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El libro que reveló que la iglesia encubrió a un cura asesino

José Prat, un sacerdote de 53 años, asesinó, (en 1971) con 47 puñaladas a un monaguillo llamado Paquito. Han pasado 48 años desde entonces. Los familiares de la víctima insisten que la iglesia los engañó.

* Redacción Cultura
06 de abril de 2019 - 10:25 p. m.
El sacerdote dijo que había sido víctima de un ataque de enajenación mental y que durante ese episodio había matado al monaguillo. / El País
El sacerdote dijo que había sido víctima de un ataque de enajenación mental y que durante ese episodio había matado al monaguillo. / El País

La pregunta, '¿Y para qué sirve un libro?', el escritor español Alfredo Gómez Cerdá la transformó en una obra de ficción literaria que además de intentar responderla, plantea escenarios cargados de humor e ironía en torno a la necesidad de la literatura, el destino y la casualidad. 

Un libro sirve, dice Cerdá en el texto que se publicó en el año 2011, "para perder el Tour de Francia, para ser trasladado a Medellín, para salvarte la vida, para llegar a tiempo a la boda de una hija, para ahogarse en un río, para tener trillizos, para hacer el regalo perfecto, para pintar la casa, para hacer una película de éxito, para evitar un error médico, para que te erijan una estatua o para ganar un premio". Seguro hay más usos. Y ese ese es el sentido de esta nota. 

Antes, Javier Mina, en una columna que publicó en El País de España a propósito del Día del Libro (2008), reflexiona: "¿Para qué sirve un libro? Cualquiera lo sabe. Hubo un tiempo en que el libro estaba bien visto. Por eso se vendía por metros para emperifollar las estanterías. En falsos libros se escondían botellas o juegos, como las damas. O quizá nada, porque había libros huecos, de mero adorno. Las enciclopedias vestían también mucho en el armario donde iba la tele. Pues bien, desde que se impuso la decoración minimalista, ya no se ve un libro en los hogares. (...) El mundo se divide en dos, los que leen y los que no leen nada. Entre medio queda una minoría exótica y exigua que suele leer por obligación. Y, a veces, por propio gusto. O para que no desaparezca de la memoria humana gente como Cervantes o Shakespeare". Lea también: Llega “Camargo”, la historia de un asesino serial, al Teatro Petra

La pregunta tendrá su respuesta para cada lector, sin embargo, una de esos usos tiene una respuesta pragmática en el desarrollo de una escandalosa noticia judicial que conmocionó a España. El libro, '121 mallorquins', del padre José Barceló, sirvió para dejar en evidencia que el largo brazo de la justicia es selectivo y que, al menos para este caso, está cargado de consideraciones religiosas. El texto, publicado en 2014, reveló que José Prat, un sacerdote que mató a un monaguillo de 47 puñaladas en Valencia, no fue excomulgado y siguió ejerciendo como vicario.

El asesinato se registró en 1971. La víctima, de nueve años de edad, Francisco Calero Navalón, Paquito, estudiaba en el colegio Ramón Gamón. El martes 2 de marzo del año en cuestión, el cura, cuenta El País de España, "entro a preguntar por Paquito alegando que lo necesita. El pequeño sale de clase y juntos se encaminan al templo, donde diariamente se ofrece una misa a las siete de la tarde. Ese día no llegó a celebrarse. En ese corto espacio de tiempo Prat acribilló a puñaladas al niño en la sacristía de la parroquia. Antes le había golpeado la cabeza y había tratado de estrangularlo".

En la biblioteca de la Universidad CEU San Pablo de Madrid, reposa la crónica del semanario El Caso, publicada el 13 de marzo. Según dicho texto, el arma homicida fue un abrecartas en forma de espada.

"Cuando el sacerdote se dio cuenta del crimen que había cometido, se lavó, se cambió de ropa, se perfumó y fue a entregarse a la justicia. En ese momento se cruzó en el despacho con otro cura, Jaime Pons, que quedó horrorizado por la escena. Prat le dijo que iba a ponerse a disposición de la Guardia Civil, que había sido víctima de un ataque de enajenación mental y que durante ese episodio había matado al monaguillo", reseña El País. 

¿Qué pasó con el asesino?

Tras matar a Paquito, José Prat firmó una declaración en la que además de aceptar su culpa, explicaba que la mañana de ese martes se despertó con la “terrible idea” de matar a un niño

El sacerdote fue trasladado a Valencia, donde permaneció tres días detenido en las dependencias del Palacio Arzobispal (era lo previsto en el Concordato de 1953, vigente para clérigos encausados). Luego, el arzobispo autorizó su traslado a la cárcel Modelo. El religioso fue condenado a 17 años de reclusión. "Sin embargo, no cumplió la pena, según recoge un libro publicado en 2004", dice El País.

Desde entonces, los familiares de Paquito han evitado a los medios, sin embargo, en la única declaración que se conoce hasta el momento, registrada en El Mercantil, una de las hermanas del niño aseguró: "Mi madre y yo estamos destrozadas. Saber que el cura que mató a mi hermano luego fue vicario en Lleida y murió arropado por la Iglesia en una residencia ha sido muy duro. Siempre nos dijeron que lo excomulgaron. Ahora sabemos que la Iglesia nos engañó”.

 

Por * Redacción Cultura

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