El Magazín Cultural

Artistas le escriben carta al presidente Duque: "Escuche, siéntese y dialogue"

Actores, poetas, gestores culturales, músicos, entre muchos otros, le piden al presidente que se siente a hablar de inmediato con los ciudadanos. Solicitan garantías para la movilización pacífica y respuestas concretas a las razones por las que los colombianos iniciaron un paro nacional.

* Redacción Cultura
23 de noviembre de 2019 - 11:05 p. m.
Uno de los principales pedidos del sector cultural colombiano es el cese a la dispersión de las protestas pacíficas por medio de gases y aturdidoras.  / Joseph Casañas
Uno de los principales pedidos del sector cultural colombiano es el cese a la dispersión de las protestas pacíficas por medio de gases y aturdidoras. / Joseph Casañas

Federico Díaz-Granados (poeta) 

Presidente Duque, el 21N el país habló y no se trata de una discusión de derechas o izquierdas. El país, que al parecer usted gobierna, se expresó y manifestó su profundo descontento frente a la realidad económica, política y social. El Acuerdo de Paz, que podría ser una hoja de ruta para construir una Colombia equitativa e incluyente para ser ese país donde "quepamos todos", ha sido engavetado y torpedeado por su administración. Sentimos un total desgobierno y los artistas, científicos, gentes de la cultura y la academia reclamanos la urgente necesidad de activar un verdadero diálogo nacional en pro de suscribir de una vez y para siempre un definitivo contrato social.

Nos recordó un entrañable pensador colombiano, Estanislao Zuleta, cuando se firmó la paz con el M-19 y tanto usted como yo éramos unos adolescentes ansiosos por vivir un país en paz: "Tenemos, pues, que el diálogo es quizás el elemento más importante de la vida de la humanidad de hoy; es una necesidad. Ahora la humanidad, al igual que en épocas anteriores en que enfrentó graves amenazas, guardadas sus proporciones y diferencias, tiene que inventar el diálogo también para sobrevivir, porque no la va a destruir ningún enemigo externo, sino ella misma si no aprende a dialogar y a concertar".

Usted pertenece a una generación que vio fragmentar este país por la violencia, la corrupción y el narcotráfico. Le pedimos muchos colombianos que represente al país de su generación y el de los más jóvenes, el de esos estudiantes que hacen sonar sus cacerolas y canciones y poemas en estos días. Esté a la altura del tiempo en que le correspondió ser el presidente de una nación condenada a otros cien años de soledad. Tenga la grandeza de rectificar, de liderar para todos, de tomar distancia del viejo y oxidado país político y aproveche esta oportunidad para escuchar y así trazar una nueva cartografía para pensar en un destino con justicia social, en paz y prosperidad.

Catalina Ceballos (gestora cultural)

El paro suena es un colectivo de músicos, gestores y actores culturales del sector de la música, que de manera  pacífica han querido manifestar marchando con cacerolas o con los tambores y los cantos, para pedir que de manera eficiente se implementen los acuerdos de paz. Que se tomen medidas sobre los asesinatos de los líderes sociales. Que los campesinos e indígenas vuelvan a ser una prioridad en momentos de violencia. Las manifestaciones que hemos hecho en estos días han estado acompañadas por procuraduria y derechos humanos, hemos sido juiciosos en motivar a quienes no conocemos y por nuestra convocatoria se nos han unido a que mantengamos la calma, a no obstaculizar vías, sabemos que solo en paz y armonía podemos oir lo que queremos oír, seguimos esperando una respuesta. Y hasta entonces estaremos manifestándonos en paz.

Roberto Cano (actor)

Escuche, siéntese y dialogue. La única solución es sentarse a hablar. La gente va a seguir con sus cacerolas hasta que conteste algo. Explíquenos por qué no mañana y sí el 27. 

César López (cantante y activista)

Quisiera conversar con el hombre joven y sensible, con el que se sienta con sus hijos en la noche a soñar mundos distintos y posibles, no con el presidente cuya postura del lado de la fuerza nos aleja cada vez más de ese diálogo que él mismo propone.

Le pediría que nos escuche desde el corazón, porque nuestra propuesta habla desde la creatividad e invita a todos  los que tienen la obligación y la posibilidad de proteger la vida digna en este país a ser más empáticos y comprometerse con escuchar lo profundo de estos reclamos . 

Hemos salido a las calles en paz, ¡no pedimos nada absurdo ni injusto! Lo pedimos con la cara destapada y con las manos abiertas. Rechazamos la violencia y le ofrecemos a Colombia desde nuestra única arma que es el arte. Ofrecemos la música para seguir construyendo un país sensible donde nos duela la dificultad de otros y otras para hacer realidad su legítimo proyecto de vida.

Haré sonar mi cacerola sin agredir a nadie y sonar mi guitarra rechazando cualquier acto de violencia, pero con la claridad de que hay cambios urgentes, justos y necesarios que nos comprometen a todos como sociedad.

Juana ibanaxca Salgado, de LaOtraDanza

Señor Presidente:

Como artistas nos  dedicamos a la creación de espacios simbólicos que nutren y dignifican la vida, tenemos la pasión y terquedad necesarias para transformar y crear un país distinto, por esta razón exigimos el respeto a la vida de todos quienes la defienden. Exigimos el derecho a la diferencia y la pluralidad, exigimos el derecho de que querer un país distinto y seremos creativamente insubordinadas frente a toda injusticia. Presidente, ¿porqué nos allanan y persiguen? Nuestros escenarios siempre están abiertos, no es necesario romperlo todo; la entrada es libre como nuestros pensamientos.

Carlos Jacanamijoy (pintor)

Sr. Presidente

Con la mano en el corazón de un ciudadano más que ama nuestro país, le solicito muy amorosamente que si a los colombianos nos va a llegar algún momento para el diálogo y para escuchar la voz de la diversidad de la que tanto nos enorgullecemos como nación, ese momento ha llegado, y le tocó a usted escuchar el clamor del pueblo.

Phillip Potdevin (escritor)

Señor Presidente: la hora ha llegado, el país no da más espera, no es suficiente decir que escucha al pueblo. Ya se ha vuelto un lugar común que usted dice una cosa y hace lo contrario,  como cuando manifiesta apoyar el Acuerdo Final de Paz y en la realidad lo entorpece cuando no es que lo ignora. El pais perdió el miedo, el país no va aflojar en la protesta social pacífica, el país exige una profunda toma de conciencia suya que se traduzca de inmediato en acciones claras en respuesta a cada uno de los  puntos que generan el Paro Nacional. Señor Presidente, tenga la humildad, la nobleza, la entereza y la gallardía de aceptar que ha errado el camino y que está dispuesto a corregir de inmediato el curso. El uso desmedido de la fuerza, la arrogancia, el infundirle miedo a la gente y la prepotencia que caracteriza a muchos de su partido no le hacen ningún favor al país. Colombia quiere paz, Colombia no quiere más líderes sociales e indígenas muertos, ni más falsos positivos ni niños bombardeados. Colombia quiere menos desigualdad y más compasión con las víctimas del largo conflicto que padecemos. Colombia necesita preservar su memoria, no queremos negacionistas ni revisionistas de la dura historia que hemos vivido. Escuche. Escuche activamente al pueblo, distánciese de quien lo llena de odio y asuma el liderazgo como Presidente de todos los colombianos, como dijo el 7 de agosto de 2018. Desde el 21N Colombia ha llegado a la edad adulta y ya es capaz de tomar decisiones por encima de sus líderes cuando estos son ineficientes o incapaces. Y por último, deje de seguir polarizando al país entre buenos y malos. O si no, de un paso al costado.

Rubén Méndoza (Director de cine)

Felicito a la población y me uno a ella de todo corazón, que sigan los cacerolazos, que siga la protesta, que siga el Paro. Estado colombiano: no sean canallas, no sean cobardes. No sigan organizando toneladas de miedo. Como ciudadano y artista le exijo al presidente que retire el Esmad y que deje de usar la fuerza contra su propio pueblo.

Carolina Cuervo (Actriz y escritora) 

No sé cuántas veces se ha agarrado la cabeza en los últimos días, preguntándose “¿por qué a mí? ¿Por qué justo a mí me ha tocado todo esto?” Y no sé si haya pensado que, tal vez, esta es una oportunidad para comprender la misión que aceptó el 7 de agosto pasado, que va más allá de un título o un estatus. Por estos días, la vida le ha mostrado la inmensa responsabilidad que conlleva ser un buen líder y, más allá de comprenderlo, el tener la capacidad y el valor para escuchar, accionar y transformar un país que pide a gritos –unido, por primera vez en mucho tiempo– un cambio real. Exijo que atienda y le de la altura que merece este paro.

No subestime su poder, pues ha sido capaz de sacarnos de nuestras casas, de los mundos paralelos e irreales de las redes sociales, de la comodidad o de la incomodidad, para volver a encontrarnos en las calles, cara a cara; hemos vuelto a mirarnos, a sentirnos, a emocionarnos y a conectarnos por diversos motivos que usted ya conoce. Y es que lo mejor de esta marcha multitudinaria ha sido la ausencia del miedo, porque ¿qué más podría pasar en un país que lo ha padecido todo? Bien lo decía una de las tantas frases en los carteles y camisetas: “Nos quitaron tanto que nos quitaron el miedo”. Ojalá usted también se despojara de él. Cambie el discurso del “vándalo” y concéntrese en lo esencial: el pueblo. 

El encuentro de la multitud en un territorio real y palpable –la movilización física de miles de personas que, aún hoy, después de la ola de terror que quisieron sembrar entre nosotros el viernes, sigue existiendo y velando en las calles– es el nacimiento de una nueva fuerza política, un “nosotros” hastiado y asqueado de tanta mentira, corrupción, violencia y hambre. ¡Necesitamos un cambio, nos urge un cambio! Usted no es culpable de la historia que cargamos encima, de tantas atrocidades que vivió este país mucho antes de que usted naciera, tampoco de lo que –imagino yo– alguna vez a usted también le dolió y condenó como compatriota, pero nadie más, solo usted en este instante, tiene el poder y la capacidad de cambiar el curso de la historia. ¡No puede pasar una semana más para que usted decida sentarse en una mesa de diálogo! ¡Es absurdo! Lo primero es escuchar, no planear y buscar estrategias para salvaguardar intereses de unos pocos.

Usted puede elegir si pasa a la historia como un presidente que escuchó a su pueblo o como un político más, de esos que nos han hecho llegar al lugar en el que estamos en este momento, como un país dividido, desigual, desilusionado y violento. Somos una sociedad a la que ya todo le sabe mal, a la que –infortunadamente para muchos de los que a usted lo rodean-– cada vez es más difícil engañar. ¡Colombia está despertando! Rodéese de artistas, de músicos, de pensadores, de filósofos e intelectuales. Aléjese de politiqueros anquilosados, de narcotraficantes, de asesinos y corruptos. Ayúdenos a crear una nueva realidad. Sólo le pedimos que le dé a la paz una oportunidad, porque a pesar de todo, todavía tenemos esperanza. Acérquese a sus buenos amigos, de esos del alma, de siempre, esos que lo conocen bien, que le abren el pensamiento y lo conectan con la conciencia superior divina.

Tome las riendas de su camino, que, en este instante, es el de todos nosotros. Enséñenos a confiar en usted.

Juan Miguel Álvarez (Escritor)

Sr Presidente:

A estas alturas de la protesta, ya comprendió que la ciudadanía no se va a quedar quieta si el rumbo de este país sigue tal y como usted lo lleva. Usted ya comprendió que la confrontación en la calle se puede agravar y salir de madre. Y ruegue para que Dylan Cruz se recupere, porque nada nos llenaría de más encono contra usted y lo que representa un crimen de Estado cometido en nuestras narices.

Ahora, no se haga el de las gafas y dé el giro que le estamos exigiendo. Es fácil apaciguar este ardor ciudadano: tome una decisión vital, sea asertivo y envíe el mensaje de que todas nuestras peticiones son considerables. Le aclaro la mía: no quiero otro bombardeo indiscriminado contra niños y adolescentes campesinos reclutados a la fuerza por criminales o forzados a enrolarse en la guerra para esquivar la pobreza absoluta y la exclusión propiciada por un siglo de abandono al campo colombiano. Para eso se firmó un Acuerdo de Paz, viejo. Respételo. Respétenos.

Se espera que esta texto crezca con la participación de más artistas a los que les interese enviar su mensaje*

Por * Redacción Cultura

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