El Magazín Cultural

13 Reasons Why: el suicidio sin tapujos

Una de las series más polémicas del año cuenta la historia de una mujer que se quita la vida, y como lo sugiere el título, analiza las posibles razones.

Jaír Villano
18 de abril de 2017 - 06:00 p. m.
Katherine Langford como Hannah Baker en la serie 13 reasons why, basada en el libro Por trece razones, de Jay Asher. / Cortesía
Katherine Langford como Hannah Baker en la serie 13 reasons why, basada en el libro Por trece razones, de Jay Asher. / Cortesía

 

La historia cuenta que tras la publicación de Las cuitas del joven Werther (Alemania, 1774), se comenzó a producir una serie de suicidios juveniles; al parecer, queriendo imitar el final del protagonista de la novela del también joven Goethe.  Se habló entonces del “efecto Werther” y un editor sugirió hacerle un cambio al nombre de la célebre novela del romanticismo.

Algo similar ocurrió tras los fallecimientos de Marilyn Monroe, Kurt Cobain y otras figuras que han mitificado su vida por sus dotes artísticos y sus trágicas vidas. Seguidores suyos también optaron por cesar su existencia.

El suicidio, en muy resumidas cuentas, es una decisión adoptada por muchas personas a lo largo de la historia, que ha sido material de estudio para la psicología y otras ramas del saber.

En 1998, Sofia Coppola adaptó a la imagen en movimiento una historia oscuramente bella, a saber, Las vírgenes suicidas: una potente sublimación de la muerte como acto de perpetua memoria, con la incógnita, el infortunio y la inocencia de sus protagonistas como elementos que generan persuasión y lasitud en el espectador.

Pues bien, 19 años después, y tras un modelo similar: la adaptación de un libro, una producción audiovisual enfrenta este tema; esta vez con sinceridad y sin tapujos, con algo de inocencia y sin dejarse tentar por el moralismo, con suficiencia narrativa y falencias en algunos de sus tópicos.

Con todo, 13 Reasons Why es una serie que adolescentes, padres de familia, docentes y curiosos deben ver.  ¿Por qué? Vaya, es imposible determinar si un suicida es un valiente en unos segundos de cobardía o un cobarde en unos segundos de valentía, pero en cambio sí es dable conocer las razones -por lacerantes e hiperbólicas que pueden resultar- de una persona que eligió no continuar en el mundo.

Todos los que hemos pasado por las aulas de clase (especialmente, en el colegio) hemos sido víctimas, victimarios o simples y llanos testigos del bullying. Por eso, una vez vista la serie lo más probable es que se remonte en aquellos tiempos.  Y entonces nos percatamos que un torpe actitud colectiva puede poner en riesgo una vida.

13 capítulos a través de los cuales se dan cuenta las razones que llevaron a que su protagonista, Hannah Baker, optara no continuar en el camino. Y 13 capítulos que entre aciertos y fallas capturan el desasosiego de un grupo de jóvenes que influyeron en la dramática opción de la joven. 13 capítulos que logran generar reflexiones por los contrastes que hay entre las historias de cada uno de los personajes y lo bien que esta la atenuación y el desarrollo de los hechos que componen el argumento.

Ahora, hay algunos clichés de los cuales era difícil huir: la forma en que se presenta el suicidio; los grupos de amigos en el high school; las fiestas; las clases; el enamoramiento desentendido. Pero eso se puede soslayar, si tenemos en cuenta que la potencia de su argumento es reforzada con una narración que le apuesta a entrelazar el tiempo y el espacio y una verosimilitud en sus dos protagonistas (Hannah y Clay).

Alguien que haya visto Freaks and Geeks, Skins, Misfits, entre otras, podría pensar que hay un reforzamiento por hacer del entorno escolar algo menos denso. Las drogas y el sexo es algo inevitable cuando las feromonas están desatadas y se tienen tareas pendientes y no hijos y deudas (y existe Tinder y el chat de WhatsApp y Facebook). Pero esa “inocencia” se va desdibujando a medida que transcurren los episodios. Es decir, es de esas series que, para hacerse una opinión sólida, hay que verla completa.

Las aristas que componen una decisión tan trascendental pueden ser acumulaciones de hechos insignificantes, pero en su conjunto pueden desatar caos. Cualquiera puede contribuir en ello, y no hay que detener en si se es culpable o no (tensión en esta historia), más bien conviene pensar qué pueden desencadenar esos ataques colectivos, tan hilarantes, tan fáciles, ¿tan inofensivos?

13 Reasons Why es una buena fabulación por lo clara y fuerte en la presentación de su argumento.  Niños, no se vuelvan a burlar del acné de Carlitos.

 

Por Jaír Villano

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