en una pradera cercada en el oeste de Seúl no son lo que se dice baratos, pero al menos sus amos saben exactamente por lo que han pagado: una mascota idéntica, por dentro y por fuera, a la que un día perdieron.

El prado pertenece a la Sooam Biotech Research Foundation, líder mundial del próspero negocio de la clonación de animales de compañía, que lleva una década ofreciendo a los dueños de perros pudientes una mascota que los acompañe para siempre... literalmente.

Con una lista de clientes que incluye príncipes, famosos y millonarios, la fundación ofrece a los dueños protección contra pérdidas y daños, con un servicio de clonación que promete el perfecto reemplazo para el animal amado.

Desde 2006, la compañía ha clonado cerca de 800 perros, a petición de propietarios o de agencias estatales que buscan una réplica de sus mejores sabuesos antidrogas o de salvamento.

“Es gente que tiene lazos muy fuertes con sus mascotas... y clonarlas les da una alternativa sicológica al método tradicional de dejar al animal irse y guardarlo en la memoria”, explica Wang Jae-woong, investigador y portavoz de Sooam.

“Con una clonación, se tiene la posibilidad de traer de vuelta a la mascota” perdida, asegura desde la “sala de cuidados” de la fundación, donde cada cachorro clonado es guardado en una jaula con paredes acristaladas y temperatura controlada mientras los investigadores monitorizan la salud del animal.

Desde el nacimiento de la oveja Dolly en 1996, la prehistoria para el mundo de la clonación, los aciertos y errores de esta técnica han entrado en un polémico debate y Sooam Biotech ha sido siempre mirado con recelo, especialmente por su fundador, Hwang Woo-suk.

En dos artículos publicados en la revista Science en 2004 y 2005, Hwang aseguraba haber extraído líneas de células madres de embriones humanos clonados.

Héroe fraudulento

El fundador fue elevado al pedestal de héroe nacional en Corea del Sur antes de descubrirse que su investigación era un fraude y estaba salpicada de lapsos éticos.

En 2009 fue condenado a dos años de prisión por malversación y violaciones bioéticas, pero la pena quedó en suspenso.

Sooam Biotech clona muchos tipos de animales, incluyendo ganado y cerdos para investigación médica, pero es más conocida por su servicio comercial de venta de perros.

Pese a la tarifa de US$100.000, las peticiones para este servicio se multiplican y provienen de todo el mundo, la mitad de ellas de Norteamérica.

Las paredes del edificio que alberga la fundación están adornadas con decenas de fotos de caninos clonados junto a sus sonrientes dueños, e incluyen banderas de países como Estados Unidos, México, Dubái, Rusia, Japón, China y Alemania.

En la mayoría de los casos, no obstante, los clientes y patrocinadores de la fundación prefieren permanecer en el anonimato.

Una de las clonaciones más publicitadas fue la de Trakr, un perro policía conocido por haber descubierto al último de los supervivientes tras el ataque del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas en Nueva York.

Modelos de enfermedad

Tras recibir numerosas negativas por parte del Estado surcoreano a su demanda de investigar con células madres humanas, el centro ha desistido, pero trata de desarrollar proyectos ambiciosos, como sus recientes esfuerzos para clonar al extinto mamut.

Con objetivos de investigación médica, también ha producido animales genéticamente motorizados o “modelos de enfermedad” con predisposición para desarrollar alzhéimer, diabetes o ciertos tipos de cáncer.

Durante la visita de AFP a la clínica, el propio Hwang se encontraba dirigiendo un proceso para inyectar el embrión de un Beagle en el vientre de una madre sustituta.

“Este perro, una vez nazca, podrá convertirse en un modelo de enfermedad para tumores cerebrales humanos”, explicó el fundador de Sooam.

La clínica también colabora con una firma china de biotecnología, Boyalife, para establecer lo que será la mayor fábrica de clonación del mundo en la ciudad portuaria de Tianjin, en el noreste de China.

Pero el jefe de los investigadores de Sooam, Jeong Yeon-woo, asegura que la clonación de perros sigue siendo su servicio favorito por la reacción que provoca en las personas recuperar a su mascota.

“Es como si encontraran a (su) niño perdido”, asegura.

Por AFP

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