El Magazín Cultural

Abderrahman El Faith, el poeta sin fronteras

El poeta marroquí visitó por primera vez Colombia gracias a la Embajada de Marruecos. Dio a conocer su extensa obra en diferentes ciudades del país y en su paso por Cali nos contó sus impresiones sobre política y literatura en el contexto árabe y latinoamericano.

Óscar Hembert Moreno Leyva
17 de septiembre de 2019 - 09:12 p. m.
África y América Latina, aún sin reconocerse, se han acercado a través de la literatura. / Cortesía
África y América Latina, aún sin reconocerse, se han acercado a través de la literatura. / Cortesía

Nacido en la ciudad de Tetuán, Marruecos, en 1964, Abderrahman es un poeta y académico quien dirige el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad Abdelmalek Essaadi, imparte el curso de español Cervantino, se licenció en Filología Hispánica y tiene su doctorado en la Universidad de Sevilla. El poeta estuvo en una gira por Colombia presentándose en diferentes eventos literarios, incluidas dos presentaciones en Cali presentado su más reciente libro, Volver a Tetuán, en Teatro Esquina Latina y Ambos Mundos Café Librería.

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Cuando se habla de la obra de Abderrahman se describe ligada a los diferentes escenarios de conflicto como el palestino-israelí, la emigración africana y la guerra de Irak. Los críticos lo describen como un poeta social árabe, pero para él la poesía no debería tener etiquetas, ya que esta es en sí misma un compromiso, una lucha desde la palabra que abraza las causas sociales locales e internacionales, y en su caso, va ligada a mostrar la integración multicultural que hay en Marruecos.

Abderrahman se siente africano e ibérico, escribe en español y habla árabe en su hogar. Desde su cosmovisión es urgente un diálogo entre la migración, la clandestinidad y el traspaso de fronteras. Ha atravesado el continente con una impecable obra, como Arribar a la Bahía (2000), Tres Orillas (2002), Luces y Sombras (2002), Testimonios de Solidaridad, y Volver a Tetuán (2019), libros donde ha abordado temas tan complejos como la migraciones de millones a Europa como en el texto África en versos mojados, ganador del premio Rafael Alberti, que luego sería musicalizado por el cantautor español Ramón Tarrío; este libro confronta el cruce de aquellos seres humanos por un mar hostil como el Mediterráneo, este marenostrum, donde miles mueren y donde miles son olvidados, donde hay barcos a la espera de decisiones políticas para salvar vidas humanas. La Europa de hoy, para el poeta, es la misma del siglo XVI.

El escritor desea resaltar que África no es un país, África es la raíz, la identidad del poeta, aunque para él la lengua es circunstancial. Dice que podía haber escrito en cualquier idioma, pero que el español terminó marcándolo desde chico, y así mismo reconoce que la literatura africana no llega a todos los países, ni siquiera dentro del mismo continente, y que por ello no hay un reconocimiento de los marroquíes de su identidad. No saben si son europeos, árabes, o africanos, y esto implica una exigencia a adentrarse aún más de sus nuevas lecturas y señalar las injusticias prestando atención a toda la carga histórica que han tenido en el continente africano.

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Marruecos, aquella monarquía parlamentaria, es desde la visión del escritor la policía de África, el cuello de botella por donde todo el éxodo de migrantes africanos intenta pasar para Europa, y estos miles de hombres y mujeres han influenciado de alguna manera en la cultura del país. Hay barrios enteros, como micro países, que construyen una nueva sociedad, una nueva generación con una riqueza lingüística, de costumbres y un mestizaje más allá de la piel que terminará tarde o temprano influyendo en la literatura de Marruecos.

Abderrahman ha sido traducido a varias lenguas, sobre todo al árabe. Como él mismo dice, escribe en todos los idiomas. La literatura para él es ser testigo, es denunciar lo que no debe pasar, señalar aquel aumento de los partidos de ultraderecha, y hace un llamado al respecto. Para él, el mejor ejemplo que comprime la situación que se vive en España es que sus principales símbolos de su idioma sean escritores que o tienen tumbas en otros países, o no se encuentra su tumba, como en el caso de García Lorca. Para Abderrahman es como mirarse al espejo y no reconocerse, es tener  alzhéimer literario y de identidad. España es árabe y no se reconoce, aún con ocho siglos de historia de influencia andaluza y morisca. Para él, tanto América latina, España y África están ligados de alguna manera, aún si no nos reconocemos, aún si no nos leemos.

 Abderramhan dijo volver a Marruecos cargado de nuevas palabras y expresiones aprendidas en Colombia, cargado de aquellas imágenes populares de pueblos y ciudades, olores del mercado, colores en sus calles y tradiciones, todo lo que termina enriqueciendo la literatura de un país. Como poeta comprometido con las luchas sociales reconoce que Colombia necesita sentarse a hablar para construir un proceso de paz duradero, y cita el ejemplo de Marruecos, que tuvo su proceso de paz en los 90s con un grupo respaldado por Argelia, y que hoy se encuentra en un alto al fuego gracias a un proceso de diálogo entre las partes. Hay que sentarse a dialogar y en eso puede ayudar la literatura, ya que como dijo el poeta, “la poesía es para la inmensa minoría”.

 

Por Óscar Hembert Moreno Leyva

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