El olor a limón nos hace sentir más delgados y el de vainilla más gordos

Una investigación de varias universidades europeas evidencia que los estímulos olfativos combinados con los auditivos pueden cambiar la percepción de nuestro cuerpo.

Redacción Vivir
11 de septiembre de 2019 - 11:58 p. m.
 Las investigaciones en neurociencia cognitiva han demostrado que se puede cambiar la percepción del cuerpo de las personas mediante estimulación visual, táctil, propioceptiva y de forma auditiva. / Pixabay
Las investigaciones en neurociencia cognitiva han demostrado que se puede cambiar la percepción del cuerpo de las personas mediante estimulación visual, táctil, propioceptiva y de forma auditiva. / Pixabay

¿Puede un olor o un sonido cambiar la forma como autopercibimos nuestro cuerpo? La respuesta es sí de acuerdo a científicos de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), la U. de Sussex y el University College of London. 

"Las personas se sienten más delgadas y ligeras cuando se les expone a aroma de limón, y más gruesas y pesadas cuando huelen aroma de vainilla", anotaron en un comunicado los autores del trabajo al demostrar que la imagen que tenemos de nuestro propio cuerpo se modifica en función de los estímulos que recibimos. 

Pero no solo los olores tienen este curioso efecto. También los auditivos. Uno de los experimentos diseñados para estudiar el fenómeno consistió en la creación de un dispositivo adaptado a unos zapatos y que permitió analizar cómo cambia la percepción que tenemos de nuestra imagen corporal cuando se modifica en tiempo real el espectro de frecuencia de los pasos al realizar una actividad física.

"Al aumentar las altas frecuencias, las personas se sienten más ligeras, más felices, caminan de forma más activa y les resulta más fácil realizar ejercicio", señaló Ana Tajadura-Jiménez, profesora del Departamento de Informática de la UC3M, una de las autoras.

Según el comunicado del centro académico, entender estas interacciones está permitiendo crear tecnologías de salud. Por ejemplo, en 2017 se utilizó un dispositivo similar al anterior para tratar a personas con dolor crónico y en 2019 para incentivar la actividad física. "Las distorsiones de la imagen pueden conducir a un detrimento en la salud física y emocional. Las investigaciones en neurociencia cognitiva han demostrado que se puede cambiar la percepción del cuerpo de las personas mediante estimulación visual, táctil, propioceptiva y de forma auditiva", apunta Tajadura-Jiménez.

Los investigadores también creen que estos resultados permitirán diseñar terapias novedosas y más "efectivas para personas con trastornos de la percepción corporal, como experiencias de realidad virtual o el desarollo de ropa interactiva o tecnología portátil que mejoren la autoconfianza de las personas y recalibren los sentimientos distorsionados del peso corporal".

 

Por Redacción Vivir

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