Según explica el estudio, publicado en la revista científica Science Advances, los investigadores lograron que una de las principales páginas de subastas les abriera sus servidores de información. Así pudieron analizar 630.000 transacciones realizadas en Estados Unidos, desde 2009 hasta 2012, a partir de los 420 productos más vendidos en la página.
Aunque el estudio aclara que la diferencia es menos pronunciada cuando el material que se vende es usado —en promedio, los hombres reciben US$13 más por cada producto—, la diferencia se amplía con los artículos nuevos, pues en promedio las mujeres reciben unos 80 centavos por cada dólar que los hombres captan.
Además, para comprobar que el análisis de datos no estuviera arrojando conclusiones arbitrarias, el equipo realizó otros dos experimentos de forma paralela. En el primero condujeron un ensayo para ver si las personas eran capaces de adivinar el género del vendedor a partir de su perfil de usuario, en el cual 1.127 personas de las 2.000 interrogadas acertaron.
En el segundo se le pidió a otro grupo de personas que le pusieran el valor a un bono de regalo de Amazon, establecido en US$100, vendido por una mujer que se llamaba Alison o un hombre que se llamaba Brad. En promedio, los bonos de Alison fueron valorados en US$83,34, mientras que los de Brad llegaron a US$87,24.
Para Tamar Kricheli Katz, profesora de derecho y sociología de la misma universidad y quien también condujo el estudio, estos resultados, que han sido catalogados por algunos como “machismo en redes”, tienen que ver con un proceso inconsciente. “El hecho es que la mayoría de nosotros tenemos prejuicios. Los vamos almacenando en el inconsciente y por eso nos es difícil cambiarlos”, explicó en el periódico The New York Times.
De hecho, una de las explicaciones que da la científica a este fenómeno viene de un mecanismo general conocido como el paradigma de Goldberg. Hace décadas, a través de un experimento en el que los artículos aparecían firmados por una mujer o un hombre, el sociólogo Philip Goldberg demostró que las primeros eran peor valorados por los segundos, cuando la única diferencia era el cambio de nombre.
Lo curioso, explica el estudio, es que los resultados también aplican en el sentido contrario. Pues aunque ese no era el objetivo de la investigación, se comprobó que, ante el mismo producto, las compradoras tienden a pagar alrededor de 3% más que los compradores.
Ante esto eBay aclaró, a través de un comunicado, que estas conclusiones no responden a ninguna política interna. “Nos apasiona el aprovechamiento de nuestra plataforma para potenciar a millones de personas. No revelamos el sexo de nuestros vendedores, aunque pueden optar por hacerlo ellos mismos”, explicó.