Hace más de diez años, Plutón, que era considerado el planeta más lejano del Sistema Solar, perdió su estatus. En ese entonces, después de intensos debates sobre cuál es la definición de planeta, miembros de la Unión Astronómica Internacional (IAU) reclasificaron este objeto como un planeta enano. Un título que, de hecho, le otorgó más misterio a su identidad. Porque no es ni un asteroide gigante, ni otro satélite natural que orbita el sol. ¿Qué es entonces?
Esa fue la pregunta hecha por un equipo de científicos del Instituto de Investigación del Suroeste estadounidense (SWRI, por sus siglas en inglés). Los expertos, en busca de una explicación sobre el origen de Plutón, combinaros datos obtenidos por la sonda New Horizons de la NASA y la misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA).
El resultado fue una composición similar a lo que la misión Rosseta había identificado en un cometa antiguamente descubierto, el 67P/Churyumov-Gerasimenko. El lugar que más se le parecía fue la planicie Sputnik, un glaciar rico en nitrógeno que se encuentra en la superficie de Plutón.
Esta “intrigante consistencia entre la cantidad estimada de nitrógeno dentro del glaciar y la cantidad que se esperaría si Plutón se hubiera formado por la aglomeración de aproximadamente 1.000 millones de cometas u otros objetos del cinturón de Kuiper similares en composición química al cometa 67P”, explicó Glein. Es decir, la similitud podría indicar que la naturaleza de este objeto estaría compuesta por 1.000 millones de cometas que se aglomeraron entre sí.
La conclusión amplía nuevos horizontes para los científicos, quienes no contemplaban la teoría de un conglomerado de miles de millones de cometas como posibilidad para la identidad de Plutón. Incluso se estudian otros modelos, una de ellas es que el hielo haya sido el principal ingrediente de su formación.