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La NASA descubre un nuevo lugar en dónde podría haber vida en el Sistema Solar

El hallazgo de "hoyos sopladores" en una de las lunas de Júpiter sugiere la existencia de un océano subterráneo y la posibilidad de encontrar vida allí en el futuro.

Jesús Mesa
26 de septiembre de 2016 - 09:47 p. m.
Representación artística de lo que podrían ser los géiseres de Europa, en Jupiter. / NASA
Representación artística de lo que podrían ser los géiseres de Europa, en Jupiter. / NASA

Este año, como en ningún otro, la idea de que los seres humanos no estamos solos en el universo ha cobrado cada vez más fuerza. Al descubrimiento del planeta Próxima B, con unas condiciones muy parecidas a las que tiene el planeta Tierra, se le suma un nuevo descubrimiento: chorros de vapor de agua saliendo de la superficie helada de Europa, la luna de Júpiter.

Este descubrimiento, que fue presentado el día de hoy por la NASA en Washington, sugeriría que este satélite, de un tamaño similar al de la Luna, es uno de los principales candidatos dentro del Sistema Solar que podría albergar vida.

Observaciones anteriores sugerían que bajo el hielo de Europa había un océano de agua salada dos veces mayor que todos los de la Tierra juntos. Este supuesto océano de Europa está debajo de una gruesa capa de hielo de varios kilómetros, algo que suponía un reto adicional a la hora de estudiar su composición y por supuesto buscar posibles formas de vida en él.

Pero 10 imágenes capturadas por el telescopio espacial Hubble, tomadas en 2014, le han dado un nuevo impulso a esta investigación. Las imágenes dejan ver los que serían posibles géiseres, conocidos en Colombia como hoyos sopladores. En tres de ellas, sucedidas entre enero y abril de 2014, se dejan ver trazos de posibles chorros similares a géiseres saliendo cerca del polo sur del satélite. Las columnas de vapor de agua tendrían unos 200 kilómetros de largo.

"El océano de Europa es considerado uno de los lugares más prometedores que podrían albergar vida en el Sistema Solar", dijo Geoff Yoder, administrador asociado del Directorio de Misiones Científicas de la NASA en Washington, Estados Unidos.  Si esos géiseres son reales “esto permitiría buscar vida en la superficie de Europa sin tener que taladrar el hielo”, añadió.

Según los astrónomos del telescopio Hubble reconstruir la información no fue sencillo. Hubo que optimizar el proceso de optimización de las imágenes, hacer nuevos modelos y analizar con cuidado los movimientos de Europa y Júpiter. "No es simplemente tomar una foto, es mucho más complejo", ha explicado William Sparks, astrónomo del telescopio Hubble.

No obstante, resaltó la NASA, a pesar del entusiasmo que generó este descubrimiento los resultados no son del todo concluyentes, sino que son "fuertes indicios", que se suman a los ya existentes. Cuatro años atrás, en el 2012, otro grupo de científicos captó géiseres muy similares en la misma zona del satélite de Júpiter. De hecho los cálculos y simulaciones de la cantidad de material expulsado, así como la altitud que alcanza, son muy similares en ambos casos.

Si se confirma, Europa sería la segunda luna del sistema solar que se sabe que tienen penachos de vapor de agua. En 2005, el orbitador Cassini de la NASA detectó chorros de vapor de agua y el polvo que arrojan fuera de la superficie de la luna Encelado de Saturno.

Sparks ha señalado que los datos apuntan a que pueden tratarse de erupciones intermitentes, lo que refuerza la hipótesis de los géiseres activos. “Si son reales, estos chorros tienen que ser intermitentes, pues los vemos en las otras siete imágenes tomadas por el Hubble”, ha explicado. Sin embargo, el astrónomo ha señalado que el Hubble está “al límite” en su capacidad de observar Europa y no podrá tomar imágenes de mayor resolución que permitan resolver la cuestión.

Estos resultados apoyan el envío de una misión a Europa. Podría enviarse una nave para recoger material de los cráteres, lo que "daría una increíble cantidad de información sobre el océano bajo la superficie", añadieron los investigadores. En lugar de hacer aterrizar un aparato para perforar el hielo, bastaría con orbitar por las proximidades de Europa. Sin embargo, esta posible misión, que se lanzaría en 2020, no sería para buscar vida, sino para buscar habitabilidad: una serie de condiciones que confirmen o desmientan la posibilidad de que haya vida en el satélite.

¿Qué probabilidad habría de que la química de Europa sostuviera a alguna forma de vida? Depende de confirmar primero que los hoyos estén allí. Además, aunque hubiera una pequeña cantidad de biomasa, al llegar al espacio, las temperaturas acabarían con su supervivencia, así que solo podría buscarse los restos de seres vivos.

Por Jesús Mesa

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