“1985” es una obra que el artista Pablo Mora (Medellín, 1976) realizó en el marco de su proyecto “22 de octubre”. Las dos pinturas evocan la toma del Palacio de Justicia y reafirman sus señalamientos sobre el sistema judicial “lento, frívolo y deshonroso” que opera en Colombia. Aparte de las vidas que cobró el episodio, innumerables archivos fueron incinerados. Procesos judiciales desaparecidos. La toma y la retoma representan una de las paradojas más dolorosas de la historia nacional. “1985” es una inscripción visual contra el olvido. Es la imagen que surge de todas las imágenes yuxtapuestas que vimos del Palacio en la madrugada de aquel 7 de noviembre. Son pinturas que nos enfrentan a nuestras propias tinieblas. La edificación carbonizada está ahí como una escena que aún no logra ser justificada. Me atrevo a pensar en este díptico como otro enunciado estético de lo monstruoso.
Georges Didi-Huberman expresa que algunos pensadores y artistas “son seres que reconocen en sí mismos los poderes de la obscuridad, que aun perteneciendo a las luces se saben atravesados por las sombras” y argumenta que son sus dislocaciones las que estimulan su “probidad intelectual”. En los proyectos de Mora se constituyen espacios sombríos y punzantes a partir de experimentos con la materia, de la intervención de documentos de archivo y de sus apuestas con el montaje.