¿Es bueno que su hijo mienta? Estudios dicen que sí

La mayoría de los padres se preocupa cuando descubren las primeras mentiras de sus hijos, sin embargo, según estudios, mentir es un reflejo de inteligencia.

Redacción ciencia
05 de febrero de 2018 - 11:44 p. m.
Imagen de referencia / Pixabay
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Pinocho y El pastorcito mentiroso llevan años enseñándole a los niños las consecuencias de mentir, un acto que moral y socialmente es rechazado, por lo que, generalmente, los padres reprenden a sus hijos cuando los encuentran diciendo una mentira. Sin embargo, varios estudios han revelado que hacerlo “no solo es normal, también es una señal de inteligencia”, así lo informó el periódico The New York Times.

Un experimento evidenció que los niños pueden mentir desde los dos años a través de una prueba que fue diseñada en la década de los 80 por Michael Lewis y que ha sido replicada desde entonces. Esta consiste en reunirse con un menor, dejar un juguete prohibido detrás de él y luego salir del cuarto. Cuando el investigador regresa, le pregunta al niño si vio el juguete.

Esta prueba se ha realizado por 30 años y los resultados sugieren que, independientemente del género, la religión o la etnicidad, los menores suelen mentir al respecto. “Al menos un tercio de los niños de 2 años, la mitad de los niños de 3 años y el 80% o más de los niños de 4 años para arriba negarán su transgresión”, publicó dicho medio.

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Lewis, su creador, concluyó que los niños que voltean a ver el juguete y le mienten al investigador tienen un coeficiente intelectual verbal mayor al de los que dicen la verdad. La diferencia puede ser hasta de diez puntos.

Por otro lado, los menores que no voltearon a mirar el juguete son los más inteligentes de todos, aunque representan una pequeña minoría en la muestra de los niños que han participado en las investigaciones.

Por esta razón, se ha relacionado que los niños con trastorno de déficit de atención e hiperactividad y con trastornos del espectro autista encuentran más dificultades a la hora de mentir.

Según otros estudios recientes, los niños pequeños que dicen mentiras tienden a ser “más equilibrados emocionalmente y adeptos socialmente”, aseguró The New York Times.

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Si su hijo no sabe mentir, el psicólogo Kang Lee, que ha estudiado el engaño en niños por más de dos décadas, le recomienda estimularlo mediante juegos interactivos y ejercicios de roles. Esto, según lo indicó el medio mencionado, “mejora sus calificaciones en pruebas de funcionalidad ejecutiva y teoría de la mente”.

Los padres pueden entrar en una paradoja. ¿Prefieren que su hijo sea listo por mentir o que sea moralmente correcto al no hacerlo? Según Lee, la capacidad de ocultar la verdad habla sobre la inteligencia, pero también el niño puede discernir sobre hacerlo o no hacerlo, así sepa cómo realizarlo.

Por esta razón, dice, los padres deben motivarlo con incentivos para elegir la honestidad, en vez de amenazas y castigos. Los mensajes positivos que promuevan y enfaticen en las ventajas de un comportamiento sinceridad hará que los menores opten por decir la verdad, tan importante en casos en los que la seguridad del niño depende de ello.

Por Redacción ciencia

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