El Magazín Cultural

El cuarto de Salvador Dalí y Federico García Lorca en teatro

Después de la presentación de otras dos obras biográficas, “El Fuego y la sombra”, basada en la vida de William Shakespeare y Christopher Marlowe, y luego “La Vida no Vale Nada”, basada en la vida de Pedro Infante, el director y dramaturgo colombiano Alberto Suárez regresa a las tablas con “Ocaso en Madrid”, la historia de amor entre Salvador Dalí y Federico García Lorca.

Mariángela Urbina Castilla - @mariangelauc
30 de septiembre de 2018 - 05:53 p. m.
Cortesía
Cortesía

Es un espacio diminuto. Apenas caben unas 30 personas en ese auditorio de la casa Locus, un espacio creativo y colaborativo ubicado en el barrio Chapinero de Bogotá. Y ahí están, en una tarima perfecta para el espacio, en un escenario que tiene lo justo, iluminados por una luz modesta, Salvador Dalí y Federico García Lorca.

La tensión entre ambos personajes tensiona todo el ambiente. Pasa mucho entre ellos, lo sabemos, aunque en principio las líneas de texto no lo dicen. Eso que se queda en el silencio es el gancho del despegue de esta obra, que de entrada sitúa al espectador en un amor de ensueño. De esos que lo tienen todo: la intensidad, la admiración por el trabajo mutuo, y la imposibilidad de estar juntos, aunque sería perfecto que pudieran amarse sin reparos.

Suárez cuenta que su cercanía por los personajes viene de la casa. “Mi papá es pintor, entonces he sido cercano a la historia de Salvador Dalí y sabía de su relación con Federico García Lorca”. Así, empezó la investigación no solo de sus biografías, sino de la maravillosa correspondencia que se enviaron durante años. Pero logra hacer algo que convierte esta obra en una pieza humana y divertida: no se obsesiona con los datos. Se obsesiona con retratar a las personas.

En la reserva absoluta, por los prejuicios y los miedos de enamorarse de otro hombre en su época, Lorca y Dalí se amaron y se acompañaron y se impulsaron en sus carreras. Su relación fue determinante en esa creación de la leyenda que cada uno terminó siendo en el mundo del arte. Todas las miradas estaban sobre ellos, pero prefirieron la prudencia.

Esta obra nos permite ver lo que nadie vio en su época: sus días como compañeros de casa. Sus conversaciones a baja luz, llenas de ironía y de inteligencia. Su manera de retarse, que es protagonista en toda la historia, y que no podría ser de otro modo, cuando estamos al frente de un par de genios. Aun así, la historia cumple con un propósito que es evidente: ser íntima, pero fiel a la realidad y, como dice Suárez, “respetuosa del recuerdo de ambos”.

Junto a Felipe Castilla, Suárez no solo escribe y dirige, sino que también protagoniza esta obra de dos personajes que no necesitan más que lo que dicen para cautivar. “Ocaso en Madrid”, es un gran ejemplo de la importancia del texto en el teatro, en un momento en el que la escena bogotana está obsesionada por la “novedad”  del formato y con la ceación de ejercicios rupturales, heredados de las tendencias extranjeras. Esta obra vuelve a la base, al centro, a la importancia de crear con palabras un universo y en donde el esfuerzo de los actores esté en la búsqueda interpretativa. Y, de paso, demuestra que una historia de amor, bien contada, no necesita de arandelas.

Ocaso en Madrid tiene su último fin de semana este 6 de octubre. Viernes y sábados a las 8pm en Locus Espacio Creativo (Calle 69 # 11ª – 27)

Por Mariángela Urbina Castilla - @mariangelauc

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar