El Magazín Cultural

Fernando Savater y la muerte de Sara, su esposa: un dolor que no se apaga

El filósofo español recordó hoy que van dos años afrontando el peor golpe de su vida. El 18 de marzo de 2015 perdió a su compañera de vida, Sara Trejos, por un tumor cerebral.

REDACCIÓN CULTURA
18 de marzo de 2017 - 04:03 p. m.
Fernando Savater, filósofo y novelista español.  / Cristian Garavito
Fernando Savater, filósofo y novelista español. / Cristian Garavito

Si algo no ha querido ocultar Fernando Savater en los últimos dos años es el dolor profundo que le causó el fallecimiento de su esposa, Sara Trejos, cuya vida se extinguió en Pontevedra (España) por cuenta de un tumor cerebral. Hoy, 18 marzo, se cumple justamente el segundo aniversario de esa pérdida y así quiso Savater conmemorarlo: "Llega el infierno y se revela mi condena, la más atroz: creer que estoy vivo y que es ella la que ha muerto. Hoy hace ya dos años". 

En su columna habitual para el diario El País de España, Savater, reconocido por sus reflexiones alrededor de la ética, dejó consignado un largo suspiro en nombre de su esposa, con quien hizo su último libro como publicación conjunta, llamado Aquí viven leones. "Se trataba de recordar que esos grandes escritores eran también personas. Que gente normal que dormía, cagaba y meaba era capaz de escribir aquellas cosas", explicó Savater en 2015, en una entrevista publicada por ese mismo diario.

En la columna recién divulgada sobre su esposa, que llamó "Condena", el autor de Ética para Amador se refirió al científico y filósofo sueco Emanuel Swedenborg para explicar su propia vida ahora mismo. Él, recordó Savater, es un hombre clave para la historia de la humanidad porque, por ejemplo, descubrió cómo funcionaban las glándulas endocrinas. Su verdadera especialidad, sin embargo -resaltó Savater- "fue el Mas Allá, la posvida en el Cielo y el Infierno".

"(Swedenborg) explicó que al comienzo los condenados no son conscientes de su muerte y creen que continúan en su esfera cotidiana: les rodean los muebles y utensilios familiares, los paisajes conocidos. Poco a poco, van produciéndose desapariciones —la butaca favorita, el piano, una ventana, las flores del jardín...— y luego surgen en lugar de lo desvanecido formas equivocadas o amenazadoras. Por fin se dan cuenta de que no están en casa sino en el Infierno y empieza su eterna condena". (Esta es la columna completa)

En septiembre pasado, Savater vino a Colombia a presentar el libro que hizo con su esposa. "Como decía Oscar Wilde, 'el amor propio es el inicio de un cariño que dura toda la vida'. Luego viene la otra pena amorosa, viene la pena de la pérdida. ¿A qué me refiero? A que, luego de que se había formado esa especie de dualidad de la que habla Platón, esa bola esférica, como una suma de complementos, y se destruye, entonces no puede volver a rodar. Cuando te falta esa mitad ya no vuelves a ser tú", le dijo entonces a El Espectador. (“Los verdaderos amores son trágicos”: Fernando Savater)

 

 

 

 

Por REDACCIÓN CULTURA

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