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De espalda a la política

El encuentro editorial más importante del mundo hispanohablante cuenta con la presencia de invitados destacados como Shimon Peres, presidente israelí, el escritor Mario Vargas Llosa, Felipe González, expresidente español, y la Premio Nobel de Química de 2009, Ada Yonath.

Marcel Ventura, Especial para El Espectador
02 de diciembre de 2013 - 09:18 p. m.
De espalda a la política

Les dicen guaruras y no hay que ser muy intuitivo para reconocer que los alrededores del recinto ferial están llenos de ellos. Los más obvios van con sus trajes negros, sus corbatas, sus lentes oscuros y una pequeña calcomanía circular que los identifica; los otros van disfrazados de cualquier persona hasta que los delata la mirada de sospecha permanente. Disimular les preocupa poco. La inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara suele ser un entusiasta pistoletazo de lectores, pero este sábado 30 de noviembre ganaron los guaruras, los guardaespaldas. No es que el edificio de la Expo de Guadalajara estuviera vacío, es que los controles de seguridad marcaron una distancia inusual para el evento editorial más importante del mundo hispanoparlante. Calles acordonadas, puertas cerradas y detectores de metales hacían dudar de que adentro había libros y nada más.

La edición 27 de la FIL recibe a Israel como país invitado de honor entre el 30 de noviembre y el 8 de diciembre, de ahí que la Expo probablemente sea el edificio más seguro de México ahora mismo. Los autores Etgar Keret y David Grossman encabezan la delegación literaria, a la que toca añadir la presencia de dos Premios Nobel: el actual presidente Shimon Peres, reconocido por sus negociaciones de paz en 1994, y la científica Ada Yonath, galardonada por su aporte a la química en 2009. Son los cuatro nombres más destacados del país de Medio Oriente, que durante el próximo año espera aprovechar la difusión de estos días y traducir veinte libros al castellano. El mercado israelí publica entre cinco mil y siete mil títulos anualmente, según cifras oficiales.

Israel estará presente cada día en la Feria gracias a una ambiciosa programación en su stand, pero también de forma indirecta las protestas propalestinas que, a pesar de reunir pocos individuos, marcaron la primera jornada. Mientras a las 11:00 a.m. el poeta francés Yves Bonnefoy leía un sentido discurso de agradecimiento al recibir el Premio de Literatura en Lenguas Romances, una treintena de manifestantes obligaron a cerrar el tránsito por primera vez y, durante al menos una hora, nadie pudo entrar ni salir de la Feria. Bonnefoy hizo una defensa de la poesía en estos tiempos acelerados, explicó su relación con el castellano y dejó ideas potentes para inaugurar la FIL: “¡Que maravilla que la Torre de Babel se haya derrumbado! Habríamos sido prisioneros de una lengua única, que nunca habría tomado conciencia de sus límites en el contacto con otra. Fatalmente esa lengua solitaria no habría sido sino un gran sueño, encerrada en una ideología”. La literatura como proximidad y reconocimiento.

Poco leído en castellano, tal vez la mejor opción para entrar en la poética de Bonnefoy sea Tarea de esperanza, editado por Pre-textos en 2007.

Mario Vargas Llosa fue uno de los protagonistas al cierre de la tarde, por la larga fila que convocó la firma de su más reciente libro, El héroe discreto. Lo presentó luego junto a Juan Cruz en un baño de masas, pero a menudo los mejores eventos de la FIL están lejos de los flashes. Por ejemplo, el del artista mexicano Alejandro Magallanes, que protagonizó una de las primeras actividades del salón de ilustradores: “Las letras son acuerdos culturales. ¿Una A en Helvética suena igual que en Times New Roman? Creo que no porque las letras son los dibujos del sonido”. Magallanes es el responsable del diseño de portada de los libros de Almadía, presentes en varias librerías independientes colombianas, y se ha posicionado como uno de los ilustradores más destacados en un país con gran tradición gráfica. Teoriza con la misma claridad de su trazo: “La escritura es la metáfora de la metáfora. La letra es la significación del sonido y la palabra es la metáfora del objeto.”

Presentaciones como la de Ginés Sánchez, ganadora del Premio Tusquets de Novela que en el pasado ya recibiera Evelio Rosero por Los ejércitos, se vieron más vacías que en otras inauguraciones, aunque el mexicano Antonio Ortuño convocó un buen número de lectores para presentar su novela La fila india, sin duda uno de los platos fuertes de la ficción latinoamericana de este año. El libro está publicado por Océano y, en principio, llegará a Colombia.

Al filo de las ocho de la noche la tensión de los guaruras aumentó porque el presidente israelí Shimon Peres estaba a punto de empezar su presentación, junto al historiador mexicano Enrique Krauze y el expresidente español Felipe González. La histeria de los servicios secretos dejó por fuera a muchas personas de prensa, editores y lectores, que casi al unísono con el comienzo del evento vieron cómo doce jóvenes mexicanos se “infiltraron” a escasos metros de la sala donde participaba Peres. “¡Fuera los sionistas!”, gritaban mientras alzaban una pancarta donde se leía ‘Solo luchando se liberan los pueblos’: “No estamos en contra de Israel ni de los judíos que están en contra de las políticas bélicas de Israel (…) No más colonización de Israel en Palestina, no más colonización española en México y no más colonización española en Euskadi”.

Mensajes confusos para una Feria que también empezó agitada. Ya llegará el momento de los libros.

Por Marcel Ventura, Especial para El Espectador

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