El Magazín Cultural

El fundido a negro de Darkness

Óscar Orjuela y Rodrigo Vargas, líderes de la banda de metal bogotana, le ponen punto final a su historia musical. Esta tarde en el escenario Bio de Rock al Parque el grupo dirá adiós.

Juan Carlos Piedrahita B.
01 de julio de 2017 - 02:00 a. m.
La banda de metal colombiana Darkness debutó en el mercado discográfico con el registro “Espías malignos”, a finales de la década del 80.  / Whitencolor
La banda de metal colombiana Darkness debutó en el mercado discográfico con el registro “Espías malignos”, a finales de la década del 80. / Whitencolor

Darkness es una guitarra distorsionada, una batería veloz y muchas tardes de música entre amigos. Es difícil contabilizar las horas vespertinas transcurridas en los estudios de grabación, en las tarimas de colegios, bares y eventos masivos. Esa cifra casi se aproxima al número de ilusiones que un metalero tiene durante tres décadas, justo el tiempo que la banda bogotana se entregó por completo al rock.

A mediados de la década del 80, cuando el rock en español comenzaba a colarse por las rendijas de las emisoras dedicadas a la música en otro idioma, había jóvenes que recorrían las calles de la capital con una banda sonora propia. Potentes guitarras, un bajo sobre el que se podía cimentar un edificio y una percusión contundente inundaban los oídos de quienes, con camisetas negras y algunos implementos de cuero, querían para sus cabezas sonidos más radicales.

Óscar Orjuela hizo parte de ese grupo de personajes extraños que cedieron ante la propuesta del metal y, sin llegar a quitarles méritos a otras manifestaciones rockeras, se dejaban guiar por las sugerencias sonoras de alto calibre. Lo demás era muy liviano para su gusto y lo que le urgía escuchar debía cumplir con la exigencia de pasar de 0 a 80 kilómetros por hora en pocos segundos.

“Darkness comienza a finales de los 80 y lo que pasó con los integrantes de la banda fue que recibimos un impulso, una motivación especial por la música que escuchábamos en las calles de Bogotá en ese entonces. Éramos amigos que nos encontrábamos en distintos concursos musicales de nuestro nivel, pero muy rápido dejamos la escena escolar y nos trasladamos a las tarimas nocturnas mandando por delante los covers de las bandas que nos gustaban”, cuenta Orjuela, fundador y baterista de la agrupación.

La nómina más emblemática de Darkness tenía a Jake Cruz, Rodrigo Vargas, Carlos Olmos y Óscar Orjuela. Sin importar el formato o si respondía a la exigencia del power trio o a lo compacto del cuarteto, quienes estuvieran en escena tenían la obligación de sonar como una orquesta completa dedicada al cultivo del metal. Había que despojarse de los egos y poner al servicio del colectivo cada habilidad personal.

“Yo era roadie de guitarra de Jake Cruz. En una oportunidad estaba viendo varias bandas locales como Cíclope y Ades y, después de las presentaciones, Óscar Orjuela me propuso que hiciera parte de la banda. Recuerdo a la perfección lo que me dijo: ‘Quiero que entres al grupo, pero esto es muy complicado y de larga duración, y quiero que me prometas que vas a cumplir 50 años estando aquí’. Yo cumplí con la promesa porque llegué a esa edad el año pasado y seguí con Darkness”, dice Rodrigo Vargas, guitarrista y voz líder del grupo.

A pesar de que los integrantes de Darkness respiraban cada día metal y suspiraban por su sonido crudo, también tenían la convicción de que querían pasar a la historia haciendo algo diferente. No podían ser un modelo copiado de algún experimento ya existente, así que no se conformaron con ser uno de los pioneros del género en Colombia, sino que establecieron un vínculo fluido entre las canciones y los diferentes desarrollos visuales. Había que ser distintos y en la elaboración del concepto gráfico se podía lograr.

A finales de los años 80 Darkness publicó su primer disco. Se trató de un EP bautizado Espías malignos, con el que abordaban desde la portada la problemática social que tanto inquietaba a los integrantes de la banda. La música de esta corte metalera cambió, evolucionó, pero no pasó lo mismo con la sociedad, que multiplicó sus males.

“Empezamos a pensar en la carátula del disco Espías malignos y en una lluvia de ideas llegamos a algo muy interesante que rompía los paradigmas del género. Antes el metal estaba vinculado gráficamente con muerte y calaveras, porque eso viene de países como Finlandia y Noruega. Lo que hicimos fue proponer en la tapa unos dibujos animados, lo que motivó un movimiento interesante alrededor de la propuesta. Así empezamos a marcar diferencias”, asegura Orjuela.

Después de ese primer esfuerzo discográfico vinieron propuestas como Soberanía, soberana ironía y Guerrofobia, que sirvieron para que Darkness afianzara su lente y hablara de la realidad social a través de sus voces, sus guitarras distorsionadas y su batería bien marcada.

El impulso del comienzo duró casi tres décadas. Hoy las condiciones para el rock y para el metal en Colombia son complejas y eso motivó a sus líderes a anunciar el final de una historia musical. Hoy, en el escenario Bio de Rock al Parque, Darkness dice adiós, se funde a negro dejando mucho material inédito sobre el que aún existen muchos interrogantes.

Una de las bandas pioneras del metal en el país se apaga por lo alto. Para sus integrantes es un retiro soñado, porque se van ante sus seguidores fieles, que los aplaudirán por última vez en Rock al Parque.

Por Juan Carlos Piedrahita B.

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