El Magazín Cultural

Del Quijote y otros arabescos Candelarios

Un diálogo con César “Coco” Badillo, actor del teatro La Candelaria, sobre un clásico del teatro colombiano que regresa a escena.

Moisés Ballesteros
19 de abril de 2019 - 09:07 p. m.
El Quijote del Teatro la Candelaria cumple veinte años de circulación exitosa con más de mil quinientas funciones alrededor del mundo. / Cortesía Teatro La Candelaria
El Quijote del Teatro la Candelaria cumple veinte años de circulación exitosa con más de mil quinientas funciones alrededor del mundo. / Cortesía Teatro La Candelaria

A cuarenta años de estrenarse con el teatro La Candelaria, con más de cuarenta obras en su hacer, César Badillo, dramaturgo, actor y director, nos cuenta de la importancia del goce en el teatro. En los próximos días vuelve a las tablas una de las obras más emblemáticas del teatro la Candelaria, El quijote, adaptación del clásico de Miguel de Cervantes, de la mano del maestro Santiago García, esta obra cuyo montaje no escapa al célebre método de la creación colectiva, cumple veinte años de circulación exitosa con más de mil quinientas funciones alrededor del mundo.

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Para Badillo, el ejercicio del Quijote se mantiene vigente gracias a placer del equipo cada vez que la presentan y la importancia del personaje mismo como parte de la cultura popular hispanoparlante. “Está el cuento de que nos gusta, obvio, nos encanta hacerla… a mí personalmente me encanta, cuando ya se logra el tono es una gozadera”. Un Quijote que para Badillo le pertenece a la cultura tanto como a su ejecución y al que paradójicamente lo hace el grupo, porque como lo dice él, “en esta obra si se cumple la ley de que al rey no lo hace el rey sino la corte. El Quijote no lo hacemos nosotros dos, lo hace el grupo”.

En palabras de “Coco”, como lo conocen desde los diez y siete años, cuando se vino de Bucaramanga a Bogotá a estudiar teatro en la Escuela Nacional de Arte Dramático, mantener una obra por tanto tiempo es de una enorme dificultad.  Durante el proceso de circulación hay “mucha movilidad, mantener un equipo es un azar, porque la gente también tiene unas necesidades, el grupo también tiene otras necesidades y todo va cambiando”. Una de las ausencias más significativas para este proyecto es el retiro del maestro Santiago García quién desde hace ya siete años no participa en la creación y mantenimiento de los montajes del grupo. “es una ausencia muy extraña porque nos toca la reconstrucción…” comenta Badillo, “Hay detalles que se viven reconstruyendo allá y aquí… no hay un cuaderno de dirección en nuestra cultura. No existe, es pura memoria viva y la memoria es traicionera… es subjetiva. Y hasta que ya lleva tres funciones la recordamos… o en la misma obra se arregla, los ensayos son un caos…”.

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A pesar de tratarse de una obra cuyo texto nació antes del trabajo con los actores, en una minuciosa investigación de orden individual hecha por Santiago García y en la que hubo un tránsito por más de treinta películas y varias decenas de adaptaciones para teatro, el trabajo de la creación colectiva siempre permanece latente en el montaje. “Es decir la creación colectiva no anula para nada y Santiago en eso era supremamente inteligente por que él no era religioso ni dogmático… él decía, estamos cansados de hacer creación colectiva…miremos a ver si nos inventamos algo, entonces nos inventamos un taller de dramaturgia en torno a la conquista”. De este taller nacieron entre otras obras, El viento y la ceniza, Corre corre Carigueta y la Trasescena. Un dialogo permanente de ida y vuelta entre el texto y el trabajo colectivo de los actores “Cuando nosotros arrancamos, no cogimos la obra sino la novela, entonces empezamos a improvisar sobre los cuadros que no había usado Santiago…y exploramos muchísimo la novela, por eso la obra duró dos años en hacerse, nos dimos ese lujo”.

Al hablar del estado actual del grupo, César Badillo afirma que muchas preguntas están surgiendo sobre el proyecto que es el teatro La candelaria “la creación colectiva tiene que fijarse en las necesidades del equipo”, se trata del análisis de un estado del grupo y quienes lo conforman, de un cuestionamiento por el oficio y los métodos de trabajo. Hoy por hoy, el equipo emblema de la colectividad trabaja en la construcción de varios monólogos que serán la siguiente creación del grupo. César Badillo el hombre que llegara a la candelaria para manejar la taquilla nos habla de la importancia de la renovación en el ejercicio creativo, nos habla de cómo es profundamente necesario mantener una relación eléctrica entre el grupo para que las cosas permanezcan vivas, “creativamente los dispositivos también se agotan”.

El proceso de creación del Quijote es uno de los procesos que ha enseñado mucho a Badillo, para él, “La creación colectiva no es una guerra contra el autor, es una posición, una forma de producción y es un cuestionamiento a los patrones duros del teatro. Pero no es una iglesia, no puede ser porque entonces no seríamos artistas” Ese dialogo que aun hoy en día podemos ver entre el autor y el método de la creación colectiva volverá en pocos días a la emblemática casa del Teatro La Candelaria un lugar que todos debemos conocer.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Moisés Ballesteros

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