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Historia de la literatura: “Cuento del Caballero”

En esta entrega de la serie que explora la historia de la literatura en Occidente, presentamos la obra de Geoffrey Chaucer y sus influencias cristianas y de la mitología clásica.

Mónica Acebedo / @moacebedo
25 de marzo de 2021 - 02:00 a. m.
Los “Cuentos de Canterbury” fueron escritos entre los años 1387 y 1400.
Los “Cuentos de Canterbury” fueron escritos entre los años 1387 y 1400.
Foto: Getty Images

Treinta peregrinos provenientes de diferentes estamentos de la sociedad inglesa medieval se reúnen en una posada llamada Tabard Inn de Southwark, en el sur de Londres. Este grupo debe hacer peregrinaje a la tumba de Thomas Becket, en Canterbury, y para entretener el largo camino de ida y regreso, el posadero les sugiere organizar un concurso de cuentos que irán narrando tanto de ida como de regreso. Cada uno de ellos tiene la obligación de relatar cuatro cuentos: dos de ida y dos de regreso. Aquel que cuente los mejores, a juicio del tabernero, será premiado con un banquete pagado por los demás.

Este es el marco imaginado por el inglés Geoffrey Chaucer (1343-1400) que constituye un encuentro entre la tradición oral y la escrita; la prosa y el verso; el retrato costumbrista y el realismo; la verosimilitud y la fantasía; el cristianismo y la mitología greco-romana. Además, ese primer nivel narrativo casi que se puede convertir en una capa intradiegética adicional si se tiene en cuenta que la misma vida del escritor contribuye al entramado, pues el ingenioso poeta medievalista murió con la pluma en la mano en la mitad de la escritura de uno de los sabrosos relatos. Logró narrar veintitrés cuentos completos y un fragmentado que contaba el cocinero. No obstante, a pesar de esta abrupta interrupción, Chaucer nos legó una exquisita colección de historias y un dibujo de unos peregrinos que se convierten en una herramienta para observar la sociedad inglesa medieval y también en un ejemplo de mecanismos narratológicos.

En efecto, en el prólogo general, el académico Heiner Gillmeister afirma: “[…] el autor retrata el perfil de los participantes en el peregrinaje, una lograda mezcla de sátira social convencional y observaciones propias de gran realismo. Las historias mismas representan el evidente intento del autor por proporcionar un ejemplo especialmente logrado de cada uno de los géneros medievales” (Lengua y literatura en la Inglaterra medieval, p. 253, Akal, V2).

Si le interesa leer más de esta serie, lo invitamos a leer Historia de la literatura: “Libro del orden de caballería - Príncipes y juglares”

Uno de los relatos que más me llama la atención es el cuento que narra el caballero que ha participado en numerosas batallas, que además es símbolo de perfección en todos los valores caballerescos y que forma parte del grupo de peregrinos. Por eso ha trascendido en la historia de la literatura como “El cuento del caballero”. En este relato el caballero da cuenta de una historia del mundo clásico —del ciclo tebano: Los siete contra Tebas, del poeta griego Esquilo (525-456 a. de C.)—, pero lo contextualiza con costumbres netamente medievales.

El argumento es el siguiente: el duque Teseo de Atenas encuentra a su paso a unas mujeres desconsoladas por la muerte de sus esposos durante el asedio de Tebas y por la prohibición de Creonte, rey de Tebas, de hacer las honras fúnebres respectivas. Teseo promete ayudarlas y para eso se dirige a Tebas. Allí derrota a Creonte, logra llevar a cabo las ceremonias y, además, se toma el poder. Durante el combate apresa a Palamón y Arcite (primos entre sí), y los condena a cadena perpetua. Los encierran en una torre desde donde ven pasar a Emilia, la cuñada de Teseo, de quien se enamoran perdidamente y en adelante rivalizan por el amor de la dama: que uno la vio primero, que el otro se enamoró antes... Esto acaba con su amistad. En adelante, no solo ellos son prisioneros, ahora también lo son sus corazones.

Proteo, amigo de Teseo, intercede por Arcite para que salga de prisión, logra que lo liberen, con la condición de que se exilie para siempre. Pero pasados dos años, él regresa disfrazado y logra entrar a la corte de Emilia. Por su parte, después de siete años, Palamón escapa de prisión. Los dos primos se encuentran y se enfrentan por el amor de Emilia. Teseo observa el combate, lo detiene y decide aplazarlo un año, plazo en el que cada uno deberá reunir cien caballeros y convocar un torneo. Sin embargo, Teseo pone como condición que nadie debe morir en el combate y tras múltiples batallas, los jueces le dan la victoria a Arcite, quien tras un tropiezo de su caballo queda herido de muerte. Después de varios años de duelo, Palamón se casa con Emilia.

Le sugerimos leer Historia de la literatura: “Rerum vulgarium fragmenta” o “Cancionero”, de Petrarca

Esta trama presenta los típicos temas del concepto medieval del amor, que se comporta como una enfermedad capaz de cambiarlo todo. El hombre se convierte en un vasallo dispuesto a servir a su amada, no duerme, no come; su existencia se limita al tormento amoroso. Aunque, probablemente, el eje temático principal es la inestabilidad humana y su vulnerabilidad: el desastre puede azotar en cualquier momento y el tránsito entre la felicidad y la infelicidad se da en un abrir y cerrar de ojos.

En suma, con los Cuentos de Canterbury, Chaucer se convierte en uno de los referentes más importantes de la literatura inglesa medieval a partir de varios géneros narrativos en una misma colección: fábulas con moraleja, cuentos artúricos, relatos de la mitología griega, romances cortesanos, vidas de santos y sermones religiosos, entre otros. Se sirve, por un lado, de sendos personajes de todas las profesiones y estamentos y, por otro, de estrategias narratológicas como la sátira, el humor, la ironía, juegos de palabras y realismo.

Por Mónica Acebedo / @moacebedo

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