El Magazín Cultural

Canciones emblemáticas: un manual del K-pop para la temporada olímpica

La última vez que las Olimpiadas llegaron a Corea del Sur, en 1988, la música pop coreana estaba plagada de baladas suaves, versiones dulces y sobrias de los sonidos que se apoderaban del mundo. Este año, el país es anfitrión de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pieonchang, y los recibirá con un enfoque muy evolucionado de la música y la cultura pop.

Jon Caramanica / The New York Times
12 de febrero de 2018 - 05:23 p. m.
El K-Pop invadirá los Juegos Olímpicos de invierno 2018. / Archivo
El K-Pop invadirá los Juegos Olímpicos de invierno 2018. / Archivo

El principal producto de exportación surcoreano es el K-pop, el término general que se utiliza para describir la versión eufórica, vibrante, atrozmente pulida y a menudo hiperreal del pop que domina la industria musical del país, gracias a conglomerados de entretenimiento que con ferocidad reclutan y entrenan a jóvenes talentos. El género es conocido por su precisión milimétrica, su moda extravagante y sus préstamos atenuados del “rhythm and blues” y el “hip-hop” estadounidenses que han dado como resultado un estilo y un sonido inconfundibles que no tienen igual en el mundo. Junto con los dramas coreanos y muchos otros productos pop culturales dirigidos a los jóvenes, se ha vuelto una parte esencial de la imagen global de Corea del Sur.

Se ha dicho que el K-pop tendrá una presencia limitada en la ceremonia de inauguración de las Olimpiadas el viernes, donde habrá presentaciones de Ha Hyun Woo, de la banda de rock independiente Guckkasten; Ahn Ji Young, del dúo K-pop Bolbbalgan4; y Jeon In Kwon, de la experimentada banda de rock coreana Deulgukhwa.

Sin embargo, se verá de manera más prominente en la ceremonia de clausura el 25 de febrero, con presentaciones de CL, que inició su carrera en el grupo esencial de chicas 2NE1, y la banda de chicos EXO. Hay otras presentaciones de K-pop programadas a lo largo de los juegos, entre ellas la reunión de la banda de chicos 2PM. Además, el mes pasado, el cantante norcoreano Hyon Song-wol encabezó una delegación de funcionarios de Corea del Norte que fueron al Sur con el fin de prepararse para las actuaciones que serán parte de los eventos.

A continuación presentamos diez canciones que abarcan dos décadas y media de historia del K-pop, un recuento incompleto y muy resumido del género que va de lo más serio a lo más colorido.

— Seo Taiji and Boys, 'Nan Arayo’ (1992)

Un himno del “new Jack swing” creado por el grupo al que generalmente se le adjudica el comienzo de las innovaciones que terminarían por darnos lo que ahora se entiende como K-pop. “Nan Arayo” lo tiene todo: tiernas armonías de “soul”, ritmos insistentes de batería, un “sample” de Flavor Fav y un video que combina rutinas de baile de “hip-hop” con una melodía de “hard rock”.

— H.O.T., 'Candy’ (1996)

Mientras los Backstreet Boys perfeccionaban el género de las “boy bands” contemporáneas en Estados Unidos, H.O.T. establecía las reglas en Corea del Sur: melodías pegajosas y atuendos coordinados que podían verse desde el espacio. Aunque el grupo es conocido por abordar temas serios en su música, este primer sencillo fue un agasajo más ligero.

— Diva, 'Yo Yo’ (1999)

Un éxito a mitad de la carrera de Diva, que dejó su marca como uno de los primeros grupos exitosos de raperas en el país. En ese momento, la música del trío estaba pulida, y parte del atractivo de sus primeros sencillos se había acabado, pero “Yo Yo” aún tenía energía y ritmo.

— g.o.d., 'Lies’ (2000)

Con el cambio de milenio, las bandas de chicos eran la modalidad más popular del K-pop, pero g.o.d. le dio a ese género dignidad y un fundamento emocional. “Lies” es uno de los sencillos más grandes del grupo, una balada palpitante con un video musical que se desarrolla a fuego lento y es efectivamente triste.

— Rain, 'It’s Raining’ (2004)

Rain, un ídolo en solitario que surgió de la era de las “boy bands”, era magnético, un cantante impresionante y un bailarín fluido. “It’s Raining” fue uno de varios de sus éxitos que llegaron a los primeros lugares en los 2000, una mezcla muy precisa de pop inspirado en Michael Jackson, la música “dance”, el R&B y el rock combinado con elementos teatrales.

— BoA, 'Everlasting’ (2006)

Desde que la descubrieron en un show de búsqueda de talentos a la edad de 11 años, BoA se ha convertido en una de las estrellas más perdurables y versátiles del K-pop; a su música le da pinceladas de R&B, rock, pop y más. Esta es una de sus canciones más convencionales, una balada lastimera que exhibe su voz melancólica.

— Girls’ Generation, 'Gee’ (2009)

El K-pop puede tener una dulzura empalagosa, y el “bubble gum” es una estética que el género no duda en adoptar. Este tipo de música puede encontrarse en su forma más pura en los grupos de chicas. Durante la última década, pocos han sido más populares o influyentes que Girls’ Generation. La dinámica “Gee” es uno de sus primeros éxitos.

— 2NE1, 'I Am the Best’ (2011)

Un momento distintivo de la época en que el K-pop, que de manera constante tomaba prestados los sonidos de otros países, comenzaba a adoptar el exceso como su propio estilo. El grupo de chicas 2NE1 fue una fuerza indudable, despiadadamente moderna, y “I Am the Best” encapsuló su actitud de primer nivel.

— G-Dragon, 'Crayon’ (2012)

Aquí tenemos una muestra del K-pop como espectáculo posmoderno. G-Dragon —un miembro de la “boy band” esencial BigBang— es uno de los grandes ejemplares del mejor pop de la década de 2010, y también una figura clave en la unión del K-pop y la alta costura. “Crayon” es como “hip-hop” sureño con creatina añadida, en una pista de autos y con un relámpago para darle el toque final.

— BTS, 'DNA’ (2017)

Se trata del pop hipercolorido en su mejor momento, creado por los reyes actuales de las bandas de chicos. BTS ha entrado de manera más significativa al mercado estadounidense que cualquier otro artista del K-pop. Han colaborado con Desiigner y Steve Aoki, y ganaron un Billboard Music Award el año pasado, el primer grupo coreano en tener ese logro.

The New York Times 2018

Por Jon Caramanica / The New York Times

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