El Magazín Cultural

Bohemian Rhapsody: Queen al 100%

El primero de noviembre se estrenó en Colombia una de las películas más esperadas del año. Con tan solo una semana de haber sido lanzada, Bohemian Rhapsody ha logrado recaudar más de 100 millones de dólares en las salas norteamericanas, y no se espera menos de su paso por tierras latinas.

Santiago Díaz Benavides @santiescritor
07 de noviembre de 2018 - 12:36 p. m.
Imagen de la película Bohemian Rhapsody, que ha recaudado más de 100 millones de dólares en una semana.  / Cortesía
Imagen de la película Bohemian Rhapsody, que ha recaudado más de 100 millones de dólares en una semana. / Cortesía

En el año 1995, tan solo cuatro años después del fallecimiento de Freddie Mercury, en Hollywood ya circulaban los rumores de que varios directores querían llevar a la gran pantalla la vida del icónico artista. Para ese momento, los fanáticos de Queen veían en las intenciones de la industria cinematográfica más una oportunidad para aprovecharse económicamente de la situación que un interés real por retratar la vida de quien fuera una de las figuras más importantes del Rock en toda su historia. Además, el golpe para el resto de los integrantes de la banda estaba aún a flor de piel y se debatían entre los distintos homenajes que recibía su líder fallecido y las terribles cuestiones burocráticas que tenían que solucionar para repartir las regalías del gran imperio que habían construido juntos desde 1970.

Hacia 2005 comenzaron los primeros coqueteos reales con la banda. Brian May y Roger Taylor, pues John Deacon se había retirado de los escenarios en 1997, recibieron ofertas de distintas productoras para considerar en serio el proyecto de una película sobre la vida de Mercury. Muchas de estas ofertas proponían llevar a cabo un biopic de segundo plano, centrándose especialmente en la historia de la banda, pero esas ideas no atraían del todo a los músicos, pues entendían que podía prestarse para inconvenientes futuros. “Somos estrellas de rock. Siempre queremos brillar más que los demás”, había comentado Taylor en una ocasión. Seguramente, los fanáticos demandarían más protagonismo de alguno de ellos, o incluso, entre ellos mismos podrían generarse disputas. Se mantuvieron al margen durante el tiempo que siguió, hasta que en un momento parecía que las cosas empezaban a encontrar su rumbo.

El proyecto comenzó a gestarse formalmente en 2010. Por aquellos días, el actor que tenía más chances de encarnar a Mercury era Sacha Baron Cohen, más conocido por sus papeles de comedia que por importantes roles protagónicos (a Dios gracias que éste no fue el escogido). El británico contaba con el visto bueno de los integrantes de la banda, por su peculiar forma de lucir el bigote y la aparente personalidad estrafalaria que se ligaría de buena manera con lo que estaban buscando. En cuanto a los que se candidateaban como directores de la cinta, los nombres Tom Hooper (The King´s Speech) y David Fincher (Fight Club) eran los más sonados.

Todo estaba previsto para que en 2011 comenzara el rodaje, pero las cosas se dilataron repetidamente hasta 2013, cuando Cohen dejó en claro que no participaría del proyecto si no lograban resolver lo que para él eran "una serie de diferencias creativas". Tiempo después, el actor revelaría en una entrevista que la banda había presionado para que se fuera, considerando que su pasado como actor de comedia sería una distracción. Al margen de esto, la idea del guion en aquel momento era que la muerte de Freddie Mercury fuera el punto medio de la trama, y que luego se centrara en cómo la banda siguió adelante a pesar de la pérdida (si así hubiese sido, les garantizo que la película no habría recaudado ni la mitad de lo que ha logrado hasta ahora). 

Después de haber analizado los perfiles de más de 20 directores, intercambiar ideas y pensar en el cuerpo actoral, la banda encontró en Bryan Singer la respuesta que buscaba. La idea era que se hiciera una película que le hiciera justicia a la imagen de Freddie Mercury y, lo cierto es que Singer lo entendió a la perfección. Aunque su elección no era algo especialmente comprensible, no porque no se tratase de un cineasta capacitado, sino debido a su trayectoria como director de intrigas criminales y cintas de fantasía y ciencia ficción como X-Men (2000) y X-Men 2 (2003), Superman Returns (2006), X-Men: Days of future past (2014) y X-Men: Apocalypse (2016), más pertenecientes al mundo geek que tan comercial se ha vuelto. El único filme sobre hechos reales del que se había ocupado hasta ese momento era Valkyrie (2008), un thriller histórico sobre uno de los intentos de asesinato a Adolf Hitler, algo muy lejano de lo que sería asumir la dirección de Bohemian Rhapsody.  Sin embargo, demostraría una gran pasión por el proyecto y, sin duda alguna, su gran acierto sería haber considerado a Rami Malek como el actor que debía hacerse cargo de interpretar a Mercury. 

Las cosas marcharon bien con él hasta que en 2017 fue despedido por "comportamientos no profesionales".  A fines de ese año, en pleno rodaje, Singer desapareció del set de grabación durante varios días. No hubo justificación alguna y, sumado a una serie de denuncias de abuso sexual, se decidió que lo más sano era prescindir de él y continuar lo iniciado de la mano de Dexter Fletcher, quien había sido la persona escogida en principio para asumir el reto. Lo abandonó, evidentemente, debido a algunas diferencias con los productores, pero regresó para continuar con lo que para él podría ser uno de los mejores biopics que podría dirigir jamás, uno que finalmente vería la luz tras ocho años de incertidumbres e indecisiones.

Al margen de sus trabajos en Wild Bill (2011) y Sunshine on Leith (2013), Fletcher logró en 2015 una de las películas biográficas más conmovedoras de los últimos tiempos: Eddie the Eagle, sobre el célebre saltador de esquí británico Michael Edwards, cuya historia, cabe mencionar, comparte varios elementos cinematográficos con la de Freddie Mercury.  Así pues, acompañado de un afinadísimo grupo actoral y respaldado por el guion de Peter Morgan, que luego fue reescrito por el neozelandés Anthony McCarten, el mismo que escribiera los guiones de películas como The theory of everything (2014) y Darkest Hour (2017), Fletcher tenía todo listo para proceder.

El guion final revela la construcción de diálogos inteligentes, con una innegable contundencia dramática y los giros cómicos necesarios para mantener atenta a la audiencia. No se contenta con mostrar la trayectoria de Freddie Mercury y la banda, algunos de sus problemas personales y la forma en que lograron sus grandes éxitos, sino también la dinámica creativa de Queen con una fluidez narrativa de absoluta claridad. Aunque con algunos baches en lo que se refiere al orden en que se dieron las cosas, el logro de los guionistas es aceptable. Lo que realmente le interesa a la película es mostrar el indiscutido talento musical del artista y cómo se convirtió en una leyenda, pasando por alto el resto de las etapas de su vida y no haciendo demasiado hincapié en los episodios más difíciles. Esto les ha permitido a Bryan Singer y, en últimas, a Dexter Fletcher dar a luz una película que resalta por su lucidez cinematográfica y entusiasmo. Sin lugar a duda, uno de los biopics sobre músicos mejor logrados del cine contemporáneo.

Ahora bien, no cabe duda de que la mayoría de nosotros, apasionados por el cine y la música de esta legendaria banda británica, teníamos las expectativas por el cielo, no tanto por la cinta en sí, sino por la actuación de Rami Malek, su interpretación de uno de los personajes más icónicos de la historia del Rock y la música en general: el enigmático Freddie Mercury. El resultado es, simplemente, increíble. 

“El chico es genial. Es la presencia de Freddie, disipó todas las dudas de la gente. Creo que [cuando lo vean] en pantalla, definitivamente creerán que es Freddie", ha dicho Brian May en entrevista con AP. Esta actuación merece, no está de más decirlo, todos los galardones y reconocimientos posibles. Ha sido tan bueno el trabajo de Malek que, si se fijan bien, logra potenciar las actuaciones de sus compañeros y el ambiente mismo de la cinta. No solamente sale victorioso del reto, pues llega a convertirse literalmente en Freddie Mercury, tanto en su forma de actuar como en la apariencia física y la utilización del lenguaje no verbal, algo clave para no hacernos sentir que solamente lo está imitando, sino que da cuenta de su total entrega al personaje hasta el punto de mimetizarse con él, logrando así ocultar las debilidades de la película. Yo diría que él, de por sí, es toda la película y será por este papel que se le recuerde en el futuro, pues ha hecho de sí mismo una leyenda.

A pesar de que algunos críticos han señalado que ven en el filme una propuesta superficial, un guion que no profundiza en los dramas de Freddie Mercury, lo que es verdaderamente indiscutible, si lo entendemos de manera objetiva, es que Bohemian Rhapsody, más allá de no ser el gran filme que todos esperaban, es una gran puesta en escena de lo que bien podríamos llamar "un acierto al 100%".

Por Santiago Díaz Benavides @santiescritor

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