El Magazín Cultural

Andrés Calamaro: Licencia para cantar

A propósito de la gira “Licencia para cantar” hablamos con Calamaro, quien nos contó lo que piensa de la música en nuestro país, sus expectativas, su nuevo disco y lo que viene, además de sus discos favoritos.

Katherine Castañeda
25 de enero de 2017 - 10:46 p. m.
Andrés Calamaro: Licencia para cantar

'Licencia para cantar' es un pretexto para presentarnos un formato distinto, como lo es el de su disco Romaphonic, que es un trabajo crudo, sin mayor postproducción, tan solo a voz y piano con Germán Wiedemar. A nuestro país llegó como un trío a Medellín, Bogotá y Bucaramanga por primera vez.

Sabemos que no es muy amigo de la tecnología, eso quizá ha influenciado sus ganas de hacer música más cruda. ¿Qué fue lo que lo motivó a realizar un disco acústico como Romaphonic?

No grabamos un disco realmente. Estábamos grabando unas ideas para un ensayo y resultaron estas grabaciones. No hay mucho análisis. No tiene que ver con mi relación con los usos sociales de la tecnología. Roma no es una grabación de un disco; es una reunión de músicos. Una interesante conversación con Don Fernando me motivó a pensar en fabricar discos con esta grabación.

¿El formato acústico lo acerca más al público, cuáles son los desafíos de hacer una gira acústica?

El público ya era cercano antes. Cantar en esta dinámica es interesante pero comprometido. Hay que afinar mucho. Este es un trabajo de cierta responsabilidad, pretendemos hacer las cosas bien y rozar momentos de excelencia. Es complicado cantar siempre inspirado y ligero como si no tuviéramos un cuerpo.

¿Cree que el formato cambia de alguna forma el género, es decir pasa de hacer rock, a algo más jazz, más clásico, romántico por así decirlo?

Es posible. No están las guitarras eléctricas ni la batería. Cambia algo pero nos gusta. Es otra cosa, es cierto. Hace diez años hice una gira de alto nivel acústico, una fusión entre tangos y canciones hispanoamericanas con flamenco y compás. Fue el propio disco Roma el que me hizo notar que en los silencios podríamos agregar otros instrumentos y pensé en una formación que escape al trío de jazz y se oriente a este compás, que es como finalmente sonamos. No es repertorio del jazz pero son músicos que conocen bien el jazz, eso es verdad.

¿En qué ha cambiado hacer música en los ochenta a hacerla hoy, ¿cómo hace para seguir escribiendo, para seguir haciendo música? ¿Qué inspira a Andrés Calamaro?

Cambiaron cosas y no solamente en el envase estético de la música. Para mí aquellos años fueron un tiempo de cambios, en la búsqueda de un estilo y experimentando. Empecé a escuchar música en los años setenta y había una inclinación a la fusión con el jazz y algo funky-latino. Los ochenta tenían otro signo pero con Los Abuelos de la Nada frecuentábamos otros terrenos estéticos no demasiado propios de lo que se conoce como sonido ochentero. En aquel entonces escribía canciones pero no era mi actividad principal, tenía cerebro de músico. Ahora todo el mundo vive embutido en un teléfono y quieren sacarse fotos. Todo un cambio.

Hacer música en formato acústico supone para el artista mayor esfuerzo a la hora de grabar. ¿Cree que hacer esto permite conocer al artista de una manera más profunda, esto evidencia el verdadero talento del artista?

No lo sé. Pero con el trío queda en evidencia el valor de estos músicos que viajan conmigo. Eso seguro. Mis virtudes y mis defectos están expuestos, y me encuentro en la obligación de cantar siempre inspirado. No me considero un cantante profesional, cantar no me representa como artista. No creo que esto permita que la audiencia me conozca realmente, pero tampoco creo que eso sea importante.

Es de los pocos artistas o quizá el único que combina el rock con el tango de una manera exquisita, haciendo de ello un sello personal, el tango ha sido una evidente influencia en su música. ¿Considera que Romaphonic es de alguna manera un homenaje al tango?

Mi disco de tangos es Tinta Roja, acompañado por guitarras y piano de distintas cualidades y orígenes. Flamenco, criollo y personal. Ahora encontramos un compás distinto para el tango. No es frecuente escuchar los tangos así. No sé si realmente nos descubrieron.

¿Cómo hace para versionar sus propias canciones sin que pierdan la esencia de las versiones originales?

No sé qué pasa con la esencia de las originales. No las tengo demasiado en cuenta. Más bien las tengo un poco olvidadas. Ojalá gusten así. Sinceramente jamás escucho las versiones originales, entonces permito que pierdan su esencia las veces que haga falta. Me siento interpretando. Nunca repito una versión original, no sé cuál es el original.

¿Cree que al hacer un disco en formato de voz y piano, lo está convirtiendo en un disco de colección, en una suerte de reliquia para los melómanos?

Ojalá. Un disco para coleccionistas puede ser un disco que resiste el paso del tiempo con elegancia. Ya tenemos más planes para este formato de trío. La música volvió a las minorías, es una especie de buena noticia … no estoy tan seguro. Ahora hay pequeños clanes que aprecian la existencia de un disco. Y los discos se consideran reliquias aunque no sean grabaciones antiguas.

A propósito de reliquias, ¿cuál considera que es su disco más preciado o el disco que más le satisface haber grabado y por qué?

No lo sé… Alta Suciedad fue una grabación muy importante con músicos de historia y categoría. Pero El Salmón fue un viaje personal poderoso. Cada grabación tiene sus detalles. Honestidad es una buena grabación delirante pero un disco doble y es un álbum importante para mi carrera.

¿Qué piensa del premio nobel de Bob dylan? ¿Cree que más músicos deberían ganarlo?

Los músicos que lean, si es posible que escriban bien. Un Nobel literario solo lo puede ganar Bob Dylan. Espero que no le den el premio Nobel a ningún músico después de Dylan: sería una mala noticia.

 ¿En qué momento decidió lanzarse a escribir? ¿qué se puede encontrar el público con “Paracaídas y vueltas”?

Es un libro literario pero ameno, son más de doscientos textos distintos. Recomiendo leerlo. Vale la pena. Se van a encontrar leyendo un libro y cuando uno lee todos los días se está haciendo un favor. Hay que escuchar mucha música y leer libros.

En su libro habla de Cerati, ¿que representó él para usted y como aparece él en su libro?

Fue un querido compañero durante muchos años. Nos conocimos antes de Soda Stereo. Hay muchos personajes en mi libro y son personas verdaderas casi todas. Delincuentes, asaltantes, poetas malditos, toreros, leyendas, músicos.

¿Está trabajando en un nuevo disco?

Ya está terminado. Se va a llamar Volumen Once. Trabajamos en otros para el año próximo. No me parece buen momento para anticipar más cosas porque acabo de anunciar un disco próximo. Pero tenemos más planes para más discos y estamos en eso.

¿Cuál cree que debería ser el papel de los medios de comunicación con la cultura y la música?

De apoyo incondicional. Un papel serio en manos de periodistas musicales que saben de qué escriben y escriben bien. Lo que sea que sea con seriedad, bien escrito y sabiendo de qué escriben. En otra escala, deberían cuidar mucho más la música, la cultura. Hay una idea de actualidad urgente y transgénica que no corresponde con la realidad sutil que vivimos. Nos están haciendo perder mucho tiempo.

¿Cómo ve la música en Colombia, algún artista que le llame la atención?

Caramba, tendría que conocer más. El ambiente alternativo, las fusiones, el jazz… Espero llevarme buenos discos recomendados.

 

Por Katherine Castañeda

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