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De las tablas y nuevos lenguajes

En un contexto global en el que se usurpó la presencia de los espectadores en espectáculos públicos, el teatro se sigue abriendo paso.

Carolina Guatava R
02 de octubre de 2020 - 10:14 p. m.
Juliana Herrera participa en la obra "Maravilla Estar". El radioteatro implica expresión oral, pero también expresión corporal.
Juliana Herrera participa en la obra "Maravilla Estar". El radioteatro implica expresión oral, pero también expresión corporal.
Foto: Cristian Perilla, Teatro Colón

Tal como lo hizo hace más de noventa años, hoy el medio que acoge al género teatral, y le da vida de una forma diferente, es la radio. Como un homenaje a tres de los grandes dramaturgos de nuestro país, el Teatro Colón va al aire en octubre con un nuevo proyecto de formato radial para presentar las clásicas obras teatrales La Siempre Viva, Toque de Queda y Maravilla Estar. Bajo las direcciones de Martha Márquez, Carolina Mejía y María Adelaida Palacio, respectivamente, los espectadores, y ahora radio escuchas, podrán disfrutar de las miradas femeninas que hicieron adaptaciones para este tradicional y renovado formato.

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Para Claudia Del Valle, directora del Teatro Colón, los nuevos lenguajes se abren paso en una era digital. “La iniciativa surge en un momento de imposibilidad de que el público esté presente. El Colón tiene dentro de su misión llegar a todos los rincones de Colombia con su programación artística. La radio se convierte en esa herramienta para llegar a más personas. Retomar esta práctica que se hacía en la Sala Mallarino, del Teatro Colón, nos permite dejar registro y rendir homenaje a los dramaturgos Santiago García, Miguel Torres y Luis Enrique Osorio. Tres obras de distintos géneros con un elenco joven. Es una mirada al pasado, pero resignificándolo en estos tiempos en que nuevamente toma importancia con lo que estamos viviendo”, explica Del Valle al referirse al radioteatro.

El reto principal para las directoras fue el de poder contar con palabras las imágenes y la intención de los personajes. “Hace años tuvimos la radionovela, el público se acercaba más a la radio porque era uno de los principales canales de transmisión. Pensé en qué puede querer hacer a alguien escuchar, así el reto se convirtió en dar relevancia al sonido, construir viajes, paisajes y relatos sonoros. Llegar a un espacio de intimidad, como cuando leemos”, asegura María Adelaida Palacio al manifestar los retos que tuvo al dirigir esta obra.

En un formato donde el audio cobra tanta relevancia, Martha Márquez habla del público objetivo, el que está interesado en este tipo de formatos: “se busca cómo hacer que el público se interese aún más. Es pasar a un espacio sin recursos visuales como la utilería, el vestuario y la escenografía. Un espacio donde apelamos a la interpretación a través de la voz de esos personajes, cuidando no caer en excesos”.

Las tres directoras coinciden en que el mayor reto está en construir la historia desde la voz. Para Carolina Mejía, dirigir radioteatro es hacer una traducción de lo visual a lo sonoro, pues “es crear imagen desde el sonido. Obras en este formato van dirigidas a las emociones. Así, la cuestión es crear una experiencia para quien escucha, pues se estimula la imaginación y se recrea una escénica sensorial distinta”.

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Junto a estas directoras hubo actores intérpretes que dedicaron tiempo y un trabajo de ensayo a distancia, en muchas ocasiones para poder lograr un resultado que trasladara al oyente a otros mundos. Apoyados en el diseño sonoro de Juan David Cataño, los actores también hicieron parte de la creación de efectos sonoros. Aseguraron que fue un trabajo muy interesante logrado con sus propias voces.

La actriz Marianela Quintero siempre soñó con interpretar a Julieta en Siempre Viva. Sin embargo, nunca pensó que lo haría para radio. “Mi amor y respeto por esta obra influyeron para que mi interpretación tuviera sentido en cada palabra. La dirección de Martha fue muy importante porque marcaba la pauta, teniendo en cuenta que la obra se hacía desde otro lugar: la radio. No es solamente leer, mi cuerpo expresaba su lenguaje y esto me acompañaba en la lectura”.

Rafael Zea, actor de teatro, reconocido además por series y telenovelas, es Bumer en Maravilla Estar. Para él, este ejercicio de interpretación es similar al de hacerlo en vivo. Habla de las imágenes que se utilizan para crear: “es un ejercicio de verbalizar las emociones, no actuarlas. Este género es de aprendizaje constante”. Asegura que las nuevas generaciones van a repetir parte de la historia. Van a poder explorar un género que de alguna manera es nuevo para ellos y eso hará que se conecten más fácilmente con el radioteatro.

Por Carolina Guatava R

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