El Magazín Cultural

El Colegio del Cuerpo en la era del coronavirus

Este aciago 2020 -año de La Maestra Pandemia- en que el Colegio del Cuerpo (eCdC), en su vigésimo tercer aniversario debía presentarse en el Lincoln Center de Nueva York, como una suerte de consagración artística y de reconocimiento mundial a nuestra labor educativa/social/política, quedará por siempre grabado en la memoria de nuestro cuerpo: el cuerpo del colegio, el cuerpo colegiado, el cuerpo colectivo que somos y que está sufriendo hoy como un órgano más de ese cuerpo planetario, la zozobra, el miedo y la incertidumbre.

Álvaro Restrepo
08 de noviembre de 2020 - 11:02 p. m.
La puesta en escena de "sacrifiXio: la consagración de la Paz" es interpretada por bailarines y estudiantes de El Colegio del Cuerpo/Compañía Cuerpo de Indias.
La puesta en escena de "sacrifiXio: la consagración de la Paz" es interpretada por bailarines y estudiantes de El Colegio del Cuerpo/Compañía Cuerpo de Indias.
Foto: Ruven Afanador

Sin duda el sector de las artes escénicas, las artes vivas, las artes del cuerpo como la danza, el teatro -los deportes- y otras formas de espectáculos y eventos que convocan (¿convocaban?) públicos multitudinarios, ha sido el más golpeado. Se están intentando formas intermedias y para-normales de regresar a la actividad, pero es todo aún muy difuso y extraño: teatros semi vacíos, danza sin contacto físico, público asistiendo a conciertos desde su automóvil, estadios vacíos con dummies en vez de fanáticos vivos, conciertos para flores y plantas en el lugar de los espectadores, cantantes de ópera con tapabocas, espectáculos y festivales virtuales... Quizás, de todas las palabras y expresiones del glosario prohibido que utiliza con sevicia La Maestra Pandemia, (reinventarse, resiliencia, nueva normalidad, llegó para quedarse, distanciamiento social -y no simplemente físico-, confinamiento, cuarentena, cuidar a los abuelitos, rebrote, mitigación, aplanar la curva, teletrabajo, infodemia, conspiracionistas, covideas y covidiotas, coronials, etc etc etc....) la más detestada por mí es: virtual. (Según el diccionario de la RAE: Del latín medieval virtualis y ésta del latín virtus ‘poder’, ‘facultad’, ‘fuerza’, ‘virtud’: Que tiene existencia aparente y no real.)

Le podría interesar leer: El “Camino a Macondo”, de Gabriel García Márquez

Una vez expresada mi perplejidad y mi agonía, debo hacer un reconocimiento al equipo humano que me acompaña en esta empresa y que ha decidido no dejarse derrotar por el bicho ni abandonar el barco en medio de la tormenta: mi coequipera Marie France Delieuvin, co fundadora y co directora de eCdC; mi compañero y también miembro fundador, el arquitecto Leopoldo J. Combariza; May Posse, subdirectora Académica; los 10 bailarines/pedagogos que hacen parte de la Compañía Cuerpo de Indias (núcleo profesional de eCdC); Gisela del Valle, Enilsa Vasquez y Zoraida Guerrero en la parte administrativa y de mantenimiento y a los miembros de nuestra Junta Directiva...

Como muchas otras empresas en el mundo, hemos hecho acuerdos de reducción de salarios mientras se supera la emergencia para que la institución no se desintegre y podamos sobrevivir como colectivo. Con los bailarines y los estudiantes asumimos el reto de continuar el entrenamiento dancístico y los procesos de investigación, experimentación y creación, a través de la virtualidad: trabajando el cuerpo sin el cuerpo. Debo admitir y confesar que esta dura prueba nos ha revelado aspectos insospechados y muy esperanzadores de nuestros muchachos, de su talento, su fuerza y convicción: el maravilloso y visionario texto Para un funámbulo, del dramaturgo y poeta francés Jean Genet, nos ha servido como un decálogo y un bálsamo para enfrentar la soledad, el dolor, el peligro y la inevitabilidad de la muerte. El crecimiento espiritual, humano y profesional de estos jóvenes, del que hemos sido testigos de excepción, nos ha ayudado a entender que las enseñanzas dolorosas que hemos recibido nos deben llevar a ser mejores seres humanos: nuestro arte, la danza, es la voz del cuerpo hecha poesía, el movimiento como afirmación de la vida y la vida misma como una dimensión sagrada e inviolable en medio de esa otra pandemia que nos aqueja como parte de nuestra naturaleza, idiosincrasia y esencia -y para la que pareciera no existir vacuna-, la violencia.

Le sugerimos: Las cicatrices de Camila Sosa Villada

Si algo nos ha enseñado La Maestra Pandemia es a valorar otra noción de riqueza. Un regreso a los valores fundamentales de la vida: el respeto a la Naturaleza y a los otros seres que comparten con nosotros este planeta. Durante estos meses de pausa y de confinamiento, el aire volvió a ser respirable, muchos animales se atrevieron a manifestarse, el silencio nos permitió escuchar nuestra voz interior y a valorar más a los seres cercanos... y a los ausentes. Nada volverá a ser lo mismo. Ni siquiera la llegada de la anhelada vacuna podrá borrar las lecciones aprendidas. El Colegio del Cuerpo ha decidido aprovechar esta crisis para acometer una tarea fundamental que teníamos postergada: la construcción de nuestra sede en un bellísimo terreno de 4 hectáreas que la Alcaldía de Cartagena nos aportó hace 13 años en la localidad de Pontezuela, a escasos 20 kilómetros del centro histórico de la ciudad, por la vía al mar que conduce a Barranquilla.

Siempre he dicho que nuestra institución se equipara a un animal cuadrúpedo, siendo cada una de sus patas una dimensión o actividad primordial de nuestro trasegar:

Arte,

Educación,

Inclusión / innovación social

Política.

Intentamos darle la misma importancia a cada una de estas dimensiones / patas para que el animal galope y dance de manera armoniosa, pero este animal tiene también corazón, pulmones, sangre, órganos y tejidos: el cuerpo. La Naturaleza. Ha llegado el momento de que eCdC empiece a habitar su territorio/cuerpo, con la poesía y belleza del diseño arquitectónico que Leopoldo J. Combariza ha concebido para albergarlo. En esta “nueva normalidad” del distanciamiento físico y de la necesidad de trabajar en espacios amplios y muy aireados, podremos continuar, con todos “los protocolos de bioseguridad” (otra palabreja), nuestra labor con las comunidades de niños y jóvenes de los sectores más desfavorecidos de esta ciudad y otros provenientes de lo que nosotros hemos denominado (y que ya se ha convertido en nuestro lema distintivo): el Estrato Talento.

Le podría interesar leer: Siri Hustvedt: “Trump no ha leído a Goebbels, pero lo replica por instinto”

Estamos en la búsqueda de un(os) aliado(s) institucional(es) que quiera(n) acompañar este esfuerzo de construir nuestra sede-legado para las próximas generaciones, en el marco de esta nueva visión de lo que el Ministerio de Cultura ha llamado la responsabilidad cultural empresarial. El Decreto 697 de Mayo de 2020 busca reforzar la política de economía naranja para apoyar a las industrias creativas, ofreciendo atractivos incentivos de exención tributaria a las empresas que aporten a estas iniciativas. eCdC es una organización emblemática en este campo y está considerada por el mismo Ministerio como una “entidad de impacto nacional”. Más de 9.000 muchachos y muchachas han pasado por nuestros programas y proyectos en estas dos décadas de educación para la paz a través del arte.

En la era de Coronavirus se hace aún más importante educar para la salud, la conciencia, el auto cuidado y la corresponsabilidad para que nuestro cuerpo común (el planeta y quienes lo habitamos) podamos no sólo sobrevivir sino VIVIR en condiciones de plenitud y dignidad. Es esta la misión de el Colegio del Cuerpo en estos tiempos extraños y transformadores que habitamos y que nos habitan.

A Guillermo Vivanco Guerrero, Don Guillo (q.e.p.d.), nuestro conductor y amigo, víctima del Covid19.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar