El Magazín Cultural

Diatriba al universo femenino

"El color salitre", de Karim Quiroga, es una obra envolvente como la pasión desmedida que surge entre dos seres que no han tenido tiempo de conocerse, pero que, sin proponérselo, experimentan una inefable atracción”.

Jimmy Fortuna
03 de agosto de 2018 - 06:03 p. m.
Para Quiroga, “el héroe de la noche trémula” fue una idealización que, como un afiche puesto en un sitio público, experimenta los rigores del abandono y el desarraigo.  / Cortesía
Para Quiroga, “el héroe de la noche trémula” fue una idealización que, como un afiche puesto en un sitio público, experimenta los rigores del abandono y el desarraigo. / Cortesía
Foto: William Orlando Niampira Gamba

En su nueva obra, el espíritu poético de esta escritora es visible, de principio a fin.  Cada palabra tiene la sonoridad de esta época, en donde la sociedad líquida se adapta al recipiente que más le conviene.  Su protagonista describe, de manera visceral, el antes, el durante y el después de una tórrida historia que avanza como el palpitar de una pasión, recién descubierta.

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Para ella, “el héroe de la noche trémula” fue una idealización que, como un afiche puesto en un sitio público, experimenta los rigores del abandono y el desarraigo.  En esa relación en donde “Los besos iban más allá del pacto de los labios”, la protagonista está en esa búsqueda creativa. Su bloqueo mental intenta escapes, a través del sexo sin amor. La necesidad, más que el afecto mutuo, se impone. En ese peregrinaje por tierras extrañas, tanto físicas como afectivas, su brújula se desorienta. Es ella quien grita que “Escribo desde este espacio íntimo y sagrado”. El problema es que lo profano es la voz cantante de este coro llamado Vida.  “Tuve que iniciar una batalla con las palabras”. Esa batalla se agudiza con el transitar efímero del tiempo. Las palabras resuenan en su mente, así como los recuerdos de fugaces encuentros íntimos. Su escritura como un “acto reflejo” intenta poner en evidencia su estado decadente. Mientras ella se derrumba por su situación, su “Amante deliberado” y “fuera de lo común” es rey en su palacio americano.

Muy al estilo de los personajes de “Pareja abierta (casi de par en par)”, de Franca Rame y Dario Fo, este hombre y esta mujer intentan darse sus libertades. El gran inconveniente es que ellos no tienen ningún vínculo en común. Ni siquiera la necesidad de sentir el cuerpo del otro. Sus intereses son tan opuestos como sus culturas, idiomas y formas de vida.  Es por ello que en esta “divertida comedia”, la fugacidad del amor asume el protagonismo. Esa huella perenne sigue ahí: “Por qué estoy ahora rememorando cada segundo, cada espacio”. Su mente no logra discernir, no logra ni siquiera conjeturar su temible realidad. Su cuerpo aún cree en ese recuerdo de “Fui tu prisionera”.

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Ante todo ese caos, esas escenas y recuerdos sombríos que se convierten en inmensas rocas, su única verdad es la poesía, pues como ella postula: “En la poesía reside toda la esperanza del mundo”.

“Su poesía es un espejo invertido que logra cambiar los roles entre autor y lector”

“Palabras llenas de colores, no solo de las cosas, también de la vida y sus múltiples pieles”

 

Por Jimmy Fortuna

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