El Magazín Cultural

Emmeline Pankhurst y la pujanza feminista del voto

A Pankhurst, promotora del sufragismo, la historia la llamó para encajar en una época en la que las revoluciones culturales traerían consigo el reconocimiento y la reivindicación de las mujeres y sus derechos como seres humanos capaces de influir en los terrenos de la política y la sociedad.

Andrés Osorio Guillott
08 de marzo de 2019 - 02:49 p. m.
Archivo
Archivo

Durante la Inglaterra victoriana, lapso que va desde 1930, aproximadamente, hasta principios del siglo XX, las mujeres se veían reducidas a la visión conservadora donde su rol solamente se basaba en la procreación y en las actividades como ama de casa. La Reina Victoria, que estuvo en el poder desde los 18 años, se dedicó a auscultar a su nación como una potencia a nivel mundial. El desarrollo exacerbado de las maquinarias gracias a la Revolución Industrial y la prosperidad que dejaba la explotación de recursos y la violencia a rajatabla de las colonias inglesas alrededor del mundo le dejaban a Inglaterra una multiplicidad de insumos y recursos que dejarían la riqueza que hasta el día de hoy se pueden observar en sus calles enchapadas en elegancia y refinamiento.

Puede leer: Hace 100 años las mujeres británicas conquistaron el derecho a voto

Mientras la Reina Victoria patrocinaba una etapa próspera para su nación y mientras las calles se taponaban de partículas compuestas por el monóxido de carbono y la combustión de las nuevas maquinarias, algunas mujeres empezaron a expulsar el yugo que las oprimía y las supeditaba a los placeres de los hombres. En la familia Pankhurst, una familia de la clase alta inglesa, habría espacio para la cuna del feminismo y la emancipación de la mujer en el Siglo XIX. Gracias a los ideales de sus padres, Sophia Craine y Robert Goulden, quienes siempre defendieron el arte, la cultura y los derechos sufragistas en Inglaterra, Emmeline creció con una educación encaminada a defender los derechos de las minorías a través de movimientos sociales que exaltaran el valor de reivindicar el papel de los hombres y las mujeres en la idea de nación y en la imagen de una sociedad incluyente y democrática.

Tras verse vulnerados los derechos de la mujer, negando la posibilidad de participar activamente en la política a través del voto en las elecciones de 1832, se creó se la Unión Nacional de Sociedades de Sufragio Femenino (NUWSS). Si bien esta organización lideraría el génesis de una lucha justificada por visibilizar a la mujer como un ser pensante y activo en la sociedad, Emmeline Pankhurst habría de considerar con el paso de los años que la fuerza que imprimían en la Organización no era suficiente, pues era necesario liderar a las mujeres desde las plazas y los lugares donde pudieran asistir masivamente para hacerse escuchar y generar un eco que incomodara a quienes seguían creyendo que la mujer no podía salir de las limitaciones impuestas por una sociedad machistas y patriarcal.

El hecho de que Pankhurst haya nacido en el seno de una familia de clase alta le permitió, en muchos casos, liberarse fácilmente en aquellas noches en que fue encarcelada por su rebeldía y protesta por el reconocimiento de los derechos y la condición de la mujer.

El respaldo de Richard Marsden, abogado que también apoyaba el movimiento sufragista en Inglaterra, fue fundamental para Emmeline, pues al contraer matrimonio en 1789, ambos unirían fuerzas para seguir cabalgando en nombre de un ejercicio democrático que debía ser ejercido por todos sin excepción alguna.

Los esfuerzos aumentaron y el activismo se incrustó en la familia Pankhurst. 13 años después del casamiento, y tras varias primaveras en las que los cambios florecían paulatinamente, Emmeline fundó la Liga en Favor del Derecho al Voto de la Mujer, la cual aglomeró a un número importante de mujeres que, sin revictimizar su condición que hasta ese entonces era vulnerada, se enfocó en exigir con mayor ahínco y con mayor coraje, la participación y representación de mujeres que simbolizaran la voz y el voto de todas en los escenarios políticos y culturales de Inglaterra.

El momento cumbre que le daría al feminismo un espacio considerable en la política se dio a inicios del siglo XX, específicamente en 1903, año en el que Emmeline Pankhurst crearía la Unión Social y Política de Mujeres (WSPU), movimiento que reuniría a los gritos más indignados de las calles inglesas y así hacer frente a las acciones pasivas y a los rechazos de quienes veían en esta emancipación un acto subversivo y contrario a las tradiciones.

Puede leer: Soy hombre y el feminismo me ayudó a tener mejor sexo

Duros momentos tendría que enfrentar el gremio que llevaba como lema “Hechos, no palabras”. La muerte de Emily  Davison y las constantes represiones y arbitrariedades en contra de las sufragistas al ser represadas cada vez que realizaban un acto de protesta, serían el pan de cada día en las acciones bajo las cuales este grupo de mujeres comandado por Emmeline demostraban que los constantes sacrificios y las innumerables luchas valdrían la pena si, al final, las mujeres lograban ser aceptadas y valoradas en todos los escenarios donde la ciudadanía podía ejercer su derecho al voto y a la participación en la democracia.

Sólo una causa pudo detener la misión que por tantos años llevaba la familia Pankhurst. Y esa causa, que debía ser lo suficientemente fuerte para detener su resistencia, no fue otra menos indigna que la de trabajar por el bien de la nación y por la permanencia de la moral inglesa ante la crisis y la incertidumbre que traía la Primera Guerra Mundial. Ese sentimiento nacionalista, que se sobrepuso a los ideales feministas, se resumiría en la frase “los hombres a combatir y las mujeres a trabajar”, de manera que se enarbolaran las banderas de un país unido, capaz de trabajar en conjunto por la estabilidad de la nación y el bienestar de sus habitantes.

Tras la posguerra, varios ojos en el mundo vieron la valentía de las mujeres y reconocieron que sus ideales y sus fuerzas podían ser, también, admirables y meritorias para el buen desarrollo de los ejercicios democráticos. Así, la obra de Emmeline Pankhurst marcaría una etapa importante del feminismo y, en general, una guía que ayudaría a la humanidad a entender que la discriminación de género interrumpía y perturbaba los intereses comunitarios e incluyentes que se hallan implícitamente en los ideales de la democracia. países como Estados Unidos darían paso a las mujeres para ejercer su derecho al voto en el año 1920, mientras que Inglaterra lo haría hasta el año 1928, cuando el Parlamento Británico aprobó la participación de las mujeres en los comicios electorales.

Por Andrés Osorio Guillott

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar