Las ciudades están cambiando la evolución de las especies

Estudio publicado en “Science” advierte sobre los acelerados cambios que la urbanización está generando en animales.

Redacción ciencia
07 de noviembre de 2017 - 03:00 a. m.
Han encontrado mosquitos adaptados a sólo vivir en el metro de Londres, Reino Unido. 
 / Pixabay
Han encontrado mosquitos adaptados a sólo vivir en el metro de Londres, Reino Unido. / Pixabay

Cuando escuchamos la palabra evolución, lo más probable es que pensemos en un proceso que toma mucho tiempo: en cambios que se van dando en los seres vivos por presiones ambientales e interacciones entre especies, pero que suceden de forma tan gradual que se necesitan generaciones para poder identificarlos. No obstante, según un grupo de científicos del Centro de Entornos Urbanos de la Universidad de Toronto, Canadá, el crecimiento de las ciudades ha sido tan abrupto y se ha dado tan rápidamente que podría estar afectando la evolución de las especies. No sólo en la velocidad, sino en los cambios físicos y genéticos que estas atraviesan.

Para llegar a esta conclusión la investigación, publicada en la revista Science, analizó todos los estudios que se han realizado sobre los procesos evolutivos en entornos urbanos que demostraran un cambio en los genes de alguna especie. Con esta información lo que buscaban los científicos era encontrar cuáles especies se podrían haber adaptado a las ciudades, incluso hasta depender de ellas, así como qué poblaciones podrían quedar fragmentadas por las construcciones humanas, afectando su dispersión genética.

Las preguntas, claro, no son del todo nuevas. Estudios previos han demostrado que la construcción de urbes está asociada con el aumento de temperaturas, cambios en el suelo, alteraciones del ciclo del agua, mayor polución e incremento de especies invasoras. Todos factores ambientales que juegan un papel importante en la evolución. Así que lo que hicieron los científicos canadienses, finalmente, fue intentar armar un rompecabezas con lo que hasta el momento ha dicho la ciencia.

En principio, explica el estudio, la evolución que han generado las ciudades ya no es lenta, pues se ha llegado a identificar cambios observables en sólo dos generaciones. “Las urbanizaciones han causado cambios a gran escala, tanto en numerosos seres vivos, como en factores naturales, por lo que se convierten en un nuevo ecosistema sin ningún análogo natural”, afirma la publicación.

Para conocer cuáles son los tipos de cambios a los que se someten las especies evolutivamente, los investigadores buscaron algunas categorías, como mutaciones, flujo genético y adaptaciones, entre otras.

En el primer caso, las mutaciones, el estudio advierte que los casos típicos están relacionados con la calidad del aire en las ciudades. “La polución industrial del aire ha incrementado la concentración de hidrocarburos carcinógenos, por lo que la tasa de mutación de ADN es repetitiva en aves y mamíferos”.

En cuanto al flujo genético, los científicos encontraron que construcciones como carreteras y edificios se convierten en una barrera para que esta se dé. En la biología, el flujo genético es entendido como la capacidad que una población tiene de transferir sus genes a otra, por lo que, cuando quedan separados por factores como los mencionados anteriormente, este intercambio no se da.

Aunque son varias las especies a las que les ha sucedido esto, el caso de los ratones de patas blancas (Peromyscus leucopus) que habitan en Nueva York sirve para ilustrarlo. Con la rápida urbanización que se dio y los parches verdes que quedaron en la ciudad, se encontró que “las diferencias genéticas entre poblaciones separadas por unos pocos kilómetros son más significativas que las diferencias entre masas de tierra aisladas prehistóricamente”.

Finalmente, en cuanto a las especies que se habrían logrado adaptar a las ciudades, los científicos canadienses afirman que “un pequeño pero prominente subconjunto de especies se ha adaptado para ser especialista en ambientes humanos”. Saber cuáles, puede que no le guste tanto, pues dentro del grupo entran ratas, cucarachas, palomas y chinches. Tal vez uno de los casos más curiosos que cita el estudio es el del metro de Londres, en donde existe un tipo de mosquito que ha evolucionado para vivir en este entorno y sin que necesiten alimentarse de sangre para producir huevos.

La evolución, entonces, está sucediendo ante nuestros ojos. Como bien lo dijo Marc Johnson, co autor del estudio al portal Eureka Alert, “las personas que no creen en la evolución no necesitan ir más lejos que el patio de su casa para encontrar evidencias”.

Por Redacción ciencia

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