El Magazín Cultural

Entrevista al Maestro Fernando Soto Aparicio

“Me ha tocado (no en suerte; tampoco sé si en desgracia) una esas enfermedades irreversibles y perversas (un cáncer agresivo y cruel). Pero voy a vivir hasta el último instante, hasta el aliento final, hasta el postrer destello. ¿Después? No sabemos, nunca sabremos si habrá un después.” Fernando Soto Aparicio. Extracto de Bitácora del agonizante Panamericana Editorial 2015.

Jhonathan Sánchez
06 de mayo de 2017 - 12:08 a. m.
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Al cumplirse un año de la muerte del prolífico escritor colombiano, recuperamos una entrevista inédita que se llevó a cabo en 2012.

(Bogotá, Colombia. Lunes 23 de febrero de 2012, 6:30 p.m.)

Pese a mi demora por culpa del tráfico bogotano, el Maestro Soto Aparicio, con un suéter amarillo y cachucha, me estaba esperando en la sala-estudio de su apartamento decorado profusamente con cuadros de su hijo el pintor. Compartía unas copitas de aguardiente con el escritor Pedro Manuel Rincón mientras ojeaban algunos papeles. No tuve la necesidad de excusar mi demora pues Soto Aparicio se adelantó con una buena broma y un estimulante regaño. Luego del saludo, iniciamos el conversatorio con una pregunta obvia:

Maestro Fernando Soto Aparicio, ¿Cuáles fueron sus primeras lecturas y cuáles  sus primeros libros?

  • Mis primeras lecturas fueron: algunos cuentos que editaba una sociedad española  llamada; Editorial Calleja, de don Ramón Calleja. Lo que le estoy contando ocurrió hace más de 70 años; eran unos cuentos fantásticos, muy hermosos, bien ilustrados, inclusive tenían algunos grabados de Gustavo Doré, uno de los mejores ilustradores de libros que ha tenido este mundo.

    Después, a los 8 años, empecé a leer los libros que tenía mi padre en una pequeñísima biblioteca de la casa en Santa Rosa de Viterbo donde encontré las obras de Julio Verne, Los Miserables de Víctor Hugolibro que, sigo pensando, me convirtió en escritor; muchos libros de Alejandro Dumas, El Conde de Montecristo, Los Tres Mosqueteros, La Reina Margot, algunas obras de Eugenio Zue, Los Hijos del Pueblo; de Miguel Zevaco, Nostradamus, El Hijo de Nostradamus. De ahí nació toda la idea de convertirme en escritor, en un contador de historias y ya entre los 10 y los 11 años, escribí dos libros que tenían mucha influencia de otros autores pero que contaban con muchas otras cosas completamente mías; dos novelas que titulé La Aurora del Amor y El Gran Viaje; lamentablemente en alguna de esas depresiones tremendas que a veces nos dan a los creadores de arte, las quemé y nunca me he arrepentido bastante de haberlo hecho porque ya eran dos obras mías, que, repito, con influencias indudables de otros autores pero tenían muchas cosas absolutamente personales.

    Después hubo un espacio de unos buenos años. A los 20, escribí una novela que se titula Los Bien Aventurados y que ganó un premio Mundial en Madrid, en el año de 1960.Fue, digamos, como la puerta de entrada para las editoriales españolas; en efecto, las primeras siete novelas mías se publicaron en España y algunas ganaron premios literarios, por ejemplo: la primera, Los Bien Aventurados, ganó el premio Nova Navis de Aguilar; La Rebelión de las Ratas ganó el premio Selección en lengua española de Plaza y Janés, Viaje a la Claridad, el de Ciudad de Murcia. Con el tiempo, estas obras fueron reeditándose en Colombia y se hicieron compañeras de los estudiantes de bachillerato, de universidad y permanecen en los pensumes a después de más de medio siglo.
¿Qué problemas ha tenido su obra frente a la crítica, frente a la censura?

  • La Rebelión de las Ratas cayó en las garras de la censura del General Franco en España; era una censura absolutamente tenebrosa: la prohibieron y después autorizaron su publicación pero mutilándole muchas cosas porque era una novela de problemática social que no se podía tocar en esa época. Finalmente el editor ganó el pleito contra la censura alegando que se trataba de  una novela que había recibido un premio internacional, que era de un escritor de fuera de España y que no se podía aplicar la misma censura para un escritor extranjero. Al fin autorizaron la publicación de la novela en su texto original. Fue una lucha tenaz del editor. La censura  Franquista prohibió después otro libro mío que se llama El Espejo Sombrío, lo mutilaron muchísimo y luego de un larga lucha, lo dejaron publicar con la edición original; lo hizo Ediciones Marte en Barcelona que fue después   publicada por el Círculo de Lectores también en Barcelona.  Finalmente, otra novela mía que se titulaba Puerto Silencio, fue totalmente prohibida por la censura, sin ninguna posibilidad de apelación. en Colombia no he sufrido la censura; en Colombia no existe  y pienso que si existiera una oficina de censura en Colombia: el sensor ni leería ni escribiría, de manera que aquí no hay posibilidad de ningún problema. He encontrado, sí, alguna resistencia religiosa con El Hombre Creó a Dios, no digamos sólo por parte de la religión católica sino de todas las religiones a las que el libro pone en su sitio; de todas maneras, eso le ha servido mucho al libro, lo ha impulsado, es un libro que tiene una muy buena demanda y un muy buen público, acaso o precisamente por el ánimo prohibicionista que ha desatado la curiosidad l y  llevado a la gente a leerlo, entenderlo y a compartir la tesis.
Maestro Fernando ¿Cuál es su proyecto literario actual, en qué está trabajando?

  • Estoy empeñado en escribir un libro que se llama Ellas y yo, es un libro que supuestamente escribimos entre dos periodistas, una muchacha, un muchacho y yo, y se refiere a las mujeres de mis libros; para eso, he tenido que releer las novelas y los cuentos y encontré que hay 280 personajes femeninos en toda esa cantidad de libros que he escrito hasta ahora; la idea es contar de dónde nacieron esos personajes, cómo se formaron esas mujeres, por ejemplo: en Camino que Anda, están cuatro mujeres que marcan las cuatro épocas de la historia de América: Suate Amanecer, que es la mujer de la época precolombina; Amanecer de los Ángeles que corresponde a la época del mestizaje y la inquisición en Cartagena; Amanecer Fernández, que es la amante de José Antonio Galán, una amante imaginada que lo acompañó en toda la revolución de los comuneros y Amanecer Domínguez,  es la universitaria actual que está reconstruyendo la historia de América y la teología de América Latina; la idea es que entre esos dos opuestos personajes, estudiantes de periodismo y yo, escribamos la historia de estas mujeres y al mismo tiempo vayamos haciendo una historia de las mujeres de la realidad que me acompañaron, que me amaron, que construyeron mi vida, que me posibilitaron la felicidad, que me dieron la medida del mundo. Es en consecuencia un libro muy íntimo, yo le tengo mucho cariño  porque es como una especie de testamento literario y existencial y pienso que lo vamos a sacar adelante, mis compañeros imaginarios y yo, en el curso de este año.   
Gracias Maestro, esperamos que nos siga acompañando muchos años más.

  • Ojalá, esperemos que sí. Y por favor un mensaje final: a la persona que más ame regálele un libro, métala dentro del cuento de la lectura y sálvela.
Desde entonces, estoy tratando de cumplir este último compromiso con el Maestro quien viajó de este mundo el 2 de mayo de 2016, hace exactamente un año. 

Por Jhonathan Sánchez

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