El Magazín Cultural

Afganistán redescubre sus películas antiguas, salvadas de la hoguera de los talibanes

Cuando en la década de 1990 los talibanes golpearon a la puerta del Instituto Afgano del Cine donde Habibulá Ali trabajaba, éste tenía sus motivos para tener miedo: junto con otros empleados habían escondido miles de bobinas de películas prohibidas por el régimen.

AFP
08 de septiembre de 2017 - 04:31 p. m.
Archivo particular
Archivo particular

"No pensábamos que íbamos a volver a nuestros hogares con vida ese día", contó a la AFP señalando una bobina salvada. "Si ellos hubieran descubierto que habíamos escondido películas, nos hubieran matado", contó. 

Salvadas por los pelos, hoy, estas películas están siendo digitalizadas para su difusión. Debido a que el régimen talibán subscribía una interpretación ultrarrigorista del islam, muchas actividades populares fueron prohibidas, incluyendo las relacionadas con la música. Durante el periodo en el que estuvieron en el poder (1996-2001) los cines fueron cerrados y los aparatos de televisión, destruidos. 

Con la ayuda de sus colegas, Ali salvó 7.000 películas, que escondieron en los locales del Instituto en Kabul. 
"Estábamos petrificados, pero gracias a Dios logramos salvar las películas y ahora nuestra cultura está viva", celebró el sexagenario, que trabaja en este organismo público desde hace 36 años. 

Decenas de años más tarde, estas bobinas, que contienen películas olvidadas e imágenes de cómo era la vida en el país, están siendo digitalizadas para su difusión. 
Los promotores de la iniciativa esperan que una generación que sólo ha vivido la guerra conozca las películas de antaño. 

Techos falsos 

La digitalización de las películas, que duran decenas de miles de horas en total, está coordinada por el director general del Instituto, Mohamad Ibrahim Arify.
"Las bobinas estaba camufladas en cajas que tenían el nombre de películas indias u occidentales, o en barriles enterrados en el suelo", contó. 
"Muchas de ellas fueron guardadas en espacios entre los muros o en falsos techos. Ellos usaron todo tipo de trucos", agregó. 
Arify calcula que tienen 32.000 horas de películas en 16 mm y 8.000 horas de formato de 35, pero la clasificación no ha concluido. Además, muchos particulares aportaron filmes que habían logrado esconder durante el periodo de los talibanes. 
"No puedo decir si vamos a terminar con 50.000 o con 100.000 horas", agregó Arify, rodeado de cajas de metal que guardan las bobinas. 

El proceso toma un tiempo ya que las bobinas deben ser limpiadas para sacarles el polvo y suprimir los rayones antes de poder ser digitalizadas. 

Después hay que agregar el nombre de la película, el director y el número y si es una ficción o un documental. 
Una máquina registra luego digitalmente cada plano. 

"Si es una película larga, el proceso puede tardar hasta cuatro días. Si son imágenes de actualidad, entonces tarda una jornada", explicó Fayaz Lutfi, un empleado de 27 años. 
El proyecto fue lanzado este año y Arify espera que pueda quedar finalizado en dos años.
"Estamos muy orgullosos de lo que hacemos ya que resucitamos una cultura muerta en Afganistán digitalizando su historia visual", destacó. 


Proyecciones en los pueblos 

En la década de 1979, las películas afganas financiadas por el Estado eran muy populares. Rodadas en farsi y en pastún, estas películas hablaban de amor, de cultura o de amistad. 

Las imágenes de los documentales abarcan un periodo desde la década de 1920 al final de los años 70, antes de la invasión soviética, la guerra civil, el periodo de los talibanes y finalmente la llegada de las tropas estadounidenses en 2001 y la guerra que arrasa al país desde entonces. 

La embajada estadounidense en Kabul acogió recientemente una proyección de imágenes de un Afganistán de antaño, próspero y muy diferente de lo que es hoy. 

En las imágenes se ve a familias enteras de pícnic en los parques de la capital y a las mujeres con falda corta. 
En ningún momento aparecen los muros de hormigón antiexplosivos que hoy son omnipresentes en el paisaje urbano. 

"Me emocionó ver estas imágenes ya que sólo tenía malos recuerdos de mi país. Yo no tuve la suerte de vivir durante ese periodo", destacó Arif Ahmadi, un espectador de 34 años. 
"En otros países la gente avanza, pero si uno mira nuestro pasado, estamos retrocediendo", se lamentó. 

El Instituto espera que las viejas películas interesen a las distribuidoras. Un grupo de medios también prevé crear una cadena online. 

El Instituto también organizará proyecciones en los pueblos aislados, privados de acceso a la televisión o a internet, pese al riesgo que suponen estos desplazamientos en un país, que en parte está en manos de los insurgentes. 
"Vamos a tomar el riesgo de ir a los cuatro puntos del país. Queremos que nuestros hijos sepan cómo vivían antes los afganos", insistió Arify.

Por AFP

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