El Magazín Cultural

Gloria Zea, y su relato de cómo convenció a Gustavo Dudamel para que dirigiera en Colombia

En el 2013, como directora de la Ópera de Colombia contó cómo convenció al venezolano Gustavo Dudamel de dirigir en el país el montaje sobre la obra de Richard Wagner.

Gloria Zea / Especial para El Espectador
11 de marzo de 2019 - 05:15 p. m.
Una de las escenas de ‘Tannhäuser’, de Richard Wagner, que se presentará en julio en Colombia.  /Fotos: Cortesía Ópera de Colombia
Una de las escenas de ‘Tannhäuser’, de Richard Wagner, que se presentará en julio en Colombia. /Fotos: Cortesía Ópera de Colombia

Este año conmemoramos el bicentenario del nacimiento de Richard Wagner y en Colombia estamos en deuda con el compositor alemán porque nunca hemos hecho un montaje sobre su obra. Durante 2012 me puse a pensar de qué manera podíamos hacer un suceso musical histórico, y en ese momento me entró la obsesión de que ese proyecto debía estar liderado por Gustavo Dudamel y que, además, debía venir la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar. Me reí de mí misma y pensé que eso era algo así como querer ser Mis Universo a estar alturas de la vida.

Sin embargo, por aquellas casualidades del arte, cuando yo dirigía Colcultura, José Antonio Abreu estaba en el proceso de iniciación del sistema de orquestas en Venezuela. Desde entonces, él y yo tenemos una relación muy cercana y por eso me atreví a escribirle una carta en la que le decía: “Dudamel es mi héroe y quiero que él me ayude a montar aquí una versión imponente de la ópera Tannhäuser“, tal vez la más compleja del repertorio wagneriano.

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Antes de enviarle la misiva a Abreu, me habían tratado de convencer de que no me metiera con esa ópera en tres actos, sino que más bien dedicara mi esfuerzo a montajes menos aparatosos, como Lohengrin o El anillo del nibelungo. A pesar de las voces en contra, yo quería hacer Tannhäuser, porque el coro es muy exigente y la orquestación debe ser perfecta para no caer en el ridículo. Al final de la carta le decía: “yo quiero hacer esta locura, porque soñar no cuesta nada”.

Pasaron dos meses y no recibí respuesta, hasta que una noche de domingo recibí la llamada de José Antonio Abreu. Durante esa conversación, me contó que Gustavo Dudamel estaba enloquecido con el proyecto y me mandaba a decir que para él, dirigir su primer Wagner en un país latinoamericano representa un reto inmenso. Me dijo al final que muy pronto se comunicaría conmigo. Yo, por supuesto, seguía soñando.

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Al otro día, ya en mi oficina en el Mambo, escuché timbrar mi celular. Lo contesté y era el propio Gustavo Dudamel. Se presentó y cuando me estaba saludando, yo lo interrumpí para decirle: “Maestro, menos mal estoy sentada, porque de otra manera me hubiera desmayado de la emoción”. Él se atacó de la risa y me confirmó su interés de liderar el montaje de Tannhäuser, con todo y su reconocida orquesta.

Seguí soñando hasta que los números me hicieron aterrizar. Para traer a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela y realizar el montaje, debía tener unos 2.500 millones de pesos disponibles. Solicité una cita con el presidente Juan Manuel Santos, le conté todo el proyecto. Él se emocionó más que yo, pero luego de explicarle todo utilicé una expresión que usa mi empleada del servicio: “eso está muy bien, pero yo no me le comprometo, señor presidente, porque no tengo forma de conseguir 2.500 millones de pesos para hacer realidad ese sueño”.

La charla con el presidente Santos fue en noviembre del año pasado y él se comunicó con la ministra de Cultura, Mariana Garcés, y le dijo que empleara los rubros sobrantes de cada proyecto para hacer Tannhäuser en Colombia. Gracias a la gestión de ella logramos conseguir mil millones de pesos para poder arrancar. Fue compleja la legalización de esos fondos en diciembre, pero logramos poner en marcha este montaje, que estrenaremos el sábado 13 de julio y volveremos a presentar el martes 16 y el jueves 18 de julio. Pero ahí no termina todo, porque el 20 de julio vamos a presenciar la Novena sinfonía, de Beethoven, también con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, pero sin Gustavo Dudamel, quien estará ese día en el Festival de Salzburgo, uno de los más importantes eventos musicales del mundo.

Este es el reto más importante de la Ópera de Colombia en toda su historia, porque además de los 73 músicos de la orquesta venezolana, tendremos una banda de 49 músicos (cornos, trompetas de heraldo, clarinetes y demás) sobre el escenario. Sumados a ellos estarán los 80 integrantes del Coro de la Ópera, el colectivo de bailarines de El Colegio del Cuerpo, dirigido por Álvaro Restrepo, sin contar al sueco Daniel Frank (Tannhäuser), la alemana Melanie Diener (Elisabeth), la rusa Elena Zhidkova (Venus) y siete figuras del canto lírico de América Latina encabezados por los colombianos Valeriano Lanchas y César Gutiérrez.

Llevo 44 años trabajando en la cultura y gracias a eso tengo una credibilidad que me da la oportunidad de gritar ahora que vamos a hacer un montaje de primer nivel para celebrar el bicentenario de Wagner, con Dudamel a bordo, y para mostrar que podemos hacer realidad todo lo que se nos ocurra, por más ambicioso que parezca. Nos vemos en la ópera.

 

Por Gloria Zea / Especial para El Espectador

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