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Alfredo Molano Jimeno: “Mi papá vivió torciéndole el cuello a la vanidad”

El periodista y columnista habló sobre “Cartas a Antonia”, el libro póstumo de su padre, Alfredo Molano Bravo, que va dirigido a su nieta y en el que reúne sus historias y pensamientos más íntimos para explicarle el país en el que nació.

30 de octubre de 2020 - 09:16 p. m.
"Cartas a Antonia" se publicó en agosto de 2020.
"Cartas a Antonia" se publicó en agosto de 2020.
Foto: Cortes

Cartas a Antonia es un libro inédito de Alfredo Molano Bravo en el que le escribe a su nieta durante más de una década y reúne sus historias y pensamientos más íntimos para explicarle el país en el que nació. En el texto relata muchos de los viajes que lo llevaron a recorrer casi 14.000 kilómetros del territorio colombiano.

El libro incluye el diario que llevó hasta pocos días antes de morir. Allí narró los detalles de su lucha contra el cáncer con la rigurosidad que lo caracterizó. En entrevista para El Espectador, Alfredo Molano Jimeno, hijo de Molano Bravo, habló sobre las razones para convertir las cartas de su padre en un libro, el proceso de construcción del mismo y los temas que inquietaron a su padre desde siempre.

¿Por qué deciden convertir las cartas de su padre en un libro?

Porque era una deseo que él no pudo cumplir. La vida no le dio tiempo de publicarlo, pero sí le alcanzó para escribirlo. Para mí era un compromiso moral con él, que quería publicarlo como un regalo del alma para Antonia. Para todas las ‘Antonias’ que haya en este país así tengan otro nombre.

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Su padre habla de los problemas ambientales de diferentes partes del país, ¿por qué tenía tan presente en sus obras y en este libro las problemáticas ambientales de Colombia?

Para mi papá los ríos, las ciénagas, los manglares o los páramos fueron transversales en su forma de ver la vida. Su sensibilidad por el campo, por la ruralidad y por las comunidades lo sintonizaba con sus angustias. La que puede sentir, por ejemplo, el pueblo wuayú cuando planean desviar el Rancherías, el único río de la alta Guajira, para sacar carbón, o las que puede sentir el pueblo negro cuando quieren hacerle un puerto de aguas profundas en Tribugá, un tema que hoy está de moda pero que mi papá denunció desde hace una década. Las luchas de la agenda ambiental de hoy las tenía en su radar porque miraba con mucha aversión esa idea de desarrollo que se construye sobre el despojo de la tierra, de los páramos, del oro, de los ríos y, sobre todo, de la gente.

Este libro va dirigido a las nuevas generaciones de colombianos como Antonia ¿Usted cómo vivió las travesías que realizaba su padre por el país? ¿Cómo se las describía ?

Las viví como un privilegiado. Como un testigo del trasegar de su vida, pero desde la intimidad. Tuve acceso a sus derrotas y sus triunfos. A mis hermanos, a mí y a Antonia nos tocó el privilegio de vivir las travesías de mi padre a través de sus palabras, cogidos de su mano y en la misma canoa. Fuimos sus mejores compañeros de viaje.

Este libro es una compilación de lo que vivió su padre recorriendo el país ¿Para usted es una forma de reencontrarse con él durante sus viajes y toda su obra?

Este libro es un viaje en sí mismo. Un viaje a la intimidad de mi padre, del andariego y el contador de historias. Este libro es distinto a todos los otros que escribió porque se parece más a como hablaba que a como escribía. Para quienes lo quisimos leer este libro es como cogerse de su mano para viajar desde sus ojos.

¿Cómo era la relación entre su padre y Antonia?

Tan profunda y amorosa como quedó escrita. Y ese es uno de los objetivos del libro: hacer indisoluble y eterno el vínculo entre ellos dos. Este libro inmortaliza el amor entre abuelo y nieta. Ese amor entre las dos puntas de una cadena de afectos, el que se está yendo de este mundo y el que está empezando la vida. Un vínculo que se teje con complicidad y comprensión del otro y que, en este caso, debe entenderse a partir de su deseo de depositar en ella toda su herencia emocional y espiritual.

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¿Qué motivó a su padre a escribirle esas cartas a Antonia?

Lo hizo porque quería acompañar a Antonia por el resto de su vida, pero también porque sabía que lo que él sentía por Antonia es lo que muchos abuelos sienten por sus nietos y nietas. Quería contarle a los jóvenes de Colombia el país en el que nacieron. También quería dejar un testimonio de lo que fue su batalla contra el cáncer y su lucha por vivir.

En este libro su padre habla en primera persona, ¿cree que eso lo hace más especial y cercano?

Sin duda es el único libro en el que mi papá habla de sí mismo. Él hizo una obra en la que miraba el mundo a través de los ojos de otros, pero en este libro quiso hablar desde su voz, sus recuerdos y expectativas. Es un libro que permite adentrarse en las profundidades de mi papá.

¿Cómo vivió su familia los últimos meses de vida de su padre?

Se está cumpliendo un año de su muerte y son días duros porque reviven la cuenta regresiva de su partida. Sobra decir que fue un proceso supremamente doloroso y angustiante. Sobra porque es obvio y no tiene nada de particular que uno sufra al ver cómo se le escapa la vida a un ser amado. Lo particular y lo que nos permitió despedirlo tranquilamente, fue que cada día, desde que empezó su batalla contra la enfermedad, lo vivimos juntos como familia. Disfrutamos su presencia hasta el último suspiro y le devolvimos con amor cada acto amoroso de él hacia nosotros. Eso nos permitió despedirlo con la satisfacción de haber sido los privilegiados de amarlo tanto y ser amados por él.

“No hemos venido al mundo para ser felices”. ¿Por qué cree que su padre escribió esa frase?

Porque mi papá tenía un trabajo espiritual muy hondo y se propuso pasar su tiempo luchando por vivir la vida y no solo dejándola correr. Esta es una de sus enseñanzas. Él se exigía y pedía a quienes amaba enfrentar la vida con trabajo, con sacrificio, torciéndole el cuello a la vanidad que conduce a la pereza y la comodidad. Era un fanático del elogio a la dificultad.

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¿Qué fue lo que más le sorprendió en el proceso de construcción del libro de su padre ?

Muchos datos autobiográficos son reveladores, incluso para la familia, pero a mí me sorprendió especialmente su capacidad narrativa. Esa forma de escribir como si estuviera hablando. El ritmo y la cadencia de sus escritura atrapan de tal forma que uno se lee el libro en dos días y lo llora el resto del tiempo. Naturalmente, para mí fue especialmente duro el diario del cáncer y sobre eso tengo que destacar la capacidad de describir que tenía mi papá. Más que un escritor era un descriptor.

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Caliche(62305)01 de noviembre de 2020 - 12:08 a. m.
Gracias. 🌈🌻🌈
shirley(13697)31 de octubre de 2020 - 01:01 p. m.
"He pagado un alto precio por apartarme de la mirada oficial,la que llaman "políticamente correcta":tan falsamente objetiva como parcial e hipócrita...Al poder le gusta la uniformidad,la letra pactada,la sumisión,por ello les soy incómodo,porque represento el disenso,la otra mirada,la otra visión de las cosas..".Alfredo Molano Bravo. El Elogio de la Dificultad :Estanislao Zuleta. Buena lectura.
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