El Magazín Cultural

Aida Victoria Merlano, entre la misoginia y un sonado caso judicial

Ayer, 3 de marzo, Aída Victoria Merlano asistió a una audiencia en la que la Fiscalía la acusó por supuestamente colaborar con la fuga de su madre, Aida Merlano Rebolledo. La joven recibió varios ataques por cuenta del atuendo que usó para asistir al juzgado. La escritora Vanessa Rosales y dos de los abogados que la defendieron en el pasado hablan en este texto sobre la exposición de la joven y su imagen ante el país.

Laura Camila Arévalo Domínguez - Twitter: @lauracamilaad
04 de marzo de 2020 - 09:34 p. m.
Aida Victoria Merlano Manzaneda a la salida de la audiencia de lectura de acusación en su contra.  / El Espectador
Aida Victoria Merlano Manzaneda a la salida de la audiencia de lectura de acusación en su contra. / El Espectador

Se dice que Aida Victoría Merlano se aprovechó de la situación de su mamá para ser más visible. Que su portada en la revista Soho fue oportunista. Que nadie entiende cómo es que mientras su madre está detenida en Venezuela, ella baila en ropa ligera durante el Carnaval de Barranquilla.

Las deudas que la opinión pública le cobra a la hija de Merlano son numerosas, pero al revisar con más cuidado, algunas son ajenas. Ayer, 3 de marzo, asistió a una audiencia de acusación en los juzgados de Paloquemao porque la Fiscalía la acusa por haber colaborado con la fuga de su madre, la excongresista Aida Merlano Rebolledo, condenada a 15 años de prisión por crímenes relacionados con delitos electorales en la Costa Caribe. De acuerdo con la Fiscalía, la hija de la política conservadora fue cómplice de la fuga de su madre, ocurrida el 1° de octubre de 2019 en el norte de Bogotá. El ente investigador dice que habría usado a su hermano de 17 años para dicho fin.  Al entrar a la audiencia, le dio algunas respuestas a la prensa: que era inocente y que las acusaciones eran falsas. Al salir no pudo decir mucho: el juez le prohibió hablar con periodistas sobre el caso. A pesar de que no dio declaraciones, su nombre se convirtió en tendencia en Twitter, pero no por un asunto que tuviera que ver con la acusación que ahora enfrentaba, sino por el atuendo que decidió usar. (Le sugerimos: Hija y odontólogo de Aida Merlano, a juicio por supuesta ayuda en su fuga). 

Los comentarios de la mayoría de los usuarios de esta red se dividieron en tres partes: opiniones sobre si era inocente o no, halagos a su atuendo y ataques. Las palabras “mamasita”, “grilla”, “puta”, “aprovechada” y “guisa” fueron las más populares a la hora de explorar la tendencia.

El asunto no es menor. Lo que la hija de la excongresista simboliza para el país es más bien una oportunidad para revisar su caso, pero, sobre todo, el de nosotros como sociedad.

Vamos por partes:

Una de las percepciones más comunes que se tienen sobre Aida Victoria Merlano es que antes de que el escándalo de su madre estallara, era una mujer muy distinta a la que ahora muestra a través de sus redes o medios de comunicación: bajo perfil, seria, reservada. Eso dicen algunos de los que la conocían y eso también parecen pensar algunos colombianos que la han seguido como figura pública (redes, comentarios en medios de comunicación), pero estas versiones no coinciden con las de los abogados que han tenido contacto con ella.

Por ejemplo, el abogado Andrés Caballero la defendió por un tiempo. Aunque ya no hace parte del equipo que actualmente la representa en los estrados judiciales, fue enfático cuando se le preguntó por el comportamiento de su exclienta: “Ella tiene todo el derecho a vestirse como quiera. Es una mujer libre y el artículo 16 de la Constitución habla claramente sobre el libre desarrollo de la personalidad. El abogado es quien tiene el deber de conservar la elegancia, pero el procesado no. Es que nadie debe criticarla porque se vista de una forma u otra o porque quiera ser una figura pública. Todo lo que te pueda decir de ella es bueno”.

También ha habido rumores sobre la razón por la que tuvo que cambiar de abogados. Algunos dicen que la renuncia de sus defensores obedeció a falta de pago, mientras que otros consideran que los abogados renunciaron al caso por cuenta de la excesiva exposición mediática y que sus declaraciones  estaban poniendo en riesgo el proceso. Caballero dijo que la razón por la que había declinado continuar con la defensa se debió a “diferencias en cuanto al manejo extraprocesal del caso”.

Parte de la opinión pública dice que el comportamiento de Aida Victoria Merlano hace parte de una estrategia oportunista con la que busca ganar notoriedad y hacer ruido en redes sociales. Sin embargo, Bladimir Blanco, abogado de su madre, dice:  “Esa sería la peor manera de elegir convertirse en protagonista o darse a conocer. Lo que entiendo también es que ella y su hermano sufrieron de bullying en sus centros de educación. Por ejemplo, a Aida Victoria le tocó salir de su universidad y cambiar de carrera. La prensa, como consecuencia de esa tragedia, la comenzó a buscar y ella se fue haciendo visible. Digamos que sí, que encuentra una oportunidad de expresarse, pero fue un hecho casual”. (Puede leer: La tormenta política por las declaraciones de Aida Merlano).

Según Blanco, la excongresista siempre procuró que sus hijos estuvieran por fuera del foco, pero la personalidad de la joven siempre ha sido la misma: “Ella siempre ha sido así. No creo que haya querido provocar a nadie”.

Lo cierto es que, además de que Colombia la conoció como la hija de una prófuga de la justicia, Aida Victoria Merlano también representa a un prototipo de mujer que es incómodo para la moral que a lo largo de los años se ha impartido en el país: una mujer hipersexualizada que además dice sin ningún adorno que la exploración del cuerpo y el placer de la mujer deberían tener las mismas licencias de los hombres.

Para revisar la imagen o el comportamiento de Merlano (hija) hay que tener en cuenta un sinnúmero de variables que, al enterarse de los pormenores de su caso y vida privada, parecen pasar desapercibidos: la que cometió los delitos de fraude electoral fue su madre, es hija de la que, según ella y su mamá, fue la amante por muchos años de uno de los políticos más visibles de la Costa Caribe, y delante de un micrófono y con muy pocos años se atrevió a decir que le gustaba el sexo y lo disfrutaba.

Según los abogados, lo único en lo que le insistieron a su clienta fue en sus comentarios sobre el caso porque se encontraba dentro de un proceso de investigación y era mejor que cualquier versión se diera al interior de un proceso judicial, pero no a medios de comunicación, para no correr el riesgo de auto incriminarse o decir algo desfavorable.  

Los comentarios de Twitter fueron misóginos. Se le criticó por irse para un juzgado con un atuendo “inapropiado”. Al respecto, vale la pena preguntarse: ¿Cuál es el atuendo apropiado para ir a una audiencia? ¿Existe un código de vestuario para asistir a un juzgado? ¿Es a ella a quien atacan o a lo que representa?

Le sugerimos que lea: El novelón de Aida Merlano 2.0

En diálogo para El Espectador, Vanessa Rosales, escritora y crítica cultural, considera que este caso presenta un síntoma muy propio de la colombianidad: tendemos a mezclar las actuaciones de los padres con las de lo hijos y viceversa. Un asunto que complica este análisis porque no se límita a que Aida Victoria Merlano sea la hija de una mujer perseguida por la justicia, sino que también tiene el mismo nombre y físicamente es muy parecida.  "Ahí hay una transferencia importante en la manera en la que ella está siendo juzgada publicamente. Es la hija de Aída Merlano. Incluso la nombran así, es decir, esto hace prte de su personaje público", dice Rosales. 

“Hay un componente discursivo en lo que está tratando de hacer y es esta noción de que el poder o la liberación de lo femenino vienen a través de la sexualidad. Una de las fuerzas femeninas que más se han castigado dentro de la cultura patriarcal es la sexualidad y el placer. En este caso y en el de las demás mujeres que eligen hiper sexualizarse en su performance, no contamos con la ambivalencia de que eso está mediado o intercedido por una mirada masculina. Se puede leer como una hiper sexualización que ha sido definida en términos patriarcales y que complace a cierta mirada masculina. Por eso también es tan ambivalente ese poder. Con ella siempre nos tendremos que hacer la pregunta de qué tan poderosa es la auto cosificación, y es una pregunta que me parece muy difícil resolver o responder categóricamente”, dijo Rosales, quien afirmó que en este caso hay una conexión con el discurso individual de la sexología, la liberación femenina fundamentada en la sexualidad, en el placer y en la exhibición del cuerpo. Un asunto que, para la escritora, no se le puede ni se le debe desconocer.

“Cada vez que entro a Twitter estas tendencias tienden a ser grandes misoginias. El término ‘grilla’ está codificado como un tema de clase social y más allá de eso, se supone que ella tiene un poder adquisitivo que deviene de la politiquería de su madre, que deviene también de una cultura costeña”, agrega la escritora, quien coincide con los abogados de Merlano y su madre, en que los ataques no solo tienen que ver con su ropa, sino con lo que representa para el país. “La mujer que se presenta de este modo es muy incómoda para un país y un esquema que, si bien no es totalmente católico practicante, sí está profundamente atravesado por el catolicísimo. Ella se convierte en el símbolo de muchas otras cosas: clasismo, arribismo, sordidez y politiquería. Que una mujer gane brillo por estas cuestiones es incómodo, sobre todo en Colombia".

Este medio intentó hablar con Aida Victoria Merlano, pero debido a la orden del juez fue imposible que la comunicación se concretara. A pesar de esto, en las últimas horas se pronunció sobre un títular del portal "Las 2 orillas": "Casi desnuda: Así se presentó Aida Victoria ante la Fiscalía", que se refería, exclusivamente, a la ropa que usó para presentarse a la audicencia. 

 

 

 

 

Por Laura Camila Arévalo Domínguez - Twitter: @lauracamilaad

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