El Magazín Cultural

Cinco poemas para repensar nuestra política

Pablo Neruda, Gabriel Celaya, José Antonio Labordeta, Eduardo Galeano y Mario Benedetti dedicaron un espacio en su obra para escribir versos empapados de indignación, protesta y resistencia.

REDACCIÓN CULTURA
26 de agosto de 2018 - 04:33 p. m.
Pablo Neruda fue uno de los poetas que más se comprometió a unir su obra con las causas políticas. / El Espectador
Pablo Neruda fue uno de los poetas que más se comprometió a unir su obra con las causas políticas. / El Espectador

De que se ríe (Marío Benedetti)

En una exacta

foto del diario
señor ministro
del imposible vi en pleno gozo
y en plena euforia
y en plena risa
su rostro simple

seré curioso
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe de su ventana
se ve la playa
pero se ignoran
los cantegriles

tienen sus hijos
ojos de mando
pero otros tienen
mirada triste

aquí en la calle
suceden cosas
que ni siquiera
pueden decirse

los estudiantes
y los obreros
ponen los puntos
sobre las íespor eso digo
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe

usté conoce
mejor que nadie
la ley amarga
de estos países

ustedes duros
con nuestra gente
por qué con otros
son tan serviles

cómo traicionan
el patrimonio
mientras el gringo
nos cobra el triple

cómo traicionan
usté y los otros
los adulones
y los seniles

por eso digo
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe

aquí en la calle
sus guardias matan
y los que mueren
son gente humilde

y los que quedan
llorando de rabia
seguro piensan
en el desquite

allá en la celda
sus hombres hacen
sufrir al hombre
y eso no sirve

después de todo
usté es el palo
mayor de un barco
que se va a pique

seré curioso
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe.

Puede leer: La poesía como ideología

El sistema (Eduardo Galeano)

Los funcionarios, no funcionan.

Los políticos hablan, pero no dicen.

Los votantes votan, pero no eligen.

Los medios de información desinforman.

Los centros de enseñanza, enseñan a ignorar.

Los jueces, condenan a las victimas.

Los militares están en guerra contra sus compatriotas.

Los policias no combaten los crimenes, porque están

ocupados en cometerlos.

Las bancarrotas se socializan, las ganancias se

privatizan.

Es más libre el dinero que la gente.

La gente, está al servicio de las cosas

 

América insurrecta (Pablo Neruda)

Nuestra tierra, ancha tierra, soledades,

se pobló de rumores, brazos, bocas.

Una callada sílaba iba ardiendo,

congregando la rosa clandestina,

hasta que las praderas trepidaron

cubiertas de metales y galopes.

 

Fue dura la verdad como un arado.

 

Rompió la tierra, estableció el deseo,

hundió sus propagandas germinales

y nació en la secreta primavera.

Fue callada su flor, fue rechazada

su reunión de luz, fue combatida

la levadura colectiva, el beso

de las banderas escondidas,

pero surgió rompiendo las paredes,

apartando las cárceles del suelo.

 

El pueblo oscuro fue su copa,

recibió la substancia rechazada,

la propagó en los límites marítimos,

la machacó en morteros indomables.

Y salió con las páginas golpeadas

y con la primavera en el camino.

Hora de ayer, hora de mediodía,

hora de hoy otra vez, hora esperada

entre el minuto muerto y el que nace,

en la erizada edad de la mentira.

 

Patria, naciste de los leñadores,

de hijos sin bautizar, de carpinteros,

de los que dieron como un ave extraña

una gota de sangre voladora,

y hoy nacerás de nuevo duramente

desde donde el traidor y el carcelero

te creen para siempre sumergida.

Hoy nacerás del pueblo como entonces.

Hoy saldrás del carbón y del rocío.

Hoy llegarás a sacudir las puertas

con manos maltratadas,con pedazos

de alma sobreviviente, con racimos

de miradas que no extinguió la muerte,

con herramientas hurañas

armadas bajo los harapos.

Puede leer: Octavio paz, revolución y poesía

Canto a la libertad (José Antonio Labordeta)

Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.

Hermano, aquí mi mano,
será tuya mi frente,
y tu gesto de siempre
caerá sin levantar
huracanes de miedo
ante la libertad.

Haremos el camino
en un mismo trazado,
uniendo nuestros hombros
para así levantar
a aquellos que cayeron
gritando libertad.

Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.

Sonarán las campanas
desde los campanarios,
y los campos desiertos
volverán a granar
unas espigas altas
dispuestas para el pan.

Para un pan que en los siglos
nunca fue repartido
entre todos aquellos
que hicieron lo posible
por empujar la historia
hacia la libertad.

Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.

También será posible
que esa hermosa mañana
ni tú, ni yo, ni el otro
la lleguemos a ver;
pero habrá que forzarla
para que pueda ser.

Que sea como un viento
que arranque los matojos
surgiendo la verdad,
y limpie los caminos
de siglos de destrozos
contra la libertad.

Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.

 

La poesía es un arma cargada de futuro (Gabriel Celaya)

Poesía para el pobre, poesía necesaria

como el pan de cada día

como el aire que exigimos trece veces por minuto

para ser, y en tanto somos, dar un "sí" que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan

decir que somos quien somos,

la poesía no puede ser sin pecado un adorno.

Estamos tocando fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo

cultural por los neutrales

que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.

Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren

y canto respirando.

 

Por REDACCIÓN CULTURA

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