Robótica para el cambio social

En 2016, Jimmy García Caicedo puso en marcha su sueño de tener una escuela de robótica en Chocó. Hoy, niños y niñas han puesto, a través de ese proyecto, la tecnología al servicio de los problemas de sus ciudades.

- Redacción Ciencia
28 de marzo de 2020 - 05:46 a. m.
Con su Escuela de Robótica del Chocó, Jimmy García Caicedo ha transformado la vida de cientos de jóvenes.  / Cortesía
Con su Escuela de Robótica del Chocó, Jimmy García Caicedo ha transformado la vida de cientos de jóvenes. / Cortesía

Jimmy García Caicedo es un profesor quibdoseño de informática que compartía su conocimiento en escuelas de zonas vulnerables en Medellín. En 2011, en un kit de robótica donado por una organización civil, descubrió cómo dinamizar sus jornadas académicas. Entendía la informática más allá del simple manejo del paquete de Office y de la capacidad de arreglar un computador; por eso, con curiosidad, usó esa nueva herramienta para sus clases.

“Quería descubrir cómo funcionaba. Y entendí el potencial de la robótica para los estudiantes”, cuenta García. Cuatro años después logró que algunos de sus alumnos entraran al programa Ser Pilo Paga y concluyó que debía volver al lugar en el que nació para replicar allí su forma de enseñanza. 

En 2016, empezó a forjar la idea de una escuela de robótica en Quibdó y ya ha recibido en ella miles de niños. A muchos les sonará raro eso de que en una región tan abandonada como Chocó haya una escuela de robótica, pues creen que eso solo existe en Japón o China, países que tienen una fuerte inversión en tecnología. Pero era su sueño y García lo cumplió.

La robótica es, dice él, una herramienta para fortalecer las competencias y habilidades de sus estudiantes frente a problemas cotidianos. “El hecho de que la robótica incluya conocimientos sobre matemáticas, física, tecnologías y ciencias, permite de manera inmediata desarrollar un pensamiento crítico y propositivo en los jóvenes. La tecnología tiene herramientas de muy bajo costo que permiten atender necesidades”, expresa el profesor.

En la hoy denominada Escuela de Robótica del Chocó han puesto en marcha tecnologías como un basurero inteligente, en el que, con una aplicación, se abre una caneca dependiendo del residuo que almacene  y se han diseñado, a menor escala que una gran ciudad, semáforos inteligentes para agilizar el tránsito usando variables como el horario y el flujo de carros. 

También se ha trabajado en un dispositivo para la seguridad de género, hecho por niñas de la escuela, que consta de una aplicación a través de la que reportan casos de maltrato o violencia; sistemas de verificación de la calidad, temperatura y humedad en el aire, y hasta un sistema de monitores de los niveles de agua de los ríos que, con censores, pueden generar alertas tempranas si hay riesgo de desbordamiento. 

¿Dificultades? Todas. Han tenido respaldo del orden nacional y de privados para insumos y prototipos. “Necesitamos componentes de vanguardia para estar a la par de Medellín, Cali, Bogotá”, aduce. 

Además, les faltan recursos para ir a concursos y capacitaciones. Ya fueron a Mundiales de Robótica en China, a la Cumbre de Mujeres Científicas en Paraguay y, pronto, a un entrenamiento de una semana en el Space Center de la NASA, en Houston, EE. UU. 
 

Por - Redacción Ciencia

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