El Magazín Cultural

El ideal al desnudo del Marqués de Sade (Clásicos)

“Nunca, repito, nunca pintaré el crimen bajo otros colores que los del infierno; quiero que se lo vea al desnudo, que se lo tema, que se lo deteste, y no conozco otra forma de lograrlo que mostrarlo con todo el horror que lo caracteriza”. (Marqués de Sade).

Laura Valeria López Guzmán / @Lauravalerialo
15 de diciembre de 2019 - 12:46 a. m.
Libro del Marqués de Sade que cuenta con 14 de sus cuentos emblematicos, editado por Edimat Libros en 2006. / Cortesía
Libro del Marqués de Sade que cuenta con 14 de sus cuentos emblematicos, editado por Edimat Libros en 2006. / Cortesía

Donatien Alphonse François de Sade, (París, 2 de junio de 1740- Chatenton-Saint-Maurice, Val-de-Marne, 2 de diciembre 1814), conocido como el  Marqués de Sade, perteneció a un movimiento llamado “Los Libertinos”, en el siglo XVII. Un movimiento que une la negación de Dios, la lucha contra la religión y contra el control de la sociedad. 

Más allá de todos los aspectos controversiales de su obra y de su vida, de los temas y contenidos cargados de violencia y libertinaje en los que se ensalzan el triunfo del vicio sobre la virtud, pero que entre líneas evidencian la doble moral parisina de la época, sus escritos se constituyen en piezas literarias, en un referente de calidad y reflección sobre el comportamiento humano con matices universales. 

Como ejemplos paradigmáticos de esta literatura que ha levantado ampolla entre los más conservadores y moralistas de la sociedad francesa, y que no deja de sorprender a los más liberales, sus obras se han caracterizado por un estilo literario culto y depurado que combina su riqueza figurativa y metafórica con reflexiones filosóficas, como en el caso de “Justine” o “Filosofía en el tocador”, dentro de los muchos relatos y cuentos que escribió. 

Cuando pensamos en el autor, para los que saben sobre él, nos pueden llegar múltiples ideas y situaciones que nos lleva a la verdad de la cultura, o en este caso, a la contracultura que se vivía en ese tiempo. El Marqués de Sade fue criticado, incomprendido y  condenado por la sociedad. Vivió una gran parte de su vida encarcelado, trasladado de Vicennes a la Bastilla. 

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Como referente los cuentos de “Emilia de Tourville o la crueldad fraterna” “La mojigata”, “Los estafadores”, “Hay sitio para dos” y “Hágase como se ordena”, entre otros. Estos relatos comparten el mismo tema, viven en situaciones diferentes. Con sus obras el autor creó un nuevo campo, un nuevo camino para analizar el comportamiento humano y entender lo oculto de Francia.  

“Emilia de Tourville o la crueldad fraterna” 

En este cuento encuentran a una joven mujer ahogada en su propia sangre junto a la carretera. El hombre que la encuentra la recoge y la cuida. Esta mujer empieza a contar su historia. Dejando de lado las normas sociales, Emilia se veía a escondidas con un amado, pero esta es engañada por una alcahueta, quien la chantajea y la manipula para que no les diga nada a su familia ni a su amado. Su enamorado en algún momento se siente engañado por ella, la acusa con sus hermanos, quienes deciden que encerrarla en un “castillo” es la mejor forma de vengarse. Encargan a dos mujeres para que a diario la corten y dejen que su sangre se vaya volviendo una sola con el helado piso de su cloaca. Emilia busca la manera de escapar, lo logra. 

Cuando aparece su “héroe”, ve una luz de esperanza, pues este es el padre de su amado. El padre le aclara a su hijo que nunca fue engañado. Este se arroja a las rodillas de Emilia a pedir perdón. Su suegro se encarga de aclarar la situación con las dos familias, primero con la de ella, diciendo que Emilia nunca actuó mal, que simplemente rompió una apariencia social pero que no deshonró a su familia. Lleva a Emilia a su casa para anunciar el matrimonio con su hijo.

Al final todo se resuelve y como en los cuentos de princesas de Disney, su prometido le pide perdón, ella queda reivindicada, su padre queda desengañado, su honor es devuelto, los hermanos, deshonrados y los demás felices por el matrimonio.

“Hay mucha razón al decir que esta clase de infamias son patrimonio de esos frenéticos e ineptos secuaces de la ciega Thermis que, criados en un estúpido rigorismo, insensibles desde su infancia a los gritos del infortunio, manchados de sangre desde la cuna, censurándolo todo y a todo, entregándose creen que la única manera de encubrir sus secretas bajezas y sus públicas prevaricaciones es la de hacer alarde de un talante de rigidez...” Fragmento de “Emilia de Tourville o la crueldad fraterna”

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Lo claro es que nuevamente se critica el rigorismo, la necesidad de mantener apariencias que obligan a la doble moral y que, en este caso, desembocan a Emilia (quien es una representante de muchas jóvenes francesas) en una espiral de prostitución y castigos medievales.

En sus cuentos y escritos es común, es frecuente encontrarse frases que critican al rigorismo,y la doble moral al que en gran medida responsabiliza y nace por su encierro: “No me extraña que esta gente tenga siempre un patíbulo alzado, el rigorismo que siempre acompaña a la ineptitud debe de ser el único atributo de estos animales”, “Discurso Provenzal”. 

Fragmento del cuento “La mojigata”: 

“…si el zafio rigorismo de esas gentes, no hubiera concebido la ridícula idea…” se queja en “La mojigata o el encuentro inesperado”, donde nuevamente Sade trata uno de sus temas predilectos, la doble moral: una esposa que se comporta de la manera más decorosa y persignada secretamente se prostituye por placer.

 

 

 

 

Por Laura Valeria López Guzmán / @Lauravalerialo

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